Languidez: qué es y por qué es un nuevo estado de ánimo

Estancados, apáticos, sin ganas ni casi esperanzas... Languidecer es lo opuesto al florecimiento psicológico. Se trata de un estado anímico que se aprecia cada vez con mayor frecuencia y que suele preceder a una depresión mayor.
Languidez: qué es y por qué es un nuevo estado de ánimo
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 22 junio, 2021

Languidez, languidecer… Dícese de ese estado en el que algo pierde su fuerza vital, la alegría y ese empuje cotidiano para mantenerse en una situación óptima. Todos entendemos la definición, pero lo curioso es que ahora este término refleja un estado de ánimo que se aprecia cada vez con mayor frecuencia a lo largo de este año.

Hay quien describe esta situación como una experiencia de estancamiento agotadora. Es sentir que mente y corazón se vacían de esperanzas y que la vida se ve como empañada por un cristal donde cae la lluvia. Es perder el ánimo y percibir que no hay ganas para afrontar esa situación.

Desde un punto de vista clínico, podríamos explicarlo como una condición mental que se sitúa a medio camino entre la ansiedad y la depresión. Una realidad condicionada por completo por la situación de pandemia y que evidencia, una vez más, el escenario de crisis psicológica en la que nos encontramos.

Los problemas de salud mental se han convertido en otra pandemia por resolver. La sensación de no encontrar fuerzas ni ánimos para afrontar el presente y el futuro es una realidad cada vez más común.

chico con mano en rostro que experimenta languidez

Languidez, el reverso del florecimiento psicológico

Hace unas semanas aparecía un interesante artículo en el The New York Times. En él, el psicólogo Adam Grant, profesor de la Universidad de Pensilvania, describía un tipo de emoción que, a su parecer, iba a ser la dominante en el 2021. La languidez o la sensación de estar languideciendo es una sensación recurrente en buena parte de las personas.

Hay quien define este estado como el hijo mediano de la salud mental, es decir, ese hermano al que nadie hace demasiado caso, pero que existe. Es una realidad en la que se combinan matices que, sin llegar a un estado depresivo, sumen a la persona en un encapsulamiento psicológico muy desgastante.

A mediados del 2020, estudios como los realizados en la Universidad de Toronto, ya anticipaban que la actual pandemia abocaría a una parte significativa de la población a una situación de marcada angustia psicológica. Sin embargo, lo que vemos ahora va más allá de la simple angustia, es algo más insidioso, es sentir que uno está perdiendo su esperanza.

Veamos qué más define esta situación.

Las noticias positivas y hechos positivos no provocan reacción alguna

Las personas que experimentan languidez emocional no sienten ilusión o positividad ante noticias esperanzadoras. Son conscientes de que deberían reaccionar de otro modo, pero se sienten incapaces de procesar lo que sucede de una manera alternativa a la apatía.

Apatía y problemas cognitivos

El principal problema cognitivo que cursa con la languidez emocional son los problemas de concentración. No pueden focalizar la atención en tareas simples, a los pocos segundos se agotan o se despistan. Por otro lado, la apatía es esa compañera de vida de la que cuesta despegarse.

Muchas de estas personas acaban también volcándose en tareas con las que evadirse la mayor parte del tiempo, como puede ser leer, ver series, jugar a videojuegos, etc.

Hay energía física, pero no energía emocional

Este dato es importante porque es útil para diferenciarlo de la depresión. La languidez no cursa con agotamiento físico, alteraciones del sueño o falta de energía para cumplir en el trabajo. Lo que las personas sienten es que les falta la alegría, la ilusión, la capacidad para reaccionar de manera positiva ante las cosas.

Los dos términos que mejor parecen describir esta situación es estancamiento y vacío. Los días pasan como una extraña sucesión en la que uno no encuentra motivantes, pero aun así es funcional.

Languidez vs florecimiento

Hace unos años, psicólogos como Corey Keyes y Barbara Fredrickson describieron el término flourishing para explicar ese estado en que la persona alcanza todo su potencial, sintiéndose realizada, motivada y capacitada para alcanzar lo que desee. Bien, en el actual momento, lo opuesto al concepto de florecer es sin duda la languidez emocional.

No obstante, cabe señalar que este estado no es nuevo. Según explicó el propio doctor Corey Keyes en un estudio del 2005, la sensación de estar languideciendo es un estado que hemos descuidado desde el campo de la salud mental. Es una situación que aunque no llega a ser una depresión, la bordea.

No estamos ante un trastorno psicológico como tal, pero la sensación de languidecer traza un estado emocional limitante que impide a la persona poder desarrollarse en su trabajo y disfrutar de todos los ámbitos de su vida.

Perfil de un hombre cansado y angustiado con languidez

¿Cómo podemos actuar ante este estado de ánimo?

Cuando uno languidece, no siempre es consciente de cómo su salud mental se está deslizando hacia el abismo. Bien es cierto que este estado de ánimo no aparece en los manuales de diagnóstico, que no puede definirse como ansiedad ni tampoco como una depresión. Sin embargo, el día de mañana sí puede acabar asentando el cuadro clínico de una depresión mayor.

Según explica el propio doctor Corey Keyes, esto ya se está viendo en muchos profesionales sanitarios. Médicos, enfermeras y cualquier profesional del sector sanitario empezó hace unos meses con esa languidez emocional para evidenciar ahora una situación psicológica más grave. El problema está en que mientras languidecemos seguimos siendo funcionales y no solemos pedir ayuda.

No obstante, hay que hacerlo. No solo es necesario consultar con un profesional de la psicología cuando sintamos esa apatía, esa falta de ilusión ante las cosas. Es necesario también realizar cambios. Favorecer el contacto social, realizar actividades nuevas y poner en el horizonte nuevas metas y proyectos, ayuda a la mente a despertar, a volver a germinar poco a poco.


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  • Keyes, C. L. M. (2005). Mental Illness and/or Mental Health? Investigating Axioms of the Complete State Model of Health. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 73(3), 539–548
  • Xiong, J., Lipsitz, O., Nasri, F., Lui, L., Gill, H., Phan, L., Chen-Li, D., Iacobucci, M., Ho, R., Majeed, A., & McIntyre, R. S. (2020). Impact of COVID-19 pandemic on mental health in the general population: A systematic review. Journal of affective disorders277, 55–64. https://doi.org/10.1016/j.jad.2020.08.001

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