La ilusión de invulnerabilidad, un rasgo peligroso
Ser optimista es genial porque ayuda a tener una actitud más positiva frente a la realidad y a sostener un buen estado de ánimo. Ahora bien, se vuelve un problema cuando ese optimismo rebasa el límite de lo razonable y, en ese caso, es posible caer en un estado conocido como ilusión de invulnerabilidad.
Se le llama ilusión de invulnerabilidad a un sesgo cognitivo, esto es, a una distorsión del razonamiento que se produce de forma inconsciente. Como el nombre lo sugiere, tiene que ver con el hecho de sentirse a salvo de una amenaza o peligro cuando en realidad no es así.
Cuando una persona se encuentra presa de la ilusión de invulnerabilidad puede llegar a adoptar conductas peligrosas. Uno de los ejemplos más comunes de ello es el de tener relaciones sexuales poco seguras. Quienes incurren en esto piensan que las enfermedades de transmisión sexual o los embarazos indeseados son situaciones que no tienen que ver con ellos.
“Todo cuanto es vida es vulnerable, solo el metal es invulnerable. Luchad por el vulnerable desarrollo de la vida. Por eso podéis luchar sin rendiros jamás”.
-David Herbert Lawrence-
La ilusión de invulnerabilidad
La ilusión de invulnerabilidad es un sesgo cognitivo que puede definirse como de excesiva confianza en que nada malo va a ocurrir. Quien padece esta distorsión cree imposible que le sucedan eventos negativos como un despido, una enfermedad grave, la muerte, la quiebra, etc.
El problema de la ilusión de invulnerabilidad es que genera ceguera frente a los riesgos o peligros. Por más que aparezcan informaciones o señales de que existe una amenaza, quienes tienen este sesgo cognitivo se negarán a reconocerlas o a darles crédito. Quieren mantenerse en el marco de una expectativa positiva frente a todo lo que ocurre.
El resultado de esto es que eventualmente puede ponerlos en una condición de mayor vulnerabilidad. Si bien es cierto que a veces una buena actitud logra alejar ciertos males, también lo es que hay situaciones en las que la buena vibra no es suficiente para contener peligros inminentes.
La función de la ilusión de invulnerabilidad
La ilusión de invulnerabilidad es la expresión de un mecanismo inconsciente de negación. Su papel es de defender la mente del estrés. Si se reconoce que hay una amenaza, la persona va a estresarse. Si solo niega la existencia de tal amenaza, se sentirá más tranquila.
Como ya lo anotamos, lo negativo de esta actitud tan aparentemente positiva es que promueve la irresponsabilidad. Esperar lo mejor ayuda a sortear la incertidumbre, pero negar la existencia de un riesgo o peligro facilita que alguien sea víctima de este. Si no está listo para defenderse, luchando o huyendo, va a ser más vulnerable.
De forma paradójica, este tipo de sesgo se vuelve más común en épocas de crisis o calamidad. Es en esas circunstancias cuando las personas pueden reaccionar a las grandes dificultades valiéndose de un autoengaño que evite gastar una inmensa cantidad de energía en sortear el estrés. Sin embargo, el precio puede ser muy alto.
Invulnerabilidad, irresponsabilidad y fragilidad
Es muy frecuente que la ilusión de invulnerabilidad promueva las conductas irresponsables. Muchos de los accidentes de tráfico ocurren porque el conductor piensa que después de toda una vida llevando el coche a altas velocidades, sin que le ocurra nada, tiene asegurado el hecho de que jamás le va a ocurrir algo malo.
En general, las personas que tienen algún grado de poder son las más susceptibles a desarrollar este sesgo cognitivo. Alguien que tiene mando sobre muchas personas puede llegar a convencerse de que está “por encima del bien y del mal”, cuando en realidad nadie lo está. A veces discretos poderes personales llevan a la misma equivocada convicción.
La ilusión de invulnerabilidad también es la base de algunas ideas respecto a la realidad que resultan muy cuestionables. Una de ellas es la llamada “creencia en un mundo justo”. Se llega a pensar que todo lo que sucede en el mundo humano entraña una suerte de equilibrio y que este es justo. De este modo se cree que si un país es pobre, lo merece por su incapacidad. O que si una persona sufre una agresión sexual, “algo habrá hecho para merecerla”.
Así las cosas, se puede llegar a distorsiones serias de la realidad que, además, guían la conducta y conducen a muchos errores. Quizás lo ideal no sea ser optimistas a secas, sino más bien promover un optimismo realista. Además de esto, es principal entender que aquello que le ocurre a otro ser humano también puede sucedernos a nosotros.
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