La elección de pareja, ¿es una decisión inconsciente?
Empecemos por decir que pocas experiencias en la vida son tan gratificantes como el hecho de amar y ser amado en pareja. Por el contrario, la carencia de afecto genera un sufrimiento enorme, al punto en que esta ausencia de amor constituye el origen de buena parte de las patologías mentales.
Al iniciar una relación de pareja, experimentamos una emoción incontenible. La vida adquiere un sentido especial: hay motivación y confianza para enfrentar lo que sea. Es con el paso del tiempo y de la convivencia que surgen los conflictos y entonces empezamos a tener conciencia de la elección que realizamos.
“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”
–Antoine de Saint-Exupéry–
La elección de pareja es un mecanismo aparentemente espontáneo. Sin embargo, con el tiempo aparece la duda de si de verdad éramos conscientes de todo, en el momento de elegir. Nadie quiere equivocarse a la hora de escoger pareja, ya que muchos que en un principio creyeron haber encontrado a la pareja ideal, terminan sintiéndose decepcionados.
La idealización de la pareja
Podríamos afirmar que en la mayoría de los casos, cuando elegimos una pareja, depositamos en ella, sin notarlo, un conjunto de expectativas idealizadas, asociadas con el placer y el bienestar. Pero pasamos por alto algunos aspectos menos románticos, como las diferencias que hay entre uno y otro, las obligaciones que emergen de la relación, las estrategias para afrontar el malestar, etc.
Debido a la acción de diferentes mecanismos inconscientes, en el fondo esperamos que la otra persona satisfaga nuestras carencias. En ese otro proyectamos nuestras necesidades y nuestros deseos insatisfechos y esperamos expectantes a que sea él o ella quien resuelva todas nuestras dificultades. Claro que todo el mundo niega esto, pero en la práctica es así.
Podríamos hacer una extensa lista sobre lo que buscamos en una pareja. Queremos que sea responsable, trabajadora, amable, sana, respetuosa, tolerante, solidaria, de buen carácter y cuyo físico se ajuste a nuestros gustos. Esta lista podría continuar extendiéndose, pero para el caso da igual. La cuestión es: ¿por qué fracasamos en nuestra elección si tenemos todo tan claro?
El contexto y el momento mental
Es importante considerar cuál es el contexto y el momento mental en el que escogemos pareja. Si hay un fuerte vacío afectivo, existe la tendencia a atribuirle virtudes exageradas a la otra persona y eso suma un riesgo emocional. Esta actitud obedece a un conjunto de necesidades mal canalizadas y a una intolerancia a la soledad, que da como resultado un intento fallido desde el principio, por formar un vínculo con el otro.
En general, el procedimiento de elección de nuestra pareja tiene su origen en el conjunto de emociones inconscientes, derivadas de las relaciones con nuestros padres. Es decir, de la relación que establecimos con ellos, especialmente durante la niñez y de la relación que entre ellos mismos se dio. Esto determina la estructura y el funcionamiento mental en nosotros para el resto de nuestras vidas.
Toda nuestra vida está marcada por esos primeros vínculos. Los padres que ponen empeño en que sus hijos desarrollen la capacidad para pensar y estimulan el esfuerzo, al igual que el gusto por el conocimiento, generan hijos más sanos afectivamente.
Por el contrario, los padres que prohíben o limitan la búsqueda de conocimiento, la curiosidad o la creatividad, darán lugar a hijos que en su vida adulta establezcan vínculos afectivos formados por el miedo, la mentira, la envidia y el odio. ¿Qué tipo de padres tuviste?, ¿cómo era la relación entre ellos? Las respuestas a esas preguntas pueden darte pistas acerca de por qué eliges pareja como lo haces.
La experiencia
Merece la pena aclarar que, en la época actual, se enarbolan nuevas formas de relacionarse y de amar. Sin embargo, en el inconsciente las modas no existen. En los seres humanos, lo que predomina es el instinto de vida, ese que busca y desea, que persigue la unión, que genera vida y brinda las condiciones para crear y construir.
En la experiencia se pone de manifiesto permanentemente que el pasado se vuelve presente, en términos de ese inconsciente. Adicionalmente, también refleja que los seres humanos van a establecer vínculos con la vida, y lo harán a partir del tipo de relaciones de apego que hayan establecido con sus padres desde el mismo nacimiento.
A este tipo de relaciones se sumarán, por supuesto, los distintos grados de intensidad asociados con la experiencia. Por otro lado, también será determinante, la clase de instintos, tanto de vida como de muerte, que predominen en cada una de las partes.
Será todo este conjunto de elementos es el que determinará que una persona se sienta atraída por otra. Cuanto mejor conozcas y entiendas esos amores de tus primeros años de vida, más libres y sanas serán tus relaciones de hoy.