Jorge Luis Borges: biografía de un erudito de las letras
Jorge Luis Borges fue un escritor, ensayista y poeta argentino cuyo legado sigue impreso en nuestro ADN literario. Fue un erudito de las letras. Se alzó, a su vez, como el escritor favorito de los científicos por su espíritu profético. Era, por encima de todo, un artista del cuento y de ese realismo mágico que imprimía en cada una de sus obras, como por ejemplo, El Aleph.
El gran impacto que ha tenido en la cultura universal la obra de este escritor hacen de él toda una referencia en la literatura del siglo XX. Así, entre sus múltiples reconocimientos, está el Premio Cervantes de Literatura, el de Comendador de las Artes y de las Letras de Francia e incluso la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico.
El galardón que siempre se le resistió fue, curiosamente, el Premio Nobel de Literatura. Según comentaba su círculo más cercano, las razones apuntaban a cuestiones políticas. Otros decían que su estilo era demasiado culto a la vez que fantástico para que le fuera concedida esta distinción.
Fuera como fuera, para este escritor argentino no ganar el Nobel nunca le preocupó demasiado. Él tenía su estilo propio, siempre inconfundible. El cuento era su género favorito porque, según decía, no obligaba al escritor a hacer uso del relleno, como ocurría por ejemplo, con la novela.
Las reflexiones filosóficas que nos regaló en cada uno de sus relatos, trazan un universo propio y excepcional que ningún otro autor ha superado hasta el momento.
“Mi infancia son recuerdos de ‘Las mil y una noches’, de ‘El Quijote’, de los cuentos de Wells, de la Biblia inglesa, de Kipling, de Stevenson…”.
-J. L. Borges-
Jorge Luis Borges, una infancia en la biblioteca
Jorge Luis Borges nació el 1899 en Buenos Aires, Argentina. En su familia discurrían dos esferas muy singulares: la militar y la literaria. Su abuelo, Francisco Borges Lafinur, era un coronel uruguayo. Mientras que su bisabuelo y su tío paterno eran poetas y compositores.
Su padre, Jorge Guillermo Borges, impartía clases de psicología y tenía a su vez un exquisito gusto literario. Es más, tal y como el propio Borges dijo una vez, fue él quien le reveló el poder la poesía y el simbolismo mágico de la palabra. Asimismo, lo que más marcó su infancia fue precisamente esa biblioteca paterna en la que el propio Borges pasó gran parte de su infancia.
“Si tuviera que señalar el hecho capital de mi vida, diría la biblioteca de mi padre. En realidad, creo no haber salido nunca de esa biblioteca. Es como si todavía la estuviera viendo… todavía recuerdo con nitidez los grabados en acero de la Chambers’s Encyclopedia y de la Británica”.
Fue un niño precoz. Aprendió a leer y a escribir muy pronto, tal vez por la clara necesidad de introducirse cuanto antes en ese universo literario en el que habitaba. Ahora bien, fuera de las paredes de esa biblioteca y el entorno familiar, su infancia no fue precisamente fácil.
Era ese muchacho al que habían adelantado dos cursos, era ese alumno sabelotodo frágil y que solía tartamudear al que los otros niños martirizaban y ridiculizaban.
Época de exilio, época de creación
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial la familia Borges se encontraba en Europa. Su padre acababa de perder la visión (enfermedad que heredaría más tarde el propio Jorge Luis Borges) y estaban en una clínica sometiéndose a un tratamiento oftalmológico.
El conflicto bélico hizo que viajaran continuamente por Europa, hasta establecerse durante unos años en España. En 1919, Borges escribe dos libros: Los ritmos rojos y Los naipes del tahúr. A su vez, toma contacto con escritores tan relevantes para su obra posterior como Ramón Gómez de la Serna, Valle Inclán y Gerardo Diego.
En 1924 y de vuelta a Buenos Aires, Jorge Luis Borges empieza a crear innumerables revistas para dar testimonio de sus ideas, de todo lo aprendido, visto y sentido en Europa. Sus cuentos, sus ensayos y poemas lo convierten en uno de los escritores más jóvenes y prometedores de América.
En este periodo, su estilo navegó primero entre un aire vanguardista y cosmopolita que más tarde derivó en un estilo más metafísico. Poco a poco, va puliendo esa fascinación por el tiempo, por el espacio, lo infinito, la vida y la muerte que hacen de él todo un erudito en estas materias. Ahí donde lo real se combina con lo ficticio. Ahí donde lo extraño invita al lector a profundizar en cuestiones filosóficas.
La ceguera, época de oscuridad y el paso a otro despertar
La llegada en 1946 de Perón al poder no fue una buena noticia para Jorge Luis Borges. Esa fama, la de antiperonista y seguidor de una línea política más conservadora, fue algo que le acompañó siempre. Llegados los años 50 la Sociedad Argentina de Escritores lo nombró presidente, sin embargo, él mismo renunció al cargo unos pocos años después.
Su carrera literaria marcaba todas sus obligaciones. En París se publicaban ya gran parte de sus obras, La muerte y la brújula, así como ensayos como Otras inquisiciones estaban llegando con gran éxito al público argentino. Su obra clave, El Aleph, estaba en su segunda edición e incluso se rodaban películas basadas en algunos de sus cuentos, como Días de odio.
Ahora bien, en esos años 50 ocurrió lo que él definió como la auténtica contradicción de su destino. El gobierno peronista había sido derrotado tras un golpe militar y Borges fue designado director de la Biblioteca Nacional. Justo en aquel momento, la enfermedad heredada de su padre estaba ya haciendo acto de presencia: se estaba quedando ciego. No podía leer ni escribir.
“Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironíame dio a la vez los libros y la noche”.
-Jorge Luis Borges-
Una vida en la oscuridad llena de éxitos
La ceguera no lo privó de seguir trabajando. Su familia, en especial su madre, más tarde su mujer, Elsa Astete Millán, y después su última pareja la escritora argentina María Kodama, fueron clave en su quehacer literario y en sus lecturas. Siguió publicando obras como Manual de zoología fantástica o El hacedor, libros de poemas como El oro de los tigres y llegó incluso a colaborar durante dos años con la Universidad de Harvard.
Su vida artística fue intensa, rica y muy productiva sin importar ese mundo de oscuridad que cubría sus ojos. Es más, pidió su jubilación como director de la biblioteca nacional de Buenos Aires en 1973. Le había dedicado casi 20 años de su vida aquella labor.
Jorge Luis Borges falleció en 1986 de un cáncer de páncreas en Ginebra. Está enterrado en un cementerio de Suiza, en una lápida con una cruz blanca en la que aparece la siguiente inscripción “And ne forhtedon na” (y que no temieran) en referencia a una obra noruega del siglo XIII, que apareció en uno de sus cuentos: Ulrica.
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- Barnatán, M.R. (1972.). Jorge Luis Borges. Ediciones y Publicaciones Españolas
- Borges, Jorge Luis (1974). Obras Completas. Buenos Aires
- Bulacio, Cristina; Grima, Donato (1998). Dos Miradas sobre Borges. Buenos Aires: Gaglianone.