La manipulación positiva, el arte de persuadir e influir sin dañar a los demás
¿Quién disfruta siendo manipulado? Normalmente, nos rebelamos contra quienes nos hacen chantaje emocional o tratan de controlarnos. Además, sentimos un profundo malestar al percibir que otros quieren inmiscuirse en nuestras emociones, decisiones y actos. Sin embargo, todos estamos constantemente influyendo en los demás. Por esto, es interesante conocer la manipulación positiva.
Podría decirse que este es un término más cercano a la persuasión y la argumentación; uno que se aleja de esa tendencia a aprovecharnos del otro para alcanzar nuestros propios fines. Manejar la manipulación positiva, en realidad, puede acercarnos al éxito laboral y mejorar nuestras relaciones personales. Por ello, te contamos en qué consiste.
¿Qué es la manipulación positiva?
Al igual que un cuchillo, que puede usarse para cortar los alimentos o para agredir a otra persona, la manipulación no es buena o mala en sí misma, sino tan solo una herramienta. De nosotros depende cómo intentemos ejercer nuestra influencia, y si la utilizamos con fines nobles y loables o no.
Manipular a alguien es influir en su opinión, en sus decisiones y en sus acciones. Es llevarle a pensar, sentir o actuar de un modo que antes no lo hacía. Sin embargo, esto podemos hacerlo para obtener un beneficio personal, pasando por encima de las necesidades del otro y causándole un perjuicio o, por el contrario, persiguiendo un buen objetivo. Por ejemplo, cuando convencemos a un niño de que se bañe o a un adulto de que deje un mal hábito, le estamos influenciando, pero de forma positiva.
Por otro lado, cabe mencionar que la manipulación positiva no es sinónimo de chantaje, amenaza o coacción. En muchas ocasiones a las personas nos manipulan mediante el miedo, el estrés o la culpa. Buscan hacernos sentir mal para que terminemos cumpliendo lo que quieren de nosotros.
En este caso, sucede todo lo contrario. Se busca persuadir a la persona mediante información, argumentos y palabras de aliento. Se busca inspirarla, recordarle los beneficios disponibles y permitirle que reflexione y decida libremente. En otras palabras, se trata de generar un cambio de opinión genuino en el otro que, además, revierta en su propio beneficio.
Cómo utilizar la manipulación positiva
Como decíamos, saber utilizar la manipulación positiva puede reportarnos beneficios. Dado que somos seres sociales, tratar adecuadamente con los demás, entender sus emociones y lograr persuadirles es realmente importante. Así, hay múltiples situaciones en las que esta habilidad puede sernos útil; por ejemplo:
En la crianza
Es el caso más claro y más sencillo de ver. Muchas veces, como padres, necesitamos convencer a los niños de que hagan aquello que no desean, pero que es por su bien. Igualmente, necesitamos influir en cómo piensan y sienten para inculcarles valores o enseñarles estrategias de afrontamiento.
Sin embargo, con la manipulación positiva evitamos las secuelas que sí se generan al utilizar la culpa, el chantaje, la amenaza o la retirada de afecto. Con esta técnica, persuadimos sin dañar emocionalmente. Por ejemplo, cuando ofrecemos dos opciones.
A los niños (especialmente en ciertas edades) no les gusta recibir órdenes ni sentir que tienen que obedecer. Por ello es mucho más útil darles a elegir entre varias opciones preseleccionadas que lanzarles una directriz tajante. “¿Quieres ponerte el pijama azul o el rojo?”, puede ser más eficaz que simplemente “ponte el pijama”.
En las relaciones personales
La asertividad, la negociación y el diálogo, pese a ser herramientas muy útiles y necesarias, tienen un cierto componente de manipulación positiva. Y es que en todos los casos buscamos que el otro cambie de parecer respecto a algún asunto o que se comporte de un modo determinado.
No obstante, al igual que en el caso de los niños, la manipulación positiva evita los conflictos y las luchas de poder y hace que ese cambio de opinión o ese acercamiento de posturas sea mucho más natural y agradable para los involucrados.
Por ejemplo, si los miembros de una pareja no se ponen de acuerdo respecto a en qué barrio vivir, es mucho más positivo ofrecer argumentos e información relevante y destacar los beneficios que simplemente imponer nuestra preferencia. El resultado buscado es el mismo: que la otra persona decida vivir en el barrio que deseamos