La conmovedora historia de la Navidad
La historia de la Navidad tiene mucho que ver con las sensaciones que despierta el invierno en el hemisferio norte, donde esta celebración tuvo su origen. El invierno hace que todo palidezca. El entorno se cubre de nieve y es como si la vida se adormeciera. Eso llevaba antiguamente a que muchos se reunieran en torno a las hogueras.
Esa sensación de lo que muere para volver a nacer es lo que permitió que esta festividad se haya enraizado en muchos lugares del mundo occidental. La historia de la Navidad es también la historia de multitud de tradiciones que se conjugan para dar como resultado unas fechas marcadas en el calendario para muchas culturas.
En esencia, lo que se celebra es el nacimiento del Niño Jesús, figura central en la religión cristiana. Sin embargo, no existe ningún documento histórico que avale con claridad esa fecha como la del advenimiento de Jesucristo. De hecho, la historia de la Navidad nos muestra que en realidad el origen de esta festividad fue pagano.
“Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año”.
-Charles Dickens-
Así comienza la historia de la Navidad
Todo comienza en el Imperio Romano, el mismo por cuyas venas corrió el cristianismo. Los romanos realizaban unas festividades para celebrar el comienzo del solsticio de invierno. Comenzaban, por supuesto, el 21 de diciembre. En esos festejos honraban al dios Saturno y por eso tales fiestas se llamaban “saturnales”.
Durante esas festividades, los romanos acostumbraban a repartir regalos y comida entre los más desafortunados. También, como era recurrente, comían y bebían hasta saciarse. Podamos decir que para eso no tenían límites, igual que para otros muchos actos.
Los romanos no fueron los únicos que festejaron el día 25 de diciembre. Los antiguos egipcios también celebraban el nacimiento de diferentes divinidades ese día, básicamente de Osiris. No fue la única coincidencia que tuvieron con el cristianismo. Según sus creencias, hacia finales de diciembre había nacido el dios Horus, del vientre de Isis, la Reina del Cielo y Virgen Madre del Salvador.
Otros pueblos que dieron origen a la Navidad
Los griegos fueron otro pueblo que le dio al 25 de diciembre un significado especial. Según sus creencias, Dionisio, dios del vino, y Adonis, dios de la belleza, habían nacido en esa fecha. En la India, por su parte, se pensaba que en esa fecha había tenido lugar el Parto de la Reina del Cielo. Por lo tanto, adornaban sus casas con flores y guirnaldas e intercambiaban regalos entre sí.
Los chinos no trabajaban ni el 24 ni el 25 de diciembre. Conmemoraban el solsticio de invierno y se consideraba que esos eran días de descanso. Los aztecas creían que el nacimiento de su dios Quetzalcoatl había tenido lugar en la última semana de diciembre. Para los persas, el dios Mitra había nacido un 25 de diciembre. Este también era hijo de una virgen llamada Anahíta.
Precisamente fue el culto de Mitra el que penetró el Imperio Romano tras la invasión de Persia. Logró un importante arraigo, tanto, que compitió durante mucho tiempo con el cristianismo, otra de las creencias más extendidas. Todo esto se entremezcló con las fiestas saturnales.
La instauración de la fiesta de Navidad
Cuando el cristianismo se afianzó, los teólogos comenzaron a discutir sobre el nacimiento de Jesús. Los evangelios no daban muchas pistas certeras. Algunos decían que el salvador había nacido en “los días del rey Herodes”. Sin embargo, otros evangelios afirmaban que en aquel entonces gobernaba Cirenio.
La falta de certeza les llevó a celebrar la Navidad unas veces el 20 de mayo y otras el 20 de abril. El asunto generaba confusión, así que, como otras tantas veces, decidieron convocar un concilio para alcanzar un acuerdo. Como los seguidores de Mitra seguían siendo muchos, los clérigos decidieron tomar el 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Jesús. Esto, de uno u otro modo, terminó absorbiendo las creencias persas que aún subsistían entre los romanos. Sucedió en el año 354, bajo el papado de Liberio.
Lo conmovedor de la historia de la Navidad es que, como se ve, fue casi desde un comienzo una festividad universal. Esta, que es una celebración de paz, amistad y concordia, se convirtió en la síntesis de muchas creencias. Algo tiene la última semana del último mes del año que nos invita a renovarnos y a festejar el nacimiento de la vida.
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- Navidad, C. (2001). Pocos acontecimientos levantan tanto el consenso como la Navidad y pienso que hemos de estar contentos. Hermanos Hospitalarios. Boletín Informativo San Juan de Dios Castilla, (246), 348-350.