El hombre que no tiene imaginación no tiene alas
Por desgracia, la imaginación está en desuso en los tiempos realistas que corren. Todo cuanto no tiene una utilidad directa sobre el pragmatismo del ser humano actual, no parece tener sentido para millones de hombres y mujeres, que evitan los sueños que te permiten volar y soñar.
De nuestras escuelas y sistemas educativos desaparecen asignaturas vitales como la filosofía, una área elemental capaz de formar a los individuos en el pensamiento abstracto. Un error mayúsculo que cometemos, pues robamos a nuestros niños la capacidad de soñar e imaginar más allá de lo que está estipulado como correcto en esta sociedad.
Aunque volar físicamente es imposible por medios naturales, nuestra imaginación tiene un poder enorme.
Y si somos capaces de tener alas y soñar con mundos mejores, más habitables y mágicos, es evidente que un día podríamos transformar nuestra realidad y convertirla en una planeta amable, más solidario y ameno. Un lugar en el que las personas sean capaces de desarrollar su talento en libertad, y hacer realidad sus deseos más íntimos.
La imaginación en tiempos de crisis
Me gustaría hacer un alegato en favor de la imaginación en tiempos de crisis. La capacidad de soñar y reinventarse de muchas personas les ha permitido evolucionar hacia seres más plenos, felices y conscientes de sí mismos.
No hablo en este caso de personas que sueñan con ser superhéroes o tremendamente muy ricas. Me refiero a gente que tiene una fértil imaginación que podría ser perfectamente aplicada a la realidad para mejorarla y hacer un mundo más bello. Hombres y mujeres solidarios, con valores férreos y una gran capacidad para hacer el bien, pero, desgraciadamente, no son escuchados. Es más, a veces, hasta son tildados como locos.
Personas con ideas fantásticas y el conocimiento necesario para llevarlas a la práctica, pero sienten y sufren la incomprensión de sus iguales por miedos absurdos, competitividad mal entendida, desaprensivo sentimiento de superioridad por parte de aquellos que creen que reafirmándose en el poder, son mejores que los demás.
La imaginación de muchas personas buenas, inteligentes y con talento de este mundo, podría dar alas a todo el planeta para transformar nuestra realidad y convertirla en un hogar bello para que la humanidad viva feliz.
“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.”
-Albert Einstein-
La imaginación y su capacidad transformadora
Por desgracia, algunas personas de mentalidad gris se han dado cuenta de la enorme capacidad transformadora que tiene la imaginación. Así pues, lo único que se les ocurre es quitar toda la fiabilidad y credibilidad de las personas creativas. ¿Por qué? Porque, como decía el gran poeta romántico,
“El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo.”
-Gustavo Adolfo Bécquer-
Una gran verdad la que sostiene Bécquer, puesto que aquellas personas capaces de sacar todo un mundo de la nada, son seres con luz propia que pueden transformar nuestro mundo y mejorarlo en demasía.
Por desgracia, en este planeta desigual y mal repartido, una buena parte de la mezquindad humana ha tomado las riendas y, en favor del orden y la mansedumbre, defienden valores reaccionarios frente a una población que se convierte en mera fuerza de trabajo.
La imaginación transformó nuestro mundo
Sin embargo, si miramos hacia atrás, vemos que la historia de la raza humana está salpicada de personas que, gracias a su imaginación y talento, fueron capaces de transformar nuestro mundo en situaciones precarias y con muy pocos medios.
Bueno ejemplo de grandes hombres y mujeres que, con rudimentarias herramientas, fueron más allá, aún en contra de la doctrina establecida. Son mentes claras y adelantadas a su tiempo como Galileo Galilei, Leonardo Da Vinci, Giordano Bruno, Hipatia de Alejandría y otros muchos que fueron capaces de morir por defender aquello en lo que creían, hecho este que nos dignifica como especie.
Hoy, la imaginación parece estar en desuso. Todo cuanto no es práctico, se desecha. Sin embargo, esta es una forma de pensar retrógrada que no es capaz de observar el gran poder transformador de esta herramienta humana que nos permite volar con alas en lugar de andar apegados a la tierra de este mundo.
No ridiculices ni quites el verdadero valor de la imaginación, pues es algo que el ser humano lleva usando y desarrollando durante decenas de siglos, y aún hoy, sigue siendo una de las armas más poderosas en nuestras manos para poder volar con alas propias.