La teoría de la estupidez de Bonhoeffer, algo más peligroso que la malicia
La teoría de la estupidez de Bonhoeffer actúa como un reflejo de acontecimientos pasados y presentes. Toda persona sabe identificar el mal, por lo que no debería dudar en actuar contra él. No obstante, ante la ignorancia hay indefensión, porque esta no atiende a razones y suele a propagarse de manera silenciosa.
El estúpido otorga veracidad en un momento dado a la idea más inverosímil, a la conspiración más ridícula y a la proclama más peligrosa. Se nota con frecuencia en redes sociales.
El problema está en que las voces irracionales se contagian, se vuelven virales y se difunden en una sociedad que descubre con desconcierto, cómo la ignorancia es, en un momento dado, más amenazante que la propia malicia. ¿De qué forma se orquesta este singular fenómeno? Conoce más, enseguida.
«Contra la estupidez no tenemos defensa. Ni las protestas ni la fuerza pueden tocarlo. Razonar no sirve de nada. Los hechos que contradicen los prejuicios personales pueden simplemente no creerse; de hecho, el tonto puede contrarrestarlos criticándolos, y si son innegables, pueden simplemente dejarse de lado como excepciones triviales».
-Dietrich Bonhoeffer-
La teoría de la estupidez de Bonhoeffer: origen y características
Hay figuras perdidas en los albores de la historia que merecen ser recuperadas y honradas. Una de ellas es Dietrich Bonhoeffer, líder cristiano alemán que integró el movimiento de resistencia contra el nazismo. Y no solo eso, se alzó como una imagen destacada en su oposición a las políticas antisemitas de Hitler.
Fue encerrado y acusado de conspiración, tras descubrirse que ayudaba a los judíos a huir a Suiza. En 1945 se le condujo al campo de concentración de Flossenbürg, donde lo ahorcaron. Queda su legado, sus reflexiones sobre el totalitarismo y una teoría que es atemporal. Es esa que recuerda que las personas ignorantes, con su pasividad y escaso juicio, dejan la puerta abierta a la fatalidad.
«La estupidez es el enemigo más peligroso del bien», escribe en un texto publicado en Journal of Church and State, que recogió buena parte de sus pensamientos. Fue un hombre valiente que legó ideas aplicables en cualquier momento de la historia. Profundiza en ellas, a continuación.
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La estupidez tiene un lado oscuro
La teoría de la estupidez de Bonhoeffer revela que las mentes sin criterio, carentes de lógica y capacidad de autorreflexión, pueden ser más peligrosas que aquellas dotadas de maldad. Fue durante esos días en los campos de concentración cuando este teólogo luterano ahondó en esa oscura realidad que dominaba en Alemania y procuró describir en sus cartas.
Ahora bien, con estupidez no se refiere a esa figura con un potencial cognitivo limitado. Estúpido es aquel que no cuestiona lo que le dicen, que acata órdenes sin pensar y que, carente de criterio, no atiende otras ideas.
De algún modo, las ideas de Bonhoeffer tienen cierta similitud a lo que el filósofo Edmund Burke dijo en el siglo XVII: «para que el mal triunfe solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada». En el caso de lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial y en muchas otras crisis sociales y humanitarias de gran magnitud, hay un hecho que resulta de lo más turbador.
En el momento en que la estupidez actúa en grupo -«comportamiento manada»- llega la gran amenaza. Se da la entrada al mal por la puerta grande. En esencia, para imponerse, la maldad necesita como llave de paso a las mentes rebaño regidas por la ignorancia.
«El poder de la maldad necesita de la estupidez ajena para triunfar».
-Dietrich Bonhoeffer-
El problema: toleramos más la estupidez que la maldad
De acuerdo con la teoría de Bonhoeffer, no se tiende a combatir la estupidez del mismo modo que se hace con la maldad. Sus naturalezas son muy distintas. Tanto es así que, por lo general, sonreímos ante la conducta ingenua, el razonamiento simplista y el comentario irreflexivo que no merece siquiera debatirse.
Este fenómeno se nota con frecuencia en redes sociales. Los tuits estúpidos pululan por doquier y se procura no darles importancia; se toleran. Hasta que, de pronto, se vuelve viral una noticia falsa, se da pábulo a una teoría de la conspiración y las ideas sin base científica ni lógica se expanden sin control. Sucedió durante la pandemia por COVID-19.
Asimismo, hay otro hecho similar analizándose desde hace años en el ámbito de las organizaciones, es lo conocido como estupidez funcional. La Universidad de Uppsala, Suecia, destaca en un trabajo cómo en muchas empresas los empleados ya no cuestionan los procedimientos ni las normas imperantes. Solo se dejan llevar.
Esta dinámica también es un problema, porque quien se convierte en un agente pasivo sin reaccionar ni reformular aquello que le condiciona y le rodea, da paso libre al totalitarismo y la coacción. Normalizar y permitir que fluya la conducta estúpida afecta a todos, porque actúa como facilitadora de la maldad.
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Los zombis de la sociedad y la teoría de la estupidez de Bonhoeffer
En el entorno social también habitan auténticos «zombis», es decir, personas arrastradas por consignas y pancartas que no ponen en duda. Y cuanto más llamativas, extremas e ilógicas, mejor. Esto es algo evidente, con frecuencia, en movimientos dominados por ideologías extremas.
De pronto, surgen líderes que dan soluciones simplistas a problemas complejos, personajes amenazantes y populistas que, en poco tiempo, logran gran cantidad de seguidores que le dan el poder. La teoría de la estupidez de Bonhoeffer nos advierte de esto mismo; de cómo las mentes ingenuas engullen esas narrativas sin sentido y las siguen a pies juntillas. Como almas desprovistas de cerebro racional.
«Habiéndose convertido así en una herramienta sin mente, la persona estúpida también será capaz de cualquier mal y al mismo tiempo incapaz de ver que él mismo se ha convertido en malo».
-Dietrich Bonhoeffer-
Cuando la estupidez vence a la razón, todos perdemos
La estupidez es la mayor enfermedad de la sociedad, porque actúa como el mejor instrumento para que la mente malvada escale posiciones y alcance el poder. No hay mayor peligro que no razonar ni aplicar una mirada crítica a los eventos que nos rodean.
La teoría de la estupidez de Bonhoeffer cobra relevancia en la actualidad, porque cada vez se asumen más ideas como veraces de manera automática, sin un pensamiento crítico que las cuestione.
En esta realidad dominada por el scroll y el clickbait, apenas queda tiempo para dudar de lo que se ve y analizar lo que se dice. Es más fácil aceptar lo que llega y obedecer, imitar o hacer lo mismo que hacen los demás. Sucedió con el Brexit y fenómenos similares durante el confinamiento por coronavirus.
Tenlo en cuenta, si la estupidez vence a la razón, avanza el sinsentido y se retrocede como humanidad. No vale la pena.
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