Las buenas personas también tenemos derecho a decir basta
Las buenas personas no cerramos por vacaciones ni tenemos horario de oficinas. Nadie nos recompensa por lo que hacemos ni nosotros lo deseamos. Somos de un material poco usual, pero es de este modo como entendemos la vida, y es así como nos habla nuestro corazón.
Ahora bien, ser bueno no es ser ingenuo. Es tener unos valores propios por los que luchar y que, a la vez, nos definen. Pero en el momento en que nos sentimos vulnerados o utilizados de forma egoísta, hay algo por dentro que empieza a quebrarse.
En el momento en que las buenas personas se dejan llevar por unos y otros sintiendo la sombra del egoísmo hilando cada movimiento, aparece la sombra de la decepción. Entonces dejan de esperar nada, porque dejan de creer en sí mismos.
En realidad es algo más complejo de lo que pensamos. Cuando alguien hace las cosas por libre voluntad es su espíritu quien le guía, es la espontaneidad y su propia integridad.
Pero cuando otras personas vulneran estos principios para llegar a un objetivo en busca de un beneficio propio, en lugar de culpabilizar a quien nos ha manipulado, nos culpabilizamos a nosotros mismos. Es lo más común. Nos decimos aquello de que somos ingenuos, que damos demasiado, que no sabemos intuir las cosas, a las personas….
Y todo ello, toda esta autoproyección negativa, va minando poco a poco nuestra autoestima de un modo peligroso. Reflexionemos hoy sobre ello.
Las almenas de nuestros propios castillos
Cuando percibimos la invasión de segundas personas en nuestros espacios personales, solemos desplegar las clásicas estrategias defensivas para protegernos. Y aún más, responsabilizamos a los demás de ese agravio. Ahora bien, en el caso de las buenas personas, esto no siempre sucede de este modo.
Las buenas personas suelen girar la cabeza hacia ellas mismas responsabilizándose de esa “intrusión”. Se ven a sí mismas como demasiado confiadas, llegando a pensar que si alzan las almenas de sus propios castillos se perderá parte de lo que son, dejarán de estar en equilibrio con sus principios.
Ahora bien, debemos tener claro que todos nosotros necesitamos tener un espacio de control, un límite personal tras el cual, es obligatorio a alzar nuestras almenas para que no se nos vulnere. Para convencerte aún más sobre ello, es importante que tengas en cuenta estos sencillos aspectos:
Poner límites no te va a alejar de los demás
Las buenas personas tienen todo el derecho a decir basta sin que las llamen egoístas. Sabemos que quienes te rodean están más que acostumbrados a que siempre digas sí, a que estés disponible y que les recibas con una sonrisa.
- Poner límites te va a ayudar a conocerte a ti mismo y a los demás. Debes saber hasta dónde quieres llegar y, a partir de ahí, deben ajustarse también los demás.
- En el momento en que estos límites quedan claros, las relaciones serán más saludables. Además, te ayudará a tener un mejor conocimiento de ti mismo.
Incluso el amor necesita límites
Si alguien pensaba lo contrario se equivoca. No hay contexto más necesario donde marcar unos límites claros que en las relaciones afectivas, familiares o de amistad. En realidad, no habrá forma más afectuosa y cómplice que poder decir con tranquilidad un “no” sin preocuparnos de que la otra persona se sienta ofendida o contrariada por ello.
Decir “te quiero” no se traducirá jamás con “estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que me pidas en el momento en que tú desees”
Querer a alguien, ya sea a una pareja, a un amigo o aun familiar es poder actuar con libertad, de acuerdo a nuestros principios, sabiendo que vamos a ser respetados en todo momento.
Decir “no” nunca hará que dejemos de ser buenas personas
Antes de convencer a los demás, debes convencerte a ti mismo. Es necesario poder decir basta, y decirlo en voz alta con convicción, sin avergonzarnos por ello ni sentirnos mal.
Piensa que si día tras día cedes en todo aquello que te piden, lo que acaba ocurriendo en realidad es que te están robando la energía, la autoestima, y a su vez… te van a convertir en alguien que no eres.
Llegará un momento en que cuando desees ayudar a alguien de verdad, te será imposible. No tendrás fuerzas, ni ánimos y, peor aún, ya no creerás en ti. Debes tenerlo claro, las buenas personas tienen derecho a decir basta. Te ayudará a tener una comprensión más clara de lo que eres, lo que te importa y, a la vez, se lo mostrarás a los demás.
La importancia de trazar una línea imaginaria entre tú y los demás
Levantar almenas a tu alrededor no es como crear de la noche a la mañana una linea de castigo para los demás donde tú, quedas aislado a la vez que protegido. Es todo lo contrario…
Trazar límites no es poner muros. Visualízalo como una línea de luz, como una línea de energía que trazas alrededor de tu cuerpo donde tus energías, tus emociones y tus valores quedan protegidos.
Todo ello te va a ofrecer la seguridad de estar actuando con integridad para construir auténticas relaciones positivas. De ese modo, quien de verdad te quiera te va a comprender, porque las buenas personas a pesar de no querer nada a cambio, necesitamos reciprocidad y, sobre todo, ser respetados. No lo olvides nunca.
Imágenes cortesía de Karen Jones Lee, Miranda Klark, Art Graphic Swit