La importancia de la resiliencia en el deporte
La resiliencia es una capacidad muy importante en cualquier deporte. Los deportistas tienen que lidiar con el estrés de las competiciones y la presión de ser los mejores en su trabajo. A esto también hay que añadirle la preocupación por trabajar con el propio cuerpo y con una verdad que muchas veces se esconde detrás de las medallas: el deporte de élite castiga al cuerpo, lo exprime al máximo y está lejos de ser salud. A su vez esta idea está relacionada con otra fuente de presión: las lesiones.
Ahora, ¿cómo funciona la resiliencia lejos del deporte de élite? La verdad es que no solo los deportistas tienen que sortear obstáculos, convivir con la soledad o tocan fondo con la sensación de que va a ser muy difícil que se vuelvan a levantar. De hecho, esto es algo que hacemos todos con más o menos intensidad dentro de nuestra rutina.
Siguiendo con el paralelismo, el deporte, para los que no es su profesión, puede convertirse en un campo de entrenamiento para algunas variables psicológicas. Entre estás variables está la resiliencia. Así, un accidente o la muerte de un ser querido son experiencias para las que difícilmente estamos preparados y para las que contar con una buena resiliencia supone una gran diferencia entre superarlas con éxito o no.
“Las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios”
-C.S. Lewis-
Los deportistas son modelos de superación
Si hay algo que nos puede diferenciar de los deportistas es que para ellos la mayoría de las presiones son autoimpuestas y a la vez muchos no tienen más remedio que autogestionarlas. Sin embargo, estas les proporcionan una madurez que les permite desarrollar y fortalecer su resiliencia. Así, se convierten en personas comprometidas, con una gran determinación y sobre todo con la fe que da haber vivido muchas tormentas y haber presenciado como, después de un tiempo, las nubes se retiraban.
Pensemos que los deportistas sufren lesiones, problemas de rendimiento, enfermedades que pueden dejarlos imposibilitados para llevar a cabo su trabajo. No obstante, a pesar de esto, se recuperan con facilidad de los contratiempos, tal y como se descubrió en un estudio realizado en 2008 por Galli y Vealey. La fortaleza mental de la que gozan les permite resistir a flote cuando otros se hunden. Es el producto de su experiencia, pero también un ejercicio de fe y de esperanza.
En este sentido, tampoco podemos olvidarnos de todos los deportistas con discapacidad que, a pesar de encontrarse limitados, logran dar lo mejor de sí mismos y afrontan con ilusión el reto de mejorar cada día. Antes que víctimas de la mala suerte o de la desgracia, son conquistadores y ejemplos vitales. Ellos no se detienen, son fuertes, son resilientes.
“La resiliencia es la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida, transformar el dolor en fuerza motora para superarse y salir fortalecido de ellas. Una persona resiliente comprende que es el arquitecto de su propia alegría y su propio destino”
-Anónimo-
La presión psicológica a la que están sometidos todos los deportistas de élite no es un impedimento para seguir esforzándose y superándose cada día. ¿Por qué esto no ocurre, a veces, en personas que no practican deporte? Según el estudio anteriormente mencionado, la respuesta se encuentra en que los deportistas, precisamente por su activación fisiológica constante, son capaces de generar y mantener un optimismo que les ayuda. Sin embargo, parece que no ocurre lo mismo en las personas que mantienen un estilo de vida sedentario.
La resiliencia aplicada a otras facetas de la vida
No es necesario ser un deportista de élite o pertenecer a un club de fútbol para gozar de los beneficios que puede proporcionar hacer deporte. Introducir a los niños en él a edades tempranas, sin importar cual sea el deporte, será positivo para su salud, pero también para que aprendan a gestionar el estrés y otro tipo de emociones que pueden llevarles al derrotismo.
Todo lo que proporciona el deporte, los beneficios que aporta, ayudará a que todas esas capacidades positivas adquiridas se extrapolen a las diferentes facetas de la vida. Es decir, la resiliencia, por ejemplo, tendrá una gran repercusión en las relaciones sociales, también en la escuela y, sobre todo, en el trabajo.
La resiliencia en el deporte puede convertirse en una excelente herramienta para superar con éxito las dificultades y los problemas, tanto los más cotidianos como los más infrecuentes y que nos producen un mayor impacto emocional. Aprender a gestionar estas circunstancias de la manera correcta nos permitirá recuperarnos más rápido de ellas y el deporte, como decíamos antes, puede ser un buen campo de entrenamiento para practicar esta actitud.
“De la dificultad y el dolor surge la oportunidad. A veces los caminos se encuentran de las formas más paradójicas, porque para avanzar hacia un mayor bienestar y un mayor equilibrio como familia es necesario pasar por una dolorosa situación”
-José María Madariaga Orbea-
El deporte es una excelente oportunidad para extrapolar todo lo que podemos aprender de él a nuestra rutina. Aunque creamos que tan solo sirve para cuidar nuestro cuerpo y mejorar nuestra salud, lo cierto es que puede dotarnos de habilidades mucho más importantes para superar problemas para los que nadie nos ha preparado. ¿Vamos a dejar pasar esta oportunidad?