La flexibilidad cognitiva, qué es y cómo potenciarla
La flexibilidad cognitiva es la llave de la inteligencia. Es el engranaje mental que nos permite pensar en varias ideas a la vez, descartar unas, valorar otras, reaccionar ante situaciones nuevas haciendo uso de la experiencia y también de la creatividad. Pocas funciones ejecutivas nos ayudan tanto a poder adaptarnos con mayor efectividad a cada uno de nuestros contextos.
Decía Albert Einstein que brillante es aquel que se atreve a cambiar sus ideas en un momento dado. Nada es tan necesario. Nada es tan extraordinario y vital en el ser humano como nuestra capacidad para reajustar conductas y pensamientos para sobrevivir con éxito y avanzar con mayor audacia. Es de este modo como sacamos mejor provecho de la complejidad de cada escenario para obtener el máximo beneficio.
A su vez, también es necesario saber que la flexibilidad cognitiva tiene una importancia clave en nuestro aprendizaje y en la habilidad para resolver cualquier problema, por pequeño que sea. Gracias a esta competencia mental, descubrimos nuevas estrategias para hacer frente a cada situación que nos encontramos, reduciendo la incertidumbre y el estrés.
La implicación que tiene dicha competencia es como podemos imaginar, inmensa. Todos disponemos de esta facultad psicológica pero a veces, eso sí, se oxida, no la usamos bien o nos volvemos un tanto inflexibles y miopes. No ser capaces de ver las múltiples perspectivas de nuestra realidad es como poner cerraduras a nuestra felicidad…
La flexibilidad cognitiva media en nuestro bienestar cotidiano
La flexibilidad cognitiva es como viajar en tren, pero realizando eso sí, un viaje muy especial. Es como entrar en un vagón y sentarnos en ventanilla para observar el paisaje, fijándonos en cada detalle, en cada perspectiva. Ese tren va en una dirección concreta pero, en un momento dado, como buenos viajeros, podemos optar por cambiar de línea porque decidimos que es mejor tomar la dirección opuesta. Bien porque surge un peligro, bien porque decidimos que ese cambio de sentido se ajusta más a nuestras necesidades.
En cada cambio, en cada observación hecha y decisión tomada, trazamos nuestro destino cotidiano en armonía y bienestar. Lo hacemos con audacia porque nos atrevemos a reaccionar ante cada situación con seguridad y creatividad. Ahora bien… ¿qué haría una persona con escasa flexibilidad cognitiva? En este caso, tendríamos un viajero que compraría un billete en un vagón sin ventanillas.
No observa nada de lo que le rodea, no reacciona y se limita solo a «dejarse llevar» hacia una sola dirección, hacia un destino incierto. La inflexibilidad cognitiva nos aboca en muchos casos hacia la depresión o la ansiedad. Es algo importante que debemos considerar, porque quien se queda atascado en ese vagón donde los pensamientos son rígidos, sin perspectivas y rumiantes nos sumen en una absoluta oscuridad emocional.
¿Por qué es importante la flexibilidad cognitiva?
La flexibilidad cognitiva es una función ejecutiva. ¿Qué significa esto? Implica que estamos ante una serie de procesos mentales que nos ayudan a mejorar nuestro comportamiento y a alcanzar objetivos. Gracias a las funciones ejecutivas se impulsa el pensamiento complejo y abstracto, esas cualidades que nos diferencian de otras especies y que nos ayudan a reaccionar de manera innovadora.
Ahora bien, pero ¿por qué es tan importante la flexibilidad cognitiva en nuestro día a día?
- Nos permite detectar mejor la información del ambiente, procesarla y y responder ante ella.
- Gracias a la flexibilidad cognitiva toleramos mejor los cambios; algo imprescindible en una realidad tan compleja.
- A su vez, también logramos adaptarnos mejor a cualquier contexto.
- Esta competencia nos permite ver las cosas desde múltiples perspectivas. De este modo, tenemos más variables para resolver problemas.
- Nos ayuda a tolerar los errores y superarlos de forma original.
- Flexibilidad cognitiva es comprensión y empatía. Es poder intuir por qué las cosas son como son en un momento dado, es saber por qué ese amigo ha actuado como lo ha hecho, es buscar las posibles causas a esos problemas cotidianos que tenemos con quien nos rodean.
- Favorece la resiliencia al permitirnos sortear y afrontar los obstáculos.
- Nos permite desactivar prejuicios para pensar y actuar con autenticidad.
Ejemplos de flexibilidad cognitiva
Para comprender mejor de qué va la flexibilidad cognitiva, continuación presentamos algunos ejemplos que reflejan cómo se presenta esta habilidad en nuestro día a día.
- Es momento de desayunar y nos damos cuenta de que ya no queda pan para hacernos un sándwich. Ante esta situación inesperada, la flexibilidad cognitiva nos permitirá evaluar mentalmente una serie de alternativas, como preparar un desayuno con otros ingredientes, desayunar en una cafetería, etc. En cambio, si no tuviéramos esta capacidad lo suficientemente desarrollada, seguramente nos enfadaríamos y salimos a cumplir nuestra jornada sin comer.
