Los animales también tienen personalidad
Los animales también tienen personalidad. Esto es algo que cualquier persona que tenga una mascota, ya sea un perro, un gato, un conejo o un loro no pondrá nunca en duda en vista del carácter que demuestran todos estos maravillosos compañeros de vida. Los hay más curiosos, más introvertidos, algunos maniáticos y con mal humor y muchos de ellos, afables y cercanos.
Ahora bien, el estudio del comportamiento animal y, más concretamente, el análisis sobre la personalidad de las especies no humanas está produciendo información interesante. De hecho, es importante destacar que este campo se ha desarrollado gracias a múltiples organizaciones orientadas a la preservación de las especies.
Así, cuando se produce el rescate de un orangután, un oso, un lobo o cualquier otro animal que ha experimentado algún trauma o situación adversa, es importante comprender en qué situación psicológica se encuentra y cómo se va produciendo su adaptación cuando se le introduce en otro entorno para su recuperación. Interesa saber cómo afronta el trauma, cómo se relaciona con sus cuidadores y cómo se adapta a otros miembros de su misma u otras especies.
Gracias a estos trabajos, sabemos que los animales no solo tienen su propia personalidad. También experimentan depresiones y otros trastornos psicológicos. Asimismo, algo que saben muchos de quienes dedican su vida a rescatar animales, ya sean perros, gatos o criaturas salvajes, como los osos, es que pocos acumulan rencor por sus experiencias. Saben perdonar y acaban siendo muy receptivos a las muestras de afecto.
“Los ojos de un animal tienen el poder de hablar un gran lenguaje”.
-Martin Buber-
Los animales también tienen personalidad: lo que dice la ciencia
Los animales no pueden realizar ningún tipo de test ni prueba estandarizada que nos permita valorar su personalidad. Aún así, y a pesar de las dificultades, desde un punto de vista científico queda probado que los animales también tienen personalidad. Monos, aves, perros, cobayas, hasta peces y cangrejos ermitaños disponen de un carácter propio.
Estudios como el llevado a cabo por el doctor Samuel D. Gosling, de la Universidad de Virginia, por ejemplo, dio forma a un minucioso trabajo donde analizaba el comportamiento de 12 especies no humanas. Los resultados de análisis y observación, demostraron que, de algún modo, sus personalidades podían valorarse partiendo del modelo de los 5 grandes (Big Five).
Es decir, factores como la extroversión, la inestabilidad emocional, la apertura o la amabilidad pueden verse en muchas especies de animales. Aunque eso sí, rasgos como la conciencia solo están presentes en los primates.
La personalidad de un animal la determina en mayor parte su experiencia
Sabemos que un animal puede mostrar un comportamiento extrovertido, dinámico y abierto y en un momento dado, volverse más retraído y tímido. Algo así se da con frecuencia en animales que han pasado por algún circo o por una instalación de un zoológico en malas condiciones.
Por otro lado, nos parecerá llamativo saber que esto también ocurre en el frío mundo de los peces. Así, estudios como el llevado a cabo por la doctora Ashley J. Frost, de la Universidad de Liverpool, nos señala algo interesante. Las truchas arcoíris, por ejemplo, se vuelven más tímidas, lentas en sus movimientos y esquivas después de una pelea con otro congénere altamente agresivo y dominante.
Todo ello nos demuestra no solo que los animales también tienen personalidad. Además, ellos, al igual que el ser humano, pasan por experiencias traumáticas que cambian por completo su carácter.
Todos los animales saben perdonar
A menudo señalamos aquello de que los animales no tienen malicia y que la mayoría de ellos son nobles por naturaleza. Bien, Alexander Weiss, uno de los grandes entendidos en el comportamiento de especies no humanas, nos señala algo en lo que reflexionar. Si nos paráramos a tener en cuenta que gran parte de los animales tienen personalidad, descubriríamos no solo que nos parecemos a ellos en muchos aspectos. En ocasiones, hasta nosotros mismos deberíamos aprender del reino animal.
Para comprenderlo mejor contaremos una breve historia. En China disponen de un conocido centro de rescate animal llamado Moon Bear. En él atienden a osos que han pasado por horribles experiencias. La mayoría de ellas relacionadas con la medicina tradicional china, que consiste en ir extrayendo la bilis de los osos para curar (supuestamente) enfermedades.
Muchos de estos animales son rescatados en pésimas condiciones, con lesiones que van más allá de las físicas. Así, uno de los habitantes más conocidos de este centro es Jasper, un oso que dejó a sus espaldas un trauma psicológico inmenso. Los cuidadores, lograron que poco a poco fuera dejando atrás su pasado hasta convertirse en lo que es ahora, un animal afectuoso que ha dejado de tener miedo al ser humano.
Jasper ha dado paso al perdón, como muchos otros. Y esto no es un caso aislado, gran parte de las especies de animales que han sido rescatadas, evidencian a los pocos meses una apertura afectuosa, humilde y cercana hacia quienes los han ayudado. También ellos entienden de resiliencia y son además unos maestros excepcionales en la artesanía del perdón, la generosidad y la esperanza.
Aprender de ellos, puede ser sin duda un privilegio.
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- Dugatkin, L. A. 2013. Principles of Animal Behavior. 3nd edition. W.W. Norton, New York. Parts of this are blog have been adapted from that book.
- Weiss, A., J. E. King, and L. Perkins. 2006. Personality and subjective well-being in orangutans (Pongo pygmaeus and Pongo abelii). Journal of Personality and Social Psychology 90:501-511.