Las personas de acero inolvidable, un rincón al que siempre podemos regresar

Las personas de acero inolvidable, un rincón al que siempre podemos regresar
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 07 noviembre, 2022

Hay personas a las que siempre podemos regresar. Aunque nos alejemos a años luz y estemos en otra galaxia. Ellas son sinónimo de calidez y de cercanía, son una conexión a primera vista. Una sintonía inquebrantable y única.

Huelen a hogar, a las tiritas que una vez sujetaron nuestras heridas emocionales, a ese ungüento que las sanó, a la voz que nos calmó. A través de ellas pudimos asumir que los momentos más insoportables son solo eso, momentos.

“Las personas hogar huelen a amor y aceptación incondicional. Huelen a cariño, a abrazos largos donde se te cierran los ojos y se esboza una sonrisa. Estas personas huelen a amistad, amor y familia elegida.

Huelen a “estoy a tu lado así tengamos que apretar los dientes” y confían en ti incluso cuando tú mismo has dejado de hacerlo. Son aquellas personas que no te evitan el vértigo ni la caída, sino que te ofrecen las palabras exactas que solo puede regalarte alguien que se cosió las heridas a aprendizajes.”

-Reparando Alas Rotas-

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Las personas más bonitas que conozco

Las personas hogar, las de acero inolvidable, son esas personas que te abrazan tan fuerte que unen de nuevo todos tus pedazos, las que hacen que tus miedos y tus tristezas se caigan. Las que te han enseñado por las buenas, demostrándote que el mundo es totalmente maravilloso.

Gracias a ellas encontramos cada día motivos por los que vale la pena esforzarse y ser feliz. Y es que a través de su paciencia hemos podido comprender que las cosas buenas suceden a aquellos que saben esperarlas.

Porque la paciencia, su paciencia, es la virtud que enmarca nuestra libertad emocional. Y es que soplarle a nuestras heridas solo anestesia el dolor, por eso con ellas perdemos el miedo a mirar con crudeza a la realidad.

Sabemos que aunque sea duro, no conocemos el valor de ser fuertes hasta que no nos queda otra opción. Caigamos donde caigamos nos levantaremos, porque una vez una persona hogar nos hizo ver que la fortaleza y la valentía es cosa de gente como nosotros.

Pero, si en algún momento no somos capaces de incorporarnos, ahí están como bastones, como puntos de apoyo, recordándonos que siempre habrá un lugar al que podremos acudir para recomponernos.

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Su corazón tiene un único motor, la bondad

Puedes reconocerlas fácilmente, pues desde que las conociste eres mejor persona,  te han fortalecido y han enriquecido tu interior.

Seguro que reconoces a más de una persona de acero inolvidable, una de esas cuyo motor solo funciona con la mezcla de dos combustibles: el amor y la comprensión.

No conozco un calor más reconfortante que el de mis personas hogar. Ellas no son solo nuestra familia, nuestros amigos o nuestros consejeros; ellas son nuestro fuego, nuestra chimenea. Y es que a través de su cariño hemos comprendido que todo puede arder si le aplicamos la chispa necesaria.

Nos protegen de las caídas ayudándonos a tejer alas cada vez más grandes. Restaurando nuestros sueños, arreglando nuestros miedos, eligiendo las tristezas que vale la pena vivir y deshaciéndose del resto.

Manos haciendo un corazón

Son personas bonitas, que huelen a brisa y que saben a mar. Ellas tienen la capacidad de abrazar con palabras y miradas a las personas que aman, haciendo desaparecer las heridas más feas, convirtiéndolas en preciosas cicatrices.

Porque pueden hacer que las sonrisas en las que enmascaramos nuestro dolor, no nos rompan por dentro y se conviertan en la felicidad más absoluta. Y es que estas personas nos conocen de una manera tan profunda que saben a la perfección cuando un “todo está bien” no es sincero ni real.

Es por toda la riqueza emocional que comparten con nosotros, que nunca alcanzaremos a poder expresar lo que son y lo que significan. Y es que, en términos de gratitud siempre estaremos en deuda. De todas maneras, nunca es suficiente decirlo: GRACIAS. POR SIEMPRE.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.