La necesidad de desconectar la mente

Es normal sufrir de estrés en el día a día, pero cuando se superan ciertos límites, el cerebro se desconecta y empieza a funcionar en «piloto automático» hasta regularse.
La necesidad de desconectar la mente
Sara Clemente

Revisado y aprobado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Escrito por Sara Clemente

Última actualización: 07 noviembre, 2024

Cotidianamente, las personas utilizan la expresión “desconectar la mente” para referirse a la necesidad de eliminar el estrés. Es decir, es una forma de manifestar aquel anhelo de poder olvidarse de las ansiedades y preocupaciones derivadas de las tareas y responsabilidades diarias.

A raíz de este deseo, solemos realizar diferentes actividades para paliar el estrés. Actividades que pueden ir desde tomarse unas pequeñas vacaciones, hasta cosas menos planificadas o pequeños placeres como escuchar música, salir a correr o tomar un baño caliente.

“Una mente en calma trae fuerza interior y confianza en uno mismo, por eso es muy importante para la buena salud.”

-Dalai Lama-

¿Cómo funciona la desconexión automática?

Desconectar la mente

Más allá de la elección consciente y deliberada sobre qué acción realizar o qué camino seguir con el objetivo de reducir nuestro estrés, nuestro cerebro posee un mecanismo de “desconexión automática”. Esta desconexión se inicia cuando se superan ciertos niveles de agotamiento.

Esto quiere decir que, si bien nosotros no somos siempre capaces de desconectar la mente conscientemente, nuestro cerebro sí lo hace. Incluso puede tomarse unas vacaciones si “considera” que es necesario para nuestra salud.

Este mecanismo trabaja de forma peculiar. Por ejemplo, ¿te has sentido alguna vez embotado, lo que impidió que te concentraras en tu trabajo, a pesar de tus esfuerzos? Ese es un ejemplo claro de la desconexión automática de nuestro cerebro. Al impedir una correcta concentración, nos vemos obligados a recurrir a alguna tarea cuyo consumo de recursos cognitivos sea menor.

Las investigaciones científicas

En la Universidad de Wisconsin, diversos investigadores descubrieron que existen ciertas células nerviosas que suelen desconectarse durante breves lapsos de tiempo. Sobre todo, durante el transcurso de actividades que no necesitan de su acción. Este fenómeno se conoce como “sueño focalizado”, ya que estas neuronas entran en un estado muy parecido al del sueño habitual. En otras palabras, el cerebro puede “dormirse por partes”.

Mujer meditando para desconectar la mente

El profesor Andrew F. Leuchter, de la Universidad de California, ha descubierto que las personas depresivas presentan serios inconvenientes en el momento de querer “desconectar la mente”. El estudio de Leuchter se inició con el reclutamiento de 121 voluntarios con diferentes diagnósticos de depresión para evaluar la sincronización de sus ondas cerebrales con diversas áreas del cerebro.

Entre las áreas cerebrales que se encuentran en reposo, estas personas presentan una mayor interconexión y actividad. Pero, lejos de ser algo favorable, este hecho revela que sus cerebros no se “desconectan” automáticamente, ya que no reconocen los estados de saturación.

En conclusión, las personas con cuadros de depresión se encuentran en un círculo vicioso de pensamientos del cual les cuesta mucho trabajo salir. Esto se debe a que las personas deprimidas no son capaces de controlar el intercambio cognitivo entre algunas de sus áreas del cerebro, por lo que no les es posible desconectar aquellas que no se encuentran en actividad.

Es decir, que esta enorme interacción neuronal demostrada por las personas deprimidas no representa una ventaja. Más bien al contrario, este hecho es lo que les impide lograr una adecuada desconexión.

El cambio para conseguir desconectar la mente

No todo está perdido, salir de este círculo de pensamientos recurrentes es posible. Hoy en día, existen numerosas técnicas ideadas para minimizar los síntomas depresivos y, aunque sus resultados pueden no mostrarse en el acto, sin lugar a dudas son útiles para entrenar y reeducar al cerebro.

Al igual que todos los cambios de la vida, este debe ser gradual, involucrando tiempo, dedicación y, lo más importante, un sincero interés de mejorar la calidad de vida. Con entusiasmo y paciencia es posible conseguir ese estado ideal que permita a nuestro cerebro desconectar cuando más lo necesite.

Atención plena

La atención plena o mindfulness es una herramienta que nos puede reportar grandes beneficios. A través de esta técnica, aprendemos a “desconectar” nuestro cerebro de aquellos pensamientos que más nos perjudican.

Aunque en realidad, más que desconectar, se trata de centrarnos en el presente restando la presencia de otro tipo de pensamientos más recurrentes. A través de la atención plena, se observan los pensamientos perjudiciales, sin embargo, no los juzgamos. Como exponen muchos maestros budistas: “observa esos pensamientos como si fueran nubes pasar”.

De esta forma, al no identificarnos con nuestros pensamientos, no provoca una reacción emocional en nosotros. Por lo tanto, somos capaces de permanecer en un estado de calma a pesar de las circunstancias.

Sin embargo, esta técnica tendrá más efecto si entrenamos un poco cada día. Imaginemos que queremos unos brazos fuertes y musculosos, ¿verdad que no podríamos conseguirlo en un solo día de gimnasio? Lo mismo ocurre con la atención plena. El cerebro es un músculo que, poco a poco, iremos moldeando para, de esta forma, mantener un mejor control de esos pensamientos que tanto nos desbordan.

El mindfulness o conciencia plena se ha empleado exitosamente en contextos que son eminentemente clínicos, pero hoy en día los estudios están también dirigidos a otros ámbitos. Entre ellos, este tipo de atención consciente se ha ampliado al plano educativo y son numerosas las investigaciones que se están realizando. 


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