Inventario de depresión de Beck ¿en qué consiste?
El inventario de depresión de Beck es uno de los instrumentos más utilizados a la hora de detectar la depresión. Es una de las pruebas más comunes en la práctica clínica por diversas razones. La primera, por tener una elevada fiabilidad. La segunda, por permitir diferenciar a ese paciente con un trastorno depresivo mayor de aquel que simplemente, evidencia un ánimo bajo.
Este interesante instrumento cuenta ya con más de 50 años. No obstante, ha pasado por varias adaptaciones, siendo la más importante la realizada en el 2011; momento en que ya tuvimos una versión en español para alzarse al poco, como ese recurso casi imprescindible para valorar tanto a pacientes adultos como a adolescentes a partir de 13 años.
Asimismo el BDI-II (Beck Depression Inventory-Second Edition) también ha pasado a lo largo de este medio siglo, por diversos filtros y modificaciones para ajustarse al diagnóstico de los trastornos depresivos recogidos en el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales).
Es, por tanto, uno de los test más habituales en cualquier contexto relacionado con la psicología clínica, forense o en el área de neuropsicología.
“La depresión es agotamiento, pero representa también una especie de hibernación, durante la cual, el paciente acumula gradualmente una nueva clase de energía”.
-Aaron Beck-
Inventario de depresión de Beck ¿para qué sirve?
El inventario de depresión de Beck, con sus diferentes adaptaciones (BDI, BDI-II), fue creado por el psiquiatra Aaron T. Beck. Este nombre nos debe sonar básicamente por un detalle: este psicólogo y catedrático de psiquiatría de la Universidad de Pennsylvania fue quien asentó las bases de la terapia cognitiva. Al principio, la ideó para abordar los trastornos del estado del ánimo, pero más tarde este enfoque fue adquiriendo mayor trascendencia en muchos más ámbitos.
La teoría cognitiva parte de la idea de que hay una relación directa entre los pensamientos y los sentimientos que experimentamos. Todo ello, influye a su vez en nuestro comportamiento. Trabajar aspectos como nuestros esquemas cognitivos, nuestras creencias o la concepción que tenemos de nosotros mismos y de lo que nos rodea es clave para manejar el malestar y generar un cambio.
Fue, por tanto, en 1961 cuando apareció por primera vez en el ámbito clínico el inventario de depresión de Beck. Gustó por varias razones: era fácil de entender para los pacientes, fácil de aplicar por parte de los especialistas y lo más importante, resultaba válido y fiable.
¿Qué mide el inventario de depresión de Beck y a quién se aplica?
El inventario de depresión de Beck se utiliza para detectar la depresión y su gravedad. Puede aplicarse a partir de los 13 años y es una prueba en forma de autoinforme, es decir, es el propio paciente quien realiza el test respondiendo a 21 ítems.
Cabe señalar, además, que las preguntas que aparecen en la prueba no derivan de ninguna teoría concreta; algo que sí ocurre en otras pruebas como pueden ser las proyectivas (test de la familia, test del árbol, test del hombre bajo la lluvia…)
En este caso, el inventario se limita a presentar unas cuestiones que describen los síntomas clínicos más frecuentes de los pacientes psiquiátricos con depresión. La persona deberá valorar por sí misma si se identifica o no con esas cuestiones.
Modo de aplicación
El inventario de depresión de Beck consta de 21 preguntas con 4 tipos de respuesta. Estas últimas van de 0 hasta 3 y describen el grado en que nos identificamos con la realidad descrita. En este caso 0 sería no me identifico en absoluto y un 3 describiría un hecho con el que nos identificamos casi al 100%.
- Se puede aplicar de forma individual o colectiva.
- Por término medio, un paciente no tarda más de 5 o 10 minutos para realizar la prueba. No obstante, las personas con trastornos graves como puede ser un trastorno obsesivo o una depresión mayor, suelen necesitar mucho más tiempo.
- Por otro lado, suele suceder un hecho muy común: hay personas que se identifican con más de una respuesta y no pueden marcar un solo ítem. Si ocurre esto, podemos permitir que marquen hasta dos opciones, pero a la hora de evaluar la prueba nos fijaremos en la opción con el número más alto.
¿Qué aspectos valora el inventario?
Tal y como hemos señalado, este instrumento se limita básicamente a describir las características propias que surgen en los trastornos depresivos. Estos indicadores vienen además, respaldados por los manuales de diagnóstico, y es por tanto la persona quien debe señalar si se siente identificado y en qué grado.
Los ítems que aparecen por tanto en el inventario de depresión de Beck son los siguientes:
- Tristeza
- Pesimismo
- Sensación de fracaso
- Pérdida del placer
- Sentimientos de culpa.
- Sentimientos de castigo
- Disconformidad con uno mismo
- Autocrítica
- Pensamientos suicidas
- Llanto
- Pérdida de interés
- Indecisión
- Pérdida de energía
- Hábitos de sueño
- Irritabilidad
- Cambios en el apetito
- Problemas de concentración
- Fatiga
- Pérdida de interés en el sexo
¿Cómo se evalúa?
La evaluación de este inventario es muy sencilla. Nos limitamos a obtener la suma total de los 21 ítems, de manera que al final tendremos una cifra que puede ir del 0 hasta el 63. De este modo, se establecen cuatro categorías básicas en base a los resultados obtenidos:
- 0-13 depresión baja.
- 14-19 depresión leve
- 20-28, depresión moderada
- 29-63 depresión grave.
Como bien podemos imaginar, el verdadero trabajo llega tras esta primera fase de entrevistas, evaluaciones y obtención de todos los datos e informaciones sobre el paciente. El inventario de depresión de Beck es útil como técnica diagnóstica, es cierto, pero la parte más decisiva empieza después con la terapia psicológica.
Estamos, por tanto, ante un instrumento tan práctico como válido a la hora de abordar el complejo campo de los trastornos depresivos.
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- Beck, A.T., Steer, R.A., & Brown, G.K. (1996). Manual for the Beck Depression Inventory-II. San Antonio, TX: Psychological Corporation.