La leyenda del laurel, o la corona triunfal
La leyenda del laurel es muy antigua y siempre se le asocia con la victoria o el triunfo. Por eso a la corona de laureles también se le conoce como la corona triunfal. Así mismo, por extensión, la expresión “laureado” hace referencia a una distinción de excelencia en el ámbito de la educación y la cultura.
Son muchos los escudos y banderas que representan la corona triunfal en esos emblemas. Más que derivarse de la leyenda del laurel, lo asocian con el símbolo de victoria que esta representa; en la mayoría de los casos, aluden a la victoria militar que les dio unidad o identidad como nación.
En varias universidades de los Estados Unidos se entrega la corona de laureles a los alumnos destacados o a aquellos que completan su ciclo de formación. Así mismo, la Universidad de Umeå, en Suecia, le otorga ese distintivo a quienes obtienen el título de doctor honoris causa, con excepción de los médicos. Todo ello se deriva de la leyenda del laurel.
“Las coronas de laurel son arrebatadas por un soplo de brisa; contra las coronas de espinas, nada puede la tempestad”.
-Friedrich Hebbel-
El origen de la leyenda del laurel
Todo indica que la leyenda del laurel tiene su origen en la mitología griega. Se cuenta que Eros, dios del amor y de la atracción sexual, se sintió muy molesto porque Apolo era arrogante. Este último era una de las deidades más influyentes del Olimpo y tenía múltiples poderes. Además, poseía una gran belleza y encanto.
Irritado por tantos atributos y la arrogancia de Apolo, Eros desató su ira sobre él. Por eso, le disparó una flecha de oro, ya que esta tenía un efecto mágico: hacía que la víctima se enamorara perdidamente. Al mismo tiempo, Eros le disparó una flecha de plomo a la ninfa Dafne; esta tenía el efecto contrario: impedía amar a quien alcanzara.
Así las cosas, Apolo vio a Dafne y quedó herido y perdido de amor. Así que empezó a perseguirla y ella, incapaz de corresponderle, se dio a la huida. Después de correr durante mucho tiempo, y ya agotada, le pidió ayuda a su padre, el dios río Ladon. Este la convirtió en una planta de laurel.
Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ella ya había empezado su metamorfosis. Completamente abatido, Apolo abrazó el árbol y se echó a llorar. Convencido de que ya no podía hacer nada al respecto, dijo que desde entonces ese sería su árbol predilecto. También que sus hojas serían siempre verdes y que servirían para coronar a los hombres más eximios. Allí nació la leyenda del laurel.
El laurel en la cultura antigua
En la antigua Grecia se le otorgaba una corona de laurel a los atletas que vencían en una competencia y también a los guerreros que se destacaban en una contienda. Así mismo, en Roma los césares portaban la corona triunfal por considerarse superiores a todos los demás seres humanos.
Se difundió también la creencia de que Eneas, al fundar la acrópolis, encontró en el lugar muchas plantas de laurel. Por eso se extendió la idea de que donde moraban los laureles también debían morar los soberanos.
Así mismo, se le adjudicaron una serie de poderes a la planta. La leyenda del laurel dice que, como el dios Apolo era la deidad de la adivinación, al colocar una rama de este vegetal bajo la almohada se tienen sueños proféticos.
Por otro lado, que antes de una batalla debía echarse a quemar un atado de laurel; si producía mucho ruido, habría suerte; si se quemaba de forma silenciosa era un mal presagio.
Otras variaciones de la leyenda
Son varias las culturas que han asociado al laurel a la adivinación. Se cree que esto se debe a la tradición de utilizar el humo de sus hojas cuando se quemaban para hacer predicciones. Sin embargo, otro dato curioso asociado es que algunas variantes de esta planta tienen un principio activo que puede producir alucinaciones, susceptibles de ser interpretadas como presagios.
En Grecia y Roma se sembraban esas plantas en las puertas de los palacios de los gobernantes, pues se creía que otorgaban protección. El historiador Plinio llamaba “jardines del César” a cualquier espacio vegetal en el que predominase el laurel.
Según la leyenda del laurel, esta arbusto también nos protegería de las tormentas. Por eso, el emperador Tiberio se ponía una corona elaborada con esta planta cada vez que el cielo se encapotaba. Con el tiempo, de todos los significados del laurel, el que se ha hecho más popular es el que lo relaciona con el triunfo o con el éxito.
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- Hernando, B. M. (2007). La corona de laurel. Periodistas en la Real Academia Española, Madrid, APM.