- Supongamos que siempre nos vamos caminando a trabajar, pero un día empieza a llover tan fuerte que impide que salgamos de casa sin empaparnos. Al igual que el caso anterior, la flexibilidad cognitiva nos permitirá considerar otras opciones, como pedir un taxi para llegar a tiempo al trabajo.
- Si un amigo cercano de repente nos deja de hablar, la flexibilidad mental nos ayudaría a comprender las razones, a cuestionarnos nuestro punto de vista y a ponernos en su lugar. Además, nos daría la capacidad de buscar maneras de solucionar el problema.
- Si cuando llamamos por teléfono a un amigo y éste no nos contesta después de un par de intentos, no seguimos insistiendo y comprendemos que en estos momentos no nos puede atender. En este caso, ser capaces de dejar de llamar hasta que nos atienda es ser mentalmente flexible.
Rigidez Cognitiva: déficits en la flexibilidad mental
La rigidez cognitiva es la falta de flexibilidad mental. Por tanto, refiere a la incapacidad de cambiar de conducta o de creencias cuando éstas están siendo ineficaces en la consecución de nuestros objetivos. De hecho, cuando la rigidez está muy asentada, puede provocar alteraciones en la regulación del propio comportamiento, tales como la perseveración (reiteración de acciones que en su momento fueron efectivas pero que ya no son adaptativas).
Las personas con rigidez mental suelen quedarse “estancadas” en un punto y no son capaces de salir de allí. Como, por ejemplo, quedarse “atrapado” buscando una y otra vez el pan de sándwich para el desayuno.
Aunque, es pertinente resaltar que existen grados de flexibilidad y rigidez mental. El ejemplo anteriormente expuesto sería un nivel alto de rigidez. Pero existen casos que no son tan evidentes y que afectan la vida de las personas de alguna manera u otra (como lo es la típica situación de aquellos individuos que creen tener siempre la razón y nunca dan su brazo a torcer).
Ahora bien, ¿por qué se da la rigidez cognitiva?. Una de las explicaciones es que el cerebro humano busca siempre la estabilidad, por lo que trata de reducir la incertidumbre a toda costa. En el caso de las personas con rigidez mental, este necesidad de control los lleva a mantener su conducta o forma de pensar, a pesar de que perjudique su adaptación al medio.
Trastornos asociados a una rigidez cognitiva
La rigidez mental suele estar presente en una serie de trastornos mentales, bien sea porque se altera directamente la flexibilidad cognitiva, o porque se alteran las funciones que dependen de ella.
Por ejemplo, podemos encontrar rigidez mental en:
- Niños pequeños con dificultades de atención.
- Personas que hayan sufrido algún traumatismo craneoencefálico.
- Ictus.
- Trastornos complejos como: el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), esquizofrenia, trastornos del espectro autista (asperger y autismo) o trastornos de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa).
- Personas con adicciones, etc.
Por su parte, los adultos mayores suelen experimentar deterioro en su flexibilidad mental como producto del envejecimiento. En estos casos, la velocidad de procesamiento y el rendimiento cognitivo van disminuyendo conforme pasa la edad.
¿Cómo podemos potenciar nuestra flexibilidad cognitiva?
Tal y como hemos señalado con anterioridad, la falta de flexibilidad cognitiva deriva en un pensamiento rígido. La falta de esta competencia hace que seamos incapaces de cambiar creencias y comportamientos cuando estos, nos llevan hacia realidades infelices o inútiles.
Es imprescindible por tanto que entrenemos y potenciemos esa flexibilidad mental. ¿De qué manera? Estas estrategias pueden ayudarnos.
- Presta atención a tus pensamientos y aplica un enfoque divergente. Busca soluciones más creativas a los problemas cotidianos. Intenta ver cada cosa que te ocurra desde múltiples perspectivas, sé critico, no te quedes nunca con la única opción.
- Sé intencional y proactivo. Hazte preguntas sobre las cosas, atrévete actuar. Asimismo, en lugar de reaccionar ante lo que te sucede, estate prevenido, valora qué opciones tienes ante cada circunstancia.
- Participa en debates. Allí podrás valorar diferentes puntos de vista y abrir tu mente a ellas.
- Intenta romper la rutina en la medida que te sea posible. Haz cosas nuevas cada día, aprende idiomas, apúntate a cursos. Mantén la curiosidad por el conocimiento.
- Potencia tu creatividad. Intenta ir más allá de lo convencional y habitual, dedica tiempo a imaginar y a pensar nuevas formas de ver las cosas.
- Haz ejercicio, mantente activo. El cerebro necesita un cuerpo en movimiento para oxigenarse y beneficiarse de neuroquímicos como las endorfinas o la serotonina. Todo ello favorece la flexibilidad cognitiva.
- Identifica aquellas actitudes propias que sean propias la rigidez cognitiva. Todos, en algún momento de la vida, podemos llegar a ser rígidos mentales. Como cuando necesitamos que algo se dé de una forma determinada porque si no es así consideramos que está mal hecho.
Para concluir, como dijo el gran neurólogo y divulgador Oliver Sacks, la vida está hecha de resistencias e incertidumbres. Así, solo una mente flexible será capaz de encarar las dificultades para sobrevivir y alcanzar la felicidad. Trabajemos en ella, hagamos uso a diario de la flexibilidad cognitiva.
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