Mitos y verdades en las relaciones abiertas
Las relaciones abiertas son un modelo de relación para todas aquellas personas que no logran encontrarse cómodas o felices en una relación monógama debido a la rutina, los celos, mentiras y el hecho de sentirse mal si se siente deseo por otras personas que no sean la pareja.
Los irreverentes años sesenta volvieron a traer algo que parecía erradicado de la sociedad occidental: la poligamia explícita. Desde muchos frentes comenzaron a bautizarla de diferentes maneras: poliamor, polifidelidad, amor confluyente o simplemente amor libre. Actualmente, todo parece englobarse en el término que hace referencia a las relaciones abiertas.
Se trata de una forma de relación de pareja en la que cada uno puede tener relaciones sexuales con terceras personas de fuera de la pareja. Además, contaría con pleno consentimiento de parte de su pareja. No hay reglas fijas. Cada pareja determina cómo y hasta qué punto llegan esos acuerdos.
La polémica de las relaciones abiertas
El tema sigue siendo polémico. Muchos se preguntan si de verdad las parejas con relaciones abiertas son más felices, maduras y sólidas. Otros, indican que el objetivo de estos vínculos no es la estabilidad, la madurez o la solidez. Por lo tanto, sobraría el debate. Quizás sería más válido preguntar si de verdad este tipo de relaciones garantizan una mayor libertad y, en consecuencia, mayor felicidad para la pareja.
La sexualidad humana es un terreno que se ubica a medio camino entre la biología y la cultura. Así que, esgrimir argumentos que aluden solamente al instinto, es un error. Igual al contrario; suponer que debe primar la cultura, porque sí, es ignorar que hay necesidades básicas en el ser humano.
La cultura pone límites a algunos de nuestros instintos, provocando que nos avergoncemos de ellos y que los reprimamos. Culturalmente y, muy particularmente debido a las religiones, el sexo se convirtió en un tabú a lo largo de la historia. Controlando el deseo sexual de las sociedades, ideologías y poderes controlaron también la cosmovisión de sus súbditos.
Las relaciones abiertas, ¿sí o no?
La sexóloga Ana de Calle, terapeuta de pareja en España, indica que las relaciones abiertas, generalmente, no son una opción para los más jóvenes . Acuden a este modelo personas con algún tipo de recorrido o experiencia con varias parejas. Las cuales, generalmente, han sido negativas.
Indica también que casi siempre son los hombres quienes proponen este tipo de vínculo. Y que en algunos casos están poniendo sobre la mesa no su deseo de libertad, sino su necesidad de estar con sacar a flote una homosexualidad disfrazada. De ahí que necesiten que haya otros hombres involucrados con su pareja.
Las relaciones abiertas también puede estar encubriendo algún problema afectivo. ¿Es una solución cínica al eterno desencuentro que está implícito en el amor? En algunos casos lo es. La dificultad para establecer vínculos profundos de intimidad con otras personas es algo que en una relación abierta puede quedar sepultado y olvidado, contribuyendo así a eludir el conflicto interno como tal.
Las relaciones abiertas: otros datos de interés
No hay suficientes estudios que documenten con certeza cuál es el destino de las relaciones abiertas. O que permitan compararlas con las parejas tradicionales. Lo que sí es cierto es que los modelos familiares han cambiado profundamente en las últimas décadas
También es cierto que toda relación no depende del vínculo en sí mismo, sino de la calidad humana de quienes la componen. De sus creencias, de sus valores y sus prioridades. Por eso, las relaciones abiertas no son para todo el mundo, especialmente cuando no están basadas en el amor o en una comunicación sincera.
En esta línea, los investigadores Easton, D., Hardy, J. W., & Vagalume, M. (2016) señalan que, muchas veces, hoy en día, lo importante sería crear un vínculo de afectividad y compromiso con una persona en particular. Mientras tanto, podrían crearse varios vínculos sexuales con terceras personas. Se podrían crear mientras no afectaran la integridad de los dos primeros.
Por otra parte, la liberación sexual y los nuevos derechos sociales, han cambiado radicalmente el concepto de relación, sexualidad y fidelidad. Por lo tanto, muchas parejas satisfacen sus necesidades sexuales fuera de la pareja, con consentimiento del otro miembro, para recuperarse de la rutina, por ejemplo.
Alguien podría decir: ¿Si hay ese amor y esa comunicación sincera, para qué involucrar terceros? Otros responderán que nada protege a una pareja de la rutina, del deseo de experimentar, de la necesidad de sentir la emoción de lo novedoso. Entonces, nuevamente sería interpelado para preguntarle si todo eso no es más bien una expresión de cierta fútil adolescencia a la que no se quiere renunciar. El debate continúa…
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- Easton, D., Hardy, J. W., & Vagalume, M. (2016). Ética promiscua: una guía práctica para el poliamor, las relaciones abiertas y otras aventuras. Melusina.
- Garriga, J. (2013). El buen amor en la pareja: Cuando uno y uno suman más que dos. Ediciones Destino SA.
- Villegas, M., & Mallor, P. (2017). Parejas a la carta: Las relaciones amorosas en la sociedad postmoderna. Herder Editorial.