Madres que inculcan el sentimiento de deuda en sus hijos
No son pocas las madres que acorralan a sus hijos con frases del estilo “cómo es posible que hagas esto, después de todo lo que he hecho por ti”. Lo usual es que digan cosas así cuando el hijo no hace o dice lo que ellas quieren. Se trata de madres que inculcan el sentimiento de deuda en sus hijos y que tienen la convicción de que, en verdad, ellos tienen que pagarles toda la vida con sumisión o veneración.
Este tipo de madres hacen de la crianza un medio para redimirse. Nadie les ha pedido que actúen así, pero ellas suelen culpar a todo el mundo por actuar de esta manera. Sobredimensionan sus esfuerzos y sacrificios y generan culpa en sus hijos por el deseo oculto de que ellos las rescaten.
… “esta clase de madres pueden hacer que sus hijos experimenten emociones tan negativas como el miedo, la tristeza, o los temidos sentimientos de culpa. Sufrir y no saber cómo gestionar dichas emociones, puede generar un gran nivel de angustia, que paralizará por completo a las víctimas de esta clase de manipulaciones”.
-Daniel Molina-
Los dos rasgos esenciales en las madres que inculcan un sentimiento de deuda en sus hijos son la manipulación y el victimismo. Por obvias razones se trata de personas que no han logrado un desarrollo personal pleno y que se valen del lazo materno para tratar de compensar todo aquello que no han logrado para sí mismas. Estas personas no necesitan hijos devotos, sino ayuda profesional.
Madres que inculcan el sentimiento de deuda
Lo primero que se expresa en las madres que inculcan el sentimiento de deuda en sus hijos es una suerte de negación en torno al hecho mismo de ser madres. Parece como si esta condición le hubiera sido impuesta por su propio hijo y no por una decisión tomada o asumida por ellas.
Es posible que haya algo de eso en el origen de esta condición: de forma consciente o inconsciente, la madre culpa al hijo porque asume que fue él quien la convirtió en madre. Si el hijo no existiera, ella no habría tenido que dedicar sus mejores años y sus más grandes esfuerzos en cuidarlo y sacarlo adelante. Por lo tanto, a su juicio, existe una deuda legítima allí.
A partir de esa convicción, este tipo de madres no perderán ocasión de cobrar lo que ellas piensan que les pertenece: la sumisión y el amor incondicional de sus hijos. Por lo general, y de forma abierta o soterrada, suelen reclamar compensación por sus esfuerzos básicamente físicos: por el parto, la lactancia, el cambio de pañales, la comida, la atención del hijo en momentos de enfermedad, etc. ¿Qué ocurre allí?
¿Madres malvadas o madres con problemas psicológicos?
No siempre las madres que inculcan el sentimiento de deuda en sus hijos son malas madres en el sentido estricto de la expresión. Sin embargo, en la mayoría de los casos, estas mamás aman a sus hijos tanto como pueden amarlos en función de sus vacíos psicológicos.
Para amar con “A” mayúscula se necesita una buena base de salud mental. Cuando esta no existe, solo podemos ofrecer un “amor” con “a” minúscula, que está contaminado por miedos, vacíos, deseos frustrados y carencias. Pese a todo, en esencia esto sigue siendo amor. Se daña al otro “sin querer”, se le acorrala en virtud de los propios laberintos, se le limita, con ocasión de los propios límites.
Con frecuencia, las madres que inculcan el sentimiento de deuda en sus hijos quieren lo mejor para ellos. El problema es que ni siquiera saben qué es lo mejor para ellas mismas. Mucho menos han trabajado por conseguirlo y, en cambio, encuentran en la maternidad una excusa para no responsabilizarse.
Reconciliarse con la maternidad
Ser madre comienza por gestar y traer un nuevo ser al mundo, para luego velar por él y lograr que sobreviva a su propia vulnerabilidad. Esta es de por sí una tarea gigantesca, como lo es cualquier acto trascendente que se realice en la vida.
Pero la madre no está ahí solo para garantizar el bienestar físico de su hijo. Junto con sus cuidados y su protección, también le otorga a su pequeño un significado para su existencia y siembra las semillas de su constelación afectiva para siempre. No es una tarea que deba pesar en la espalda, sino una hazaña de la cual enorgullecerse.
La culpa instalada en la conciencia de los hijos no les hace bien. Les hace más difícil reconocerse a sí mismos y diseñar un proyecto de vida coherente. Dudarán de ellos mismos y les será difícil conquistar la autonomía y la independencia. Todo esto puede evitarse cuando las madres que inculcan el sentimiento de deuda en sus hijos se reconcilian con su maternidad y renuncian a la manipulación.
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- Cáceres-Manrique, Flor de María y Molina-Marín, Gloria y Ruiz-Rodríguez, Myriam (2014). Maternidad: un proceso con distintos matices y construcción de vínculos. Aquichan, 14 (3), 3196-326. [Fecha de Consulta 17 de Diciembre de 2021]. ISSN: 1657-5997. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74132361004
- Donath, O. (2016). Madres arrepentidas: una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales. Reservoir Books.