Los psicodélicos y las enfermedades terminales

La investigación reciente sugiere que los psicodélicos pueden proporcionar alivio físico, emocional y espiritual a los pacientes terminales. Descubre su potencial terapéutico, a continuación.
Los psicodélicos y las enfermedades terminales
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 17 mayo, 2024

Las enfermedades terminales dañan la salud física y psicológica de los pacientes. Los dolores crónicos y saber que el padecimiento no tiene cura generan una fuerte repercusión negativa en la calidad de vida. Por fortuna, la medicina paliativa ha realizado importantes avances al respecto; uno de los más prometedores es el que relaciona los psicodélicos y las enfermedades terminales.

Estas sustancias, que alteran la cognición, la percepción y el estado de conciencia, pueden proporcionar el alivio necesario a estas personas, si se emplean de la forma adecuada. No revertirán el padecimiento, pero sí mejorarían los síntomas de ansiedad, depresión o angustia existencial tan presentes en las etapas finales.

El potencial terapéutico de los psicodélicos

Los psicodélicos son sustancias psicotrópicas que inducen una alteración del estado de conciencia. Si otras drogas modifican la experiencia en términos cuantitativos (como los estimulantes que aceleran el organismo o los depresores que lo ralentizan), en este caso se produce un cambio cualitativo, acercando a la persona a estados similares al sueño, el trance o la meditación.

Dichas sustancias se vienen empleando con fines curativos desde hace milenios en diversas poblaciones indígenas. Incluso, la medicina occidental las investiga como ayuda para diferentes trastornos psicológicos. Y, aunque durante un tiempo está exploración se detuvo, el interés científico al respecto resurgió en las últimas décadas.

Ahora bien, ¿cómo funcionan estas sustancias? Las indagaciones al respecto sugieren que los psicodélicos modifican el cerebro tanto a nivel estructural como funcional. En concreto, un estudio realizado en animales y publicado en Cell Reports encontró que estas drogas promueven la plasticidad cerebral, favoreciendo que las neuronas tengan más probabilidad de ramificarse y conectarse entre sí.

Además, otro análisis reseñado en European Neuropsychopharmacology sugiere que el uso prolongado de psicodélicos se correlaciona con diferencias significativas en el grosor cortical de algunas áreas cerebrales.

En particular, estos cambios afectarían a las áreas asociadas a los procesos atencionales, el pensamiento autorreferencial y el proceso mental interno; lo cual explica los cambios en la personalidad que reportan los consumidores.

Y es que, para muchas personas, los psicodélicos constituyen una experiencia trascendental que genera modificaciones significativas en su bienestar emocional. Así lo recoge un artículo difundido por Psychopharmacology.



Paciente con enfermedad terminal recibe tratamiento con psicodélicos
Si bien los psicodélicos no revierten el diagnóstico, aliviarían los síntomas de angustia, ansiedad y depresión.

Los psicodélicos y las enfermedades terminales

¿Pueden ayudar los psicodélicos a quienes padecen una enfermedad terminal? Ante la ausencia de un tratamiento o cura, el objetivo de los cuidados paliativos en estos casos es preservar en lo posible la calidad de vida de los pacientes y favorecer una muerte digna. Así, estas sustancias psicotrópicas contribuirían en diferentes aspectos.

En primer lugar, son eficaces para tratar síntomas de ansiedad y depresión en pacientes con enfermedades potencialmente mortales. Por ejemplo, un estudio divulgado en BMC Psychiatry encontró que, incluso en dosis únicas, los psicodélicos ofrecen reducciones rápidas y sostenidas de los síntomas en pacientes con cáncer terminal.

Esto puede deberse a su capacidad para favorecer la plasticidad neuronal mencionada en el estudio de Cell Report. Y es que este mismo trabajo halló que en los casos de depresión se observan transformaciones estructurales o atrofia en la corteza prefrontal cerebral; algo que también ocurre en la ansiedad, adicciones y estrés postraumático.

De esta manera, los psicodélicos, al promover el crecimiento de las neuritas (dendritas o axones de la neurona) previenen estos procesos.

Por otro lado, una revisión sistemática publicada también en Psychopharmacology sugiere que los psicodélicos tienen efectos positivos sobre el bienestar existencial y espiritual, la calidad de vida y la aceptación en pacientes con enfermedades terminales. Estos efectos se logran con pocas reacciones adversas y ninguna grave.

¿Cómo emplear los psicodélicos para las enfermedades terminales?

Estas sustancias se han indagado como tratamiento paliativo en enfermedades terminales tales como el cáncer, la insuficiencia cardiaca, la insuficiencia hepática y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), entre otras. Aparte, hay diversos psicodélicos puestos a prueba, destacando principalmente la psilocibina, la ketamina y la MDMA, puntualiza un artículo de Journal of Palliative Medicine.

Sin embargo, los pocos efectos adversos y de corta duración pueden ser sustanciales. Por esto, es importante que siempre se administren bajo la supervisión de un profesional que pueda detectar si la persona es apta para dicha medicación y garantice la seguridad de la experiencia en un ambiente preparado y controlado.

Una publicación compartida por el Centro para el Avance de los Cuidados Paliativos destaca cuáles serían las condiciones seguras en terapias asistidas con psicodélicos; se refieren a cinco aspectos en específico:

  • Entorno físico cómodo y relajante.
  • Evaluación individualizada del paciente.
  • Acompañamiento calificado durante la sesión.
  • Preparación que informe y fomente mentalidad positiva.
  • Asesoramiento posterior a la terapia, para dar sentido a la experiencia.


Paciente en cuidados paliativos
Minimizar el sufrimiento emocional en pacientes con enfermedades terminales sería un propósito del tratamiento con psicodélicos.

Alternativa interesante y prometedora

En definitiva, la asociación entre los psicodélicos y las enfermedades terminales parece prometedora. Aunque en la actualidad se emplean principalmente con fines investigativos, es probable que en el futuro se establezcan como una vía de ayuda dentro de la medicina paliativa.

Y es que, más allá del dolor físico, es el sufrimiento emocional y espiritual el que más angustia a estas personas y cercena su calidad de vida. Por lo mismo, el uso controlado y supervisado de tales sustancias puede ser una alternativa interesante.


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