¿Cómo se clasifican las drogas?

Cada droga es un mundo, con efectos totalmente diferentes entre sí. En este artículo hablamos de 4 de sus posibles clasificaciones, atendiendo a diferentes criterios.
¿Cómo se clasifican las drogas?
Franciele Rohor de Souza

Revisado y aprobado por la farmacéutica Franciele Rohor de Souza.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 29 mayo, 2023

Las drogas son sustancias que crean alteraciones en las conexiones celulares del sistema nervioso central, y que por ende afectan a la conducta, produciendo además diversas alteraciones a nivel perceptivo. Pero, ¿cómo se clasifican las drogas?

En primer lugar, destacar que no todas las drogas tienen los mismos efectos o la misma naturaleza, ni son igual de peligrosas. ¿En función de qué criterios las clasificamos? ¿Qué tipo de drogas encontramos? Vamos a hablar de todo ello.

¿Cómo se clasifican las drogas?

Podemos clasificar a las drogas en función de diferentes criterios. Uno de ellos es el efecto que originan en el organismo; en este sentido, distinguimos tres tipos de drogas: las alucinógenas, las depresoras y las estimulantes. Vamos a ver en qué consiste cada uno de ellos:

1. Drogas alucinógenas

Se trata de compuestos químicos que afectan a las conexiones cerebrales, haciendo que percibamos la realidad de forma alterada. Le deben su nombre al hecho de que pueden crear alucinaciones o experiencias perceptivas anómalas.

Como detalla Cleveland Clinic, los alucinógenos alteran la conciencia de una persona sobre su entorno. Algunos son artificiales, mientras que otros derivan que compuestos naturales, como plantas y hongos.

Unos de los ejemplos de estas drogas son el LSD, la mescalina, el éxtasis (MDMA). Este tipo de drogas también se denominan drogas perturbadoras. ¿Por qué? Porque son capaces de modificar la actividad psíquica, produciendo una gran variedad de efectos en el sistema nervioso.

De acuerdo con el National Institute on Drug Abuse, los alucinógenos alteran de forma temporal el estado de ánimo, el pensamiento y la percepción de la realidad. Además, los efectos específicos a corto plazo de algunas de estas drogas son:

  • Aumento de la presión arterial, el ritmo respiratorio y la temperatura corporal.
  • Pérdida de apetito.
  • Boca seca.
  • Trastornos del sueño.
  • Sensaciones cruzadas o sinestesia.
  • Experiencias espirituales.
  • Sensaciones de relajación o separación del cuerpo o del ambiente.
  • Movimientos descoordinados.
  • Sudor excesivo.


2. Drogas depresoras

Las drogas depresoras son las que deprimen el sistema nervioso (como por ejemplo, el alcohol). Su ingesta implica una suspensión o una disminución de las respuestas cerebrales, y hacen que los estímulos nerviosos se ralenticen.

Son drogas que «tranquilizan» al cuerpo. En este sentido, dejan al organismo en un estado de sopor y de total inactividad. En este grupo encontramos los sedantes o hipnóticos, los opiáceos y los neurolépticos. Como ejemplos concretos encontramos el cannabis, el alcohol, la heroína o las benzodiacepinas.

Según los expertos del servicio de apoyo contra el alcohol y las drogas de Queensland (ADIS), los efectos a corto plazo de esta clase de drogas son mareos, falta de equilibrio y coordinación, así como reflejos más lentos. En grandes dosis, pueden provocar somnolencia, náuseas y pérdida del conocimiento.

En términos más generales, los expertos del National Institute on Drug Abuse sugieren que los depresores del sistema nervioso central puede generar:

  • Distorsiones del habla.
  • Falta de concentración.
  • Confusión.
  • Dolor de cabeza.
  • Vahídos.
  • Sequedad en la boca.
  • Problemas motores y de memoria.
  • Disminución de la presión arterial.
  • Respiración lenta.

3. Drogas estimulantes

Finalmente, las drogas estimulantes (como por ejemplo, las anfetaminas) producen un aumento en los niveles de alteración, es decir, excitación nerviosa y motora. Al ingerirse, la persona entra en un estado de euforia y descontrol, que se manifiesta en sus reacciones y acciones.

