Lectura y empatía: los grandes lectores son más empáticos
Lectura y empatía están relacionadas. Admitámoslo, si algo saben bien los buenos lectores es que pocas cosas son tan intensas como esas conexiones que hacemos con los personajes de los libros, sufriendo sus tragedias, emocionándonos con sus logros y proezas. Esa capacidad, la de empatizar con dichas historias es también un modo de crecer, de evolucionar en muchos sentidos.
Doris Lessing dijo una vez que nada logra estimular tanto nuestro desarrollo espiritual, social y emocional que los libros de ficción. La genial escritora y ganadora del premio Nobel de literatura no podía tener más razón con sus palabras. De hecho, en un estudio llevado a cabo por los psicólogos David Comer Kidd y Emmanuelle Castaño, de la New School for Social Research de Nueva York, se llega a la misma conclusión intuitiva.
“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”
-Miguel de Cervantes-
Los libros de ficción, por encima del resto de géneros, nos obligan a sumergirnos en una riqueza de matices psicológicos excepcionales. La trama de la historia, los senderos de una narrativa capaz de despertar emociones, miedos, dudas y pasiones favorece un sinfín de procesos internos, de diálogos introspectivos y de dinámicas que vienen a demostrarnos algo que sin duda ya intuíamos: lectura y empatía van de la mano.
La la ficción literaria mejora nuestra empatía social
Posiblemente, nadie tuvo tanta maestría a la hora de crear personajes como Charles Dickens. En su amplia bibliografía encontramos los más variados arquetipos psicológicos, los perfiles de personalidad más variados, oscuros, maravillosos y pérfidos que podemos hallar en cualquier sociedad. De su pluma salieron cerca de 989 personajes y todos ellos sirvieron para que varias generaciones de lectores aprendieran mucho más sobre el carácter humano, potenciando casi sin darse cuenta su empatía social.
Esto mismo es lo que han podido demostrar los psicólogos Kidd y Castaño. En su artículo publicado en la revista Sciencie señalan que lectura y empatía se relacionan de forma íntima porque nos ayudan a reflexionar sobre los convencionalismos, los estereotipos y los prejuicios, para sumergirnos mucho más en el íntimo microuniverso de cada personaje, comprendiéndolo, empatizando con él e indetificándonos a veces con sus pensamientos, opiniones y vivencias.
Gran parte de esa conciencia psicológica, adquirida en las páginas de todos esos libros que “devoramos” de forma regular, la trasladamos al mundo real casi sin darnos cuenta. Es un bagaje de sabiduría adquirida en la literatura de ficción que nos ayuda también a lidiar con las complejidades de nuestro entorno de muy diversas formas.
Así, si hay algo que todos sabemos es que las personas en la vida real no son tan fáciles de entender como en los libros. En nuestro día a día no hay un narrador externo ni una voz omnisciente que nos revele qué hay en las profundidades de ese compañero que nos gusta, de esa amiga que nos falla, de ese jefe tirano que nos pide llegar a determinados objetivos, olvidando las condiciones en las que trabajamos.
Sin embargo, los grandes lectores disponen de una solvencia especial para saber qué hay detrás de ciertos comportamientos, empatizan mucho más, entienden, discriminan, están alerta y son más hábiles a la hora de entender la complejidad de la psicología humana que aquel que, por ejemplo, rara vez abre un libro.
“Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”
-Miguel de Unamuno-
Lectura y empatía, una influencia socializadora muy valiosa
Los profesionales que llevan varias décadas dedicados a la psicoterapia nos explican que los problemas de las personas han ido cambiado a lo largo de los últimos 30 años, igual que lo ha hecho la ropa con la que vestimos o la tecnología con la que contamos. Estamos cada vez más afectados por problemas de autoestima y los conflictos emocionales que surgen de un mundo impredecible, no lineal, y sin embargo muy interconectado. La sensación de soledad, de falibilidad e incertidumbre nos está robando el equilibrio interno.
Una propuesta que suelen hacer muchos psicólogos, cuando trabajan con sus pacientes, es que lean. Más allá de la terapia a seguir, se suele recomendar a la persona que incremente sus horas de lectura. La influencia socializadora de los libros nos ayuda no solo a reflexionar y entender mucho más este mundo, a veces tan desafinado. Nos permite tener calma, hacer mejores inferencias, desarrollar la reflexión y empatizar con quienes nos envuelven y sobre todo, con las propias necesidades.
Lectura y empatía son sanadoras. Lectura y empatía son liberadoras, nos invitan a profundizar en los dilemas de la vida, aprendemos a ser más compasivos, a conectar mucho más con las personas para entenderlas, para aprender de ellas y permitirnos crecer, evolucionar espiritualmente como decía Doris Lessing en su momento.
Para concluir, recordemos el poder sanador que pueden tener los libros. En especial los libros de ficción. Acercarlos por ejemplo a los más pequeños desde bien temprano les facilitará grandes herrramientas psicológicas y emocionales para que dispongan, además, de una conciencia social mucho más apta, sensible y enriquecedora.
Por nuestra parte, no olvidemos tampoco lo valiosos que pueden llegar a ser para nosotros los grandes clásicos. Hay momentos en que necesitamos reflexionar nuevamente sobre diversas cuestiones sobre la humanidad, y para ello, nada mejor que volver a visitar a Dostoievski, a Tolstoi, a Dickens, Chejov, Charlotte Bronte, Jane Austen, o Herman Melville…