La teoría de Salkovskis para las obsesiones
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que se asemejan a esa porción de carne que masticamos y masticamos y no logramos tragar. Todos los seres humanos, en menor o mayor medida, las hemos experimentado alguna vez.
Si bien es cierto que existen personas con una mayor tendencia a padecer intrusiones, estas no dejan de ser un fenómeno normal, propio de un cerebro desarrollado. Por lo tanto, caeríamos en un error si llegáramos a conceptualizarlas como algo patológico.
El hecho de tener un tipo de intrusión u otra no define a la persona. Simplemente, aparecen. Es algo similar a lo que ocurre cuando soñamos: es normal tener sueños que no se corresponden con nuestros valores o forma de pensar, pero una vez despiertos, somos capaces de no otorgarles demasiado valor y dejarlos pasar.
Lo que ocurre en algunas personas es que realizan un proceso de fusión con sus propios contenidos mentales. Les añaden una importancia y un valor que realmente no tienen. En el trastorno obsesivo compulsivo es normal que la persona crea que es malo o que va a hacer daño a alguien solo por el hecho de haber tenido un pensamiento que le decía esto.
Salkovkis, teniendo en cuenta lo apuntado, presentó una de las primeras formulaciones cognitivas sobre la ansiedad, y en concreto, sobre el TOC.
Las personas tenemos miles de pensamientos a diario, desde que nos levantamos, hasta que dormimos. Algunas de estas intrusiones tienen relación con nuestra personalidad, es decir, son egosintónicas. Otras, por el contrario, nos parecen totalmente aversivas y no las fusionamos con nosotros.
La teoría de Salkovskis: pensamientos frente a obsesiones
Con el propósito de comenzar a estudiar los procesos que hemos comentado, Salkovskis, en 1985 propone su teoría cognitiva. El autor diferencia entre pensamientos automáticos negativos y obsesiones. Un pensamientos automático negativo es un informe subjetivo que se produce frente a unas determinadas circunstancias sin que estas se procesen en profundidad (Rachman, 1981).
En opinión de Salkovskis, es posible establecer importantes diferencias entre pensamientos automáticos y obsesiones. Estas diferencias van en función del grado de intrusión percibido, el grado de accesibilidad a la conciencia y el grado en que son consistentes con el sistema de creencias de la persona.
Y es esta última diferencia, a saber, el grado en que concuerdan con nuestro sistema de creencias, la más central. Una obsesión resulta perturbadora y genera malestar porque tiene que ver con algo que para la persona es muy valioso.
Salkovskis plantea que los pensamientos obsesivos funcionan como un estímulo que puede provocar un tipo particular de pensamiento automático. La evidencia disponible pone de manifiesto que las intrusiones se producen con frecuencia en una población no clínica sin que generen un alto grado de malestar.
Estas se convertirán en un problema solo si dan lugar a una serie de pensamientos automáticos negativos, a través de la interacción de dichas intrusiones inaceptables para el individuo. El malestar, por tanto, va en función del significado específico para ese paciente.
La responsabilidad como esquema
Los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo suele sobrestimar los límites de su responsabilidad. La mínima posibilidad de daño -real o imaginada- se vuelve intolerable para la persona, que intentará por todos los medios neutralizarla. Dicha tendencia podría ser consecuencia haber hecho acopio de obligaciones a una edad muy temprana.
Este esquema de responsabilidad, cuando la persona por madurez contaba con pocos medios para gestionar esa presión, habría dado lugar a la formación de distintos supuestos/automatismos:
- Tener un pensamiento sobre una acción es como realizar dicha acción.
- El fracaso en impedir el daño es lo mismo que causar dicho daño.
- La responsabilidad no se atenta por otros factores como la baja probabilidad de ocurrencia de un hecho.
- No llevar a cabo la neutralización cuando se produce la intrusión es como desear hacer daño.
- Una persona debe y puede controlar sus propios pensamientos siempre.
Los pensamientos o imágenes automáticas desencadenadas por las obsesiones giran en torno a esta responsabilidad – “si las cosas van mal, será culpa mía”-. Esta culpa no solo surge frente a la realidad, sino que también lo hace frente a la posibilidad imaginada. Solo por tener el pensamiento, el individuo ya se siente mala persona y responsable.
Sería algo parecido a pecar por tener un pensamiento en el que medie algo que pueda ser calificado como tal. Por lo tanto, el paciente siente la necesidad de frenar el daño y la culpa que está sintiendo con lo que realiza diferentes neutralizaciones como intentos de solución. Las neutralizaciones, desde la teoría de Salkovskis, se entienden como intentos de evitar o reducir la posibilidad de ser responsable del daño que se pueda causar.
El problema es que la supuesta solución termina por convertirse en el principal problema. La persona queda atrapada entre sus obsesiones y sus compulsiones limitando de forma extrema su vida.
Desde esta teoría, se invita al paciente a considerar esas intrusiones como si fueran “ruido“; desnudarlas de valor, no realizar una fusión entre el pensamiento, su persona y la realidad. Para ello, además de terapia cognitiva, será necesario prevenir la realización de los rituales, consiguiendo con ello la habituación y desmontar las creencias sobre daño y responsabilidad personal.
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- Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F (2008). Manual de psicopatología. Volúmenes I y II. McGraw-Hill.Madrid