Insomnio y depresión: ¿cómo se relacionan?

Las personas que padecen depresión muestran con frecuencia alteraciones en el descanso nocturno. Asimismo, quien sufre insomnio crónico también tiene un mayor riesgo de desarrollar un trastorno del estado del ánimo.
Insomnio y depresión: ¿cómo se relacionan?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 16 julio, 2021

Insomnio y depresión se relacionan de manera directa. De hecho, para el diagnóstico de esta última, se atiende siempre a la variable del mal descanso. Esto es así porque prácticamente la mayoría de personas con depresión evidencian desde problemas para conciliar el sueño hasta despertares nocturnos frecuentes.

Ahora bien, tampoco podemos descartar un hecho que quizá no es tan conocido. Los personas con insomnio crónico tienen un riesgo mayor de presentar un trastorno depresivo. Las alteraciones neurológicas que suelen cursar con esa alteración grave del descanso nocturno son más complejas de lo que podemos pensar.

Por ejemplo, áreas como la corteza orbitofrontal lateral, vinculada a las emociones de valencia negativa, muestran una mayor hiperactividad cuando se pasan varios meses con problemas para conciliar un buen descanso. Por tanto, estamos ante dos variables que se retroalimentan y que debemos atender para evitar llegar a situaciones límite.

El insomnio es un factor de riesgo para el desarrollo de una depresión y esto es algo que aparece en cualquier sector de la población, desde adultos jóvenes hasta adultos de edad avanzada. 

Mujer angustiada en la cama por el insomnio y depresión

Insomnio y depresión: formas en las que se relacionan

Insomnio y depresión conforman una relación bidireccional muy significativa, pero muchas veces no se diagnostica de manera adecuada. Ejemplo de ello es el hecho de que muchos pacientes acudan a atención primaria para recibir un tratamiento farmacológico para su insomnio, sin que se les diagnostique el trastorno depresivo subyacente.

Otras veces, determinadas enfermedades median con el insomnio crónico y este a su vez deriva más tarde en un problema psicológico: ansiedad, estrés, depresión… Esto obliga a los facultativos a atender las variables que rodean a las alteraciones del sueño. En este sentido, los ancianos son especialmente vulnerables a este tipo de situaciones, mermando por completo su calidad de vida.

Las alteraciones del descanso nocturno y los trastornos del estado del ánimo

El insomnio no aparece solo en la depresión. Los trastornos de ansiedad y el estrés también cursan con esta condición clínica. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Pittsburgh señala que los problemas del sueño podrían ser un indicador temprano de la depresión.

Hay otro hecho importante. En caso de no atender el insomnio, la duración de ese episodio depresivo será más prevalente y existirá también mayor riesgo de recaídas. Esto nos revela la importancia de atender siempre esta condición psicológica desde un punto de vista multidisciplinar.

Cuando determinadas enfermedades cursan con el insomnio y depresión

Existen determinadas enfermedades que pueden explicar la aparición del insomnio y la depresión. Entre ellas, la apnea obstructiva del sueño constituye casi el 20% de los casos.

En la literatura científica, tenemos un ejemplo del que vale la pena hablar. Una investigación del Hospital de La Línea (Cádiz) describió el caso de un hombre que evidenciaba una depresión psicótica. Después de comprobar que ningún tratamiento producía resultados, se decidió realizar una nueva evaluación para un diagnóstico más amplio y exhaustivo.

Se descubrió que el hombre padecía insomnio y que este se originaba por la apnea del sueño. Así, una vez el paciente recibió una respuesta clínica adecuada a su problema, la sintomatología psiquiátrica desapareció y el paciente recuperó su calidad de vida.

Por tanto, es importante tener en cuenta que realidades como la propia apnea, el síndrome de las piernas inquietas o determinadas enfermedades cursan con insomnio. Si este trastorno del sueño se vuelve crónico, puede desembocar en un trastorno del estado del ánimo.

¿Qué pasa en el cerebro de la persona que padece alteraciones del sueño y depresión?

Sabemos que insomnio y depresión conforman un vínculo bidireccional. Sin embargo, lo que tal vez se nos escape es el modo en que la falta del sueño modela y altera el cerebro. Lo hace de tal manera que altera más de una región cerebral, elevando así los cambios en el estado de ánimo, la intensificación de los pensamientos negativos, la sensación de alerta etc.

De este modo, trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Warwick (Reino Unido) y la Universidad de Shanghai (China) señalan lo siguiente:

  • El insomnio mantenido en el tiempo y no tratado genera una hiperactividad en zonas como la corteza prefrontal dorsolateral, el precúneo y la corteza orbitofrontal lateral.
  • Esto se traduce en un estado psicológico muy concreto: aparecen los fallos de la memoria a corto plazo, se eleva la rumiación de pensamientos, el estado de ánimo negativo, los problemas de atención, el agotamiento mental…
Hombre pensando en el Insomnio y depresión

La importancia del tratamiento multidisciplinar

Llama la atención que las bases neurológicas asociadas al insomnio propician la agudización del trastorno depresivo. Por ello, se recomienda que el paciente diagnosticado con este trastorno psicológico reciba también pautas sobre el buen descanso nocturno.

En este caso, no podemos limitarnos solo a ofrecer a la persona con problemas de sueño la vía farmacológica. Si bien es cierto que ayudan, existen otras estrategias que pueden ser más útiles.

Una de ellas es la terapia cognitivo-conductual para el insomnio. En este caso, puede facilitar un complemento para tratar ideas y pensamientos, comprender un poco más las claves de la higiene del sueño y ayudar a la persona a aplicar adecuadas herramientas para tener una mejor calidad del descanso nocturno.


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