La angustiosa e inofensiva parálisis del sueño

La angustiosa e inofensiva parálisis del sueño
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 29 junio, 2018

La parálisis del sueño es una experiencia a la que suele acompañar un correlato, más o menos intenso, de angustia. Se da principalmente al quedarnos dormidos o al despertarnos y se caracteriza por la incapacidad para movernos o hablar a pesar de ser conscientes del entorno. Además suele ir acompañado por alucinaciones acústicas, como oír pasos que se acercan a nosotros y una intensa sensación de presencia.

A pesar del carácter desagradable y amenazante del episodio, es totalmente inofensivo y puede pasarle a cualquier individuo sin ser una señal de patología o enfermedad. Se asocia a estados de ansiedad o estrés. La hipótesis para la aparición de la parálisis del sueño es la de permanecer en el estado REM cuando estamos volviendo a la vigilia, de manera que se mezclan algunas de las características de los dos estados.

Mujer durmiendo con peluche

 

Dura entre uno y tres minutos, aunque no podemos mover voluntariamente ni un músculo, los músculos respiratorios siguen funcionando automáticamente. La parálisis del sueño se engloba dentro del grupo de las parasomnias , y está asociada a la narcolepsia. Existen tres tipos de parálisis del sueño:

  • Forma aislada. Ésta puede aparecer en individuos sanos que estén sufriendo un alto estrés, que tengan Jet lag, ansiedad o privación del sueño. Es probable que la persona que la experimente de forma aislada no lo vuelva a experimentar nunca más. Esta forma no requiere la visita a un profesional en busca de ayuda.
  • Forma familiar. En algunos casos estos episodios se repiten a lo largo del tiempo, aunque no están acompañados de ningún síntoma más y además esto se da en varios miembros de la familia. Hay pocos casos familiares.
  • Asociado a otra patología. Enfermedades como la narcolepsia pueden estar acompañados por episodios de parálisis del sueño.

Características del sueño REM y la parálisis del sueño

Durante el sueño existen diferentes fases entre las que se encuentra el estadio REM, por sus siglas en inglés: Rapid Eye Movement. Esta fase del sueño comienza a los 70-100 minutos de estar dormido aproximadamente y se caracteriza por ser la fase en la que aparecen los sueños. Se repite entre 4 y 5 veces a lo largo de la noche.

En el momento en el que soñamos, el cuerpo toma algunas medidas para que no resulte peligroso.

Los músculos de nuestro cuerpo se paralizan para que no corramos peligro. Mientras soñamos podemos estar huyendo de algo o realizando movimientos que si reproducimos dormidos podrían ponernos en peligro a nosotros o a la persona con la que dormimos. Además se registra una gran actividad cerebral.

Cuando nos despertamos paralizados significa que nuestro cerebro continua en estado REM y a pesar de ser capaces de abrir los ojos, seguimos sin poder movernos. Además, los sueños se mezclan con la realidad dando lugar a alucinaciones, que aunque en el momento parecen totalmente reales, no son más que material onírico fundiéndose con la realidad.

Alucinaciones hipnagogógicas e hipnagopómpicas

Por si no fuera suficientemente aterradora la imposibilidad de movernos ni un centímetro, la experiencia se hace más desagradable cuando lo hace acompaña por las alucinaciones. Son comunes las alucinaciones auditivas y visuales. Estas acostumbran a tener un carácter amenazante. Es habitual escuchar pasos que se acercan o ver una silueta en la habitación.

También hay una fuerte sensación de presencia, como si alguien estuviera cerca. A veces también se siente que alguien te toca o te oprime el pecho dificultando la respiración. Existen dos tipos de alucinaciones que se pueden sufrir durante la parálisis del sueño, dependiendo de si ocurren al quedarse dormido (hipnagógicas) o al despertarse (hipnopómpicas).

Pesadilla dormir

 

Es importante tener claro que este tipo de alucinaciones no son indicativas de ningún tipo de trastorno que debiera preocuparnos, ya que no se trata más que de una prolongación del sueño durante la vigilia y le puede pasar a cualquiera. A no ser que se acompañe de excesiva somnolencia diurna, cataplejía u otro tipo de síntomas no hay razón para alarmarse.

Consejos para evitar su aparición

No es un episodio peligroso ni hay riesgo de que nos ocurra nada malo por lo que lo más recomendable es intentar relajarse, hacerse consciente de que no va a pasar nada y de que solo durará unos pocos minutos pues hay poco que se pueda hacer para salir de este estado. Lo que sí puede hacer es tener en cuenta algunos consejos que hagan más improbable su aparición.

Ya que una de las principales causas es el estrés, uno de los objetivos es reducirlo antes de irnos a dormir. Realizar ejercicio, ejercicios de relajación, intentar dormir un número de horas suficiente, en definitiva mantener una buena higiene del sueño.

Comprender los mecanismos de nuestro cerebro puede ayudarnos a desmitificar episodios como éstos. Si no entendemos la forma de trabajar de nuestro cerebro, se puede atribuir a enfermedades mentales o incluso a vivencias “paranormales” que nada tienen que ver con la realidad.

 


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