La rendición, una historia sobre el poder de la mente

La historia sobre el poder de la mente nos habla de la vida de un samurái japonés legendario, que dejó de ser temido para pasar a ser admirado, que dejó de ser un aprendiz para pasar a ser un maestro.
La rendición, una historia sobre el poder de la mente
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 abril, 2019

Esta historia sobre el poder de la mente comienza en el antiguo Japón con un samurái llamado Tunaki; un guerrero joven y apasionado por el combate. Su formación temprana, sumada a su inteligencia, hizo que muy pronto destacara en el combate.

Tunaki era admirado y temido por su coraje y agilidad. Se decía que no le tenía miedo a nada y que jamás había perdido una pelea, lo cual era cierto. Por eso se volvió uno de los guerreros más conocidos y celebrados de todo Japón. Comentaban que sus ojos eran como fuego y sus movimientos como los de un tigre.

Por otro lado, la corpulencia de Tunaki no le restaba precisión y agilidad a sus movimientos. Su entrenamiento seguía una disciplina muy fuerte, lo que le hacía temible con el sable. Sin embargo, cuenta la historia sobre el poder de la mente que este samurái siempre quería aprender más.

Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz”.

-Jimi Hendrix-

Samurái

En busca del aprendizaje

Se dice que Tunaki buscaba nuevas fuentes de conocimiento. Uno de sus compañeros le comentó que había oído hablar de un maestro chino. Este habitaba en un monasterio budista y tenía fama de ser uno de los mejores guerreros de todo el planeta. Tunaki pensó que sería una gran idea retarle. Un combate con él terminaría de consolidar su fama, aprendiendo de paso de su rival.

Con la furia de su mirada encendida, partió hacia China. Dice la historia sobre el poder de la mente que llegó tres semanas después al monasterio del maestro Shú, el potencial oponente que tanto deseaba conocer. Cuando lo vio, no podía creerlo. Era un hombre delgado y pequeño, que inspiraba más ternura que miedo.

El maestro le invitó a quedarse. Conversó con Tunaki todas las noches, durante una semana. Al final, le dijo que quería brindarle sus enseñanzas , pues veía en él a un hombre honesto, que merecía evolucionar. Tunaki aceptó y comenzó su aprendizaje.

Una historia sobre el poder de la mente

El maestro Shú, pacientemente, le enseñó a Tunaki que el principal órgano de combate era el cerebro. Con gran paciencia lo instruyó sobre la verdadera esencia de las artes marciales. El verdadero guerrero conocía y comprendía la mente humana, pero, sobre todo, era un ser compasivo y pacífico.

Tunaki comprendió que el enemigo más difícil de vencer está dentro de nosotros mismos. Se llama ira, soberbia y vanidad. También entendió que el mejor combate es aquel que se logra evitar. El afán de vencer y destruir a los demás termina destruyéndonos a nosotros mismos.

Cuenta la historia sobre el poder de la mente que, pasados dos años, Tunaki volvió a su tierra natal. Nadie daba crédito al cambio que había logrado. Ya no era el guerrero furibundo e impetuoso de antes, sino un hombre prudente y reflexivo que se ganó el respeto y la admiración de todos. Por eso, de todas partes llegaron decenas de aprendices.

Monje budista practicando el Dharma

Un desafío especial

La fama de Tunaki creció sin detenerse. Tiempo después apareció un nuevo samurái llamado Kenka. Su perfil era muy similar al del primer Tunaki. También tan ágil y soberbio como él. Al tener noticias de la fama del maestro, quiso conocerlo y retarlo. Necesitaba demostrar que podía vencerlo, y por eso recorrió una larga distancia.

Nada más llegar, le retó a un combate. Le dijo que le demostraría a todos sus aprendices lo que era un verdadero samurái. Estaba dispuesto a vencerle para probar que su destreza era superior. Este samurái intimidaba con su sola presencia. Sus ojos despedían cólera y su cuerpo era el de un curtido luchador. El maestro aceptó el desafío con humildad.

Al día siguiente, Kenka llegó armado con su sable, pero se sorprendió cuando vio a Tunaki sentado, meditando. Todos estaban expectantes. De pronto, Tunaki se incorporó. Los dos caminaron, uno hacia otro. Al estar frente a frente, el maestro bajó su arma y dio la espalda a su rival. Este quedó confundido y no supo qué hacer.

Si atacaba al maestro, sería tildado de cobarde; en lugar de ser admirado, recibiría el desprecio de todos. Si no lo atacaba, su deseo de triunfo se vería frustrado. Cuenta la historia sobre el poder de la mente que Kenka notó la superioridad psicológica de de Tunaki y sintió vergüenza. Los aprendices comprendieron qué era vencer sin necesidad de luchar: neutralizar al rival, minimizando los riesgos y perdiendo en la estrategia la menor energía posible.


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  • del Valle, C., Ferrer, M., Grao, E., & Serrano, I. (2004). Una vez más por la paz. Iberautor.

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