Las bases de la asertividad se asientan en la infancia
La asertividad hace referencia a la capacidad de hacer valer nuestros derechos de la manera adecuada y respetando siempre a los demás. Saber decir “no”, por ejemplo, es un claro ejemplo de que se goza de una sana asertividad. Sin embargo, ¿qué ocurre para que esta no se asiente como debería? ¿Dónde está el problema?
La respuesta se encuentra en una de las etapas más importantes de nuestra vida: la infancia. Si desde pequeños nuestros padres llevan a cabo una educación emocional pobre, en un futuro tendremos serias dificultades para ser asertivos, reconocer nuestros derechos y defenderlos con la fuerza suficiente para que nadie los viole.
“La asertividad ayuda a cultivar la paciencia y a vivir de una manera mucho más equilibrada y relajada”.
La negligencia emocional en la infancia
¿Qué entendemos por negligencia emocional? El hecho de no responder a las necesidades emocionales que todo niño tiene. Por ejemplo, seguro que en más de una ocasión hemos pensado que el hecho de que un niño llore porque ha perdido su juguete es una tontería y nos reímos de él. Esto provocará que aprenda a esconder sus emociones por miedo a hacer el ridículo.
Frases como “no es para tanto” o “lloras por tonterías” las lanzan sin pensar los adultos hacia los niños sin ser conscientes de las terribles bases que les están asentando. Los más pequeños comprenderán que sus reacciones no son adecuadas y aprenderán a contenerlas y reprimirlas. Sin embargo esto no es todo. Hay muchas más consecuencias que tomarán forma cuando los niños lleguen a su etapa adulta.
Una de estas consecuencias es que estas personitas ya convertidas en adultos no sabrán reconocer sus emociones y sentimientos y, lo que es aún peor, no serán capaces de expresarlas de la manera adecuada. Esto provocará que adopten dos posturas hacia los demás muy extremistas, es decir, puede que opten por permitir que otras personas las pisen o puede que muestren una agresividad fuera de serie.
“Nunca fui capaz de expresar mis sentimientos o emociones en palabras. No sé si esta es la causa por la que lo hice en la música y la pintura”.
-Arnold Schönberg-
Pero, quizás uno de los peores resultados de la negligencia emocional de los padres sea la formación de una autoestima deficiente. Esos pequeños, en un futuro adultos, creerán que no merecen ser amados, por lo que vivirán relaciones poco satisfactorias de las que nunca se sentirán merecedores, sintiéndose infelices y sufriendo muchísimo por pensar que se pueden ir en cualquier momento.
Las bases para una asertividad sana
Para evitar que los niños aprendan a sentirse culpables por ser como son y que no confíen en su instinto, es importante descubrir cuáles son las bases para que puedan desarrollar una asertividad sana. Para ello, los padres deben prestar mucha atención, no desmerecer esta parte tan importante de la educación de sus hijos y tener en cuenta lo que a continuación mencionaremos.
Una de las bases para desarrollar una sana asertividad es valorar lo que sienten los más pequeños, así como sus opiniones. No podemos juzgar como “tontería” que lloren porque hayan tenido una discusión con su mejor amigo. Es importante escuchar, comprender y jamás reírnos de esto. Porque aunque para nosotros sea una bobada, para ellos no lo es.
La segunda de las bases es enseñarle a los niños a reconocer lo que sienten, discernir la emoción que se ha hecho presente y comprenderla, para así gestionarla mejor. No hacer esto provocará serios problemas en la gestión emocional en un futuro no muy lejano.
La tercera de todas es comunicarnos con los niños y saber hacer las preguntas adecuadas para que ellos mismos ganen en seguridad. Algunas de estas cuestiones pueden ser “¿qué es lo que piensas, cómo te sientes, qué necesitas o qué quieres decir?”.
Desarrollar una sana asertividad te permitirá ser consciente de tus derechos asertivos y saber que eres merecedor de ser tratado con respeto.
Atender a las necesidades emocionales de los más pequeños les ayudará a descubrir lo que sienten y lo que necesitan. Pero, además, les permitirá ser conscientes de que sus emociones y sus necesidades son importantes, que nadie tiene por qué pisotearlas y que pueden expresar libremente lo que sienten porque se merecen que los demás los respeten.
Si todo esto no lo aprenden desde pequeños, partiendo de la educación que le han dado sus padres, de mayores tendrán serios problemas de seguridad y autoestima. No considerarán cierto que merecen que los demás les traten bien o les amen y todo esto puede llevarlos a conductas autodestructivas y a autosabotearse de forma constante.