La manipulación emocional, una forma frecuente de resolver los conflictos internos

La manipulación emocional, una forma frecuente de resolver los conflictos internos
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 01 septiembre, 2023

Estarás más que acostumbrado a escuchar hablar de la manipulación emocional. De sus maneras de aparecer en escena y de las víctimas que deja ésta a su paso. Sin duda es una de las conductas que más efectos perniciosos genera en la víctima, sobre todo por su carácter silencioso y letal.

El que manipula emocionalmente tiene un mapa de actuación perfectamente definido en su cabeza. Es consciente de las debilidades de su presa y sabe cómo desmontar sus defensas para salirse con la suya. Salirse con la suya puede implicar que él sea la víctima y el otro el culpable. Que la otra persona le de finalmente la razón y acceda a lo que él quiere.

Se salen con la suya también cuando consiguen generar determinadas emociones en el otro en función de lo que les interese. El plan, como decíamos, está trazado. Y no tendrán reparo alguno en utilizar los medios que sean necesarios para conseguir la voluntad del otro como una herramienta necesaria para su propósito.

La disonancia cognitiva, un origen frecuente de la manipulación emocional

Te habrás dado cuenta de que utilizan lo que en psicología se llama “disonancia cognitiva“. La disonancia cognitiva hace referencia al conflicto interno que tenemos cuando en nuestra mente se albergan dos pensamientos que no parecen congruentes entre sí. O cuando un pensamiento no cuadra en nuestro sistema de creencias o con nuestra conducta.

Este conflicto interno, esta tensión que carcome el pensamiento, acaba generando un resultado bastante curioso. Todo sea por evitar esta sensación de desarraigo cognitivo en el que nos hemos adentrado sin darnos cuenta. Esa sensación de inconsistencia interna nos descoloca de tal manera que haremos lo posible para eliminarla.

Necesitamos sentir una congruencia interna entre lo que sentimos y pensamos, entre nuestras creencias y nuestras actitudes… entre lo que pensamos y cómo lo actuamos. Cuando nos encontramos en esta encrucijada, saldremos de ella aunque sea agarrados de la mano del autoengaño.

El autoengaño es el subterfugio por excelencia de toda disonancia cognitiva

Como decíamos antes haremos todo menos tener que pasar más tiempo soportando esa sensación tan desagradable que se ha encarnado en nuestro cuerpo. Evitaremos tomar conciencia de todas aquellas informaciones que incrementan esta disonancia y haremos “oídos sordos” a todo lo que pueda desestabilizarnos aún más.

El manipulador emocional sabe cómo actuar ante la disonancia cognitiva autoengañándose para conseguir su objetivo. Por ejemplo, hay personas que se ven incapaces de dejar una relación de pareja; harán todo lo que esté en su mano para revertir la situación y que sea el otro quien termine la relación.

Jorge quiere dejar a María, porque acaba de conocer a otra chica con la que ha sentido una “conexión” especial. María, en cambio, que no sabe nada de esto, no quiere dejarle porque está muy enamorada de él. Pues bien, ante esta situación, Jorge hará todo lo posible para que María se sienta al borde de la relación y la termine de una vez por todas. Más tarde la hará sentir la única responsable de la ruptura. “¡Ah, no! fuiste tú quién me ha dejado, ¡yo nunca lo dije!”.

Persona víctima de manipulación emocional

El manipulador traspasa la culpa al otro y se queda exento de ella

Ante la absoluta incomodidad que le produce el enfrentamiento entre lo que le gustaría ser, alguien fiel, y lo que está siendo en ese momento, alguien infiel, Jorge opta por la manipulación emocional de María para que sea ella la que resuelva la situación… la culpable al final. Lo más probable es que María no entienda lo que realmente está ocurriendo porque pocos podemos concebir tener una pareja que actúe de esa manera. Por otro lado, el comportamiento de Jorge no tiene por qué ser consciente.

En caso es que Jorge no se ve rompiendo una relación que en esos momentos le gustaría romper y menos porque ha aparecido otra chica en su vida. En su cabeza no quiere el papel de verdugo de la relación, con lo que su cabeza para protegerle hará que se haga pasar por víctima. Por no aceptar esta realidad, por no asumir su responsabilidad, manipulará a María hasta que la cuerda se pueda romper definitivamente, sin importar demasiado el daño que pueda sufrir ella.

Si María es la que le deja, entonces ya no tiene que sentirse culpable de haberla querido dejar por otra persona. Porque esto está “muy mal visto” y le puede pasar factura. En cambio, de esta manera, se resuelve el conflicto interno y consigue salir “beneficiado” de esta batalla.

Por todo ello la manipulación emocional a veces se germina en un caos cognitivo que busca deshacerse de la manera que sea y cuando sea. Buscarán un verdugo, un culpable que les haga víctimas o que les coloque en una situación que justifique sus pensamientos o comportamientos

El otro será el culpable. Ellos, al fin y al cabo, siempre son las víctimas desdichadas en sus relaciones.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.