Dentro de las drogas estimulantes se incluyen: las anfetaminas, la cocaína, la cafeína, la nicotina, la teobromina y la teofilina.

Dependiendo de la cantidad de la dosis, si es alta o baja, los estimulantes producen ciertos efectos. Para una porción menor encontramos:

  • Euforia.
  • Sentimientos de bienestar.
  • Incremento de la frecuencia cardíaca.
  • Aumento del estado de alerta.
  • Locuacidad.
  • Apetito reducido.

Para una dosis alta hallamos:

  • Ansiedad.
  • Tensión
  • Aumento de la temperatura corporal.
  • Náuseas.
  • Temblor.
  • Convulsiones.

Los estimulantes, al igual que otros tipos de drogas, pueden llegar a tener consecuencias muy graves para la salud. Las más generales, según un artículo de StatPearls, son las siguientes: psicosis, paranoia, ansiedad, arritmias, hipertensión, taquicardias, problemas para respirar, eventos cerebrovasculares, muerte súbita, entre otras.

Según su origen/naturaleza

Otra manera sobre como se clasifican las drogas es según su origen o naturaleza. Así, encontramos las drogas naturales, las sintéticas y las industriales.

1. Drogas naturales

Las drogas naturales son aquellas que no han pasado por ningún proceso de intervención química. Así, se obtienen a partir de la propia naturaleza. A esta clasificación pertenecen: la marihuana, el opio, la hoja de coca, el peyote, los hongos alucinógenos y el tabaco.

2. Drogas sintéticas

Por su parte, las drogas sintéticas se obtienen a partir de diferentes procesos químicos, que son necesarios para depurar su composición y su grado de pureza. Así, después de estos procesos, ya pueden comercializarse y distribuirse. Por ejemplo, las anfetaminas, las metanfetaminas, las benzodiazepinas, el éxtasis, la ketamina.

3. Drogas industriales

Finalmente, las drogas industriales se forman a través de residuos industriales; su alta composición química, al ser inhalada, genera efectos alucinógenos en las personas. Un ejemplo de estas drogas es el pegamento industrial.

Según la legalidad

Otra forma sobre cómo se clasifican las drogas es en función de su legalidad (es decir, según la legislación de cada país). Según este criterio encontramos dos tipos de drogas:

1. Drogas legales

Las drogas legales son las sustancias psicoactivas que están permitidas. Esto significa que su uso no está penalizado por la ley. Sin embargo, en cada país la legalidad de las drogas varía; además, una droga puede ser legal para su consumo, pero no para su venta, por ejemplo.

La legalidad de las drogas no corresponde con su peligrosidad; esto quiere decir que hay drogas legales cuyo abuso es altamente peligroso y perjudicial para la salud. Dentro de este grupo de drogas encontramos:

  • Alcohol.
  • Nicotina.
  • Cafeína.
  • Teobromina y teofilina.

2. Drogas ilegales

En el caso de las drogas ilegales, hablamos de aquellas sustancias psicoactivas, las cuales no está permitido su uso por la ley del país. Puede ocurrir que su consumo propio esté permitido en ciertas circunstancias, pero que su venta esté penalizada. Las drogas ilegales más consumidas son:

  • Marihuana.
  • Hachís.
  • Cocaína.
  • MDMA.
  • Feniciclidina o PCP.
  • Heroína.
  • Popper.
  • Setas alucinógenas.

Otra clasificación menos usada

Como vemos, existen diferentes formas de clasificar las drogas. De hecho, encontramos aún más clasificaciones; por ejemplo, la clasificación «popular», a través de la cual se clasifican las drogas como blandas o duras.

Las drogas blandas son aquellas más aceptadas socialmente (que se perciben como menos perjudiciales). En cambio, las drogas duras se perciben con un impacto social y sanitario mayor, ya que su consumo es más peligroso a corto plazo.

Como ejemplo de drogas blandas encontramos el tabaco, el alcohol o la marihuana, y como drogas duras, encontramos la heroína, la morfina o las anfetaminas, entre otras.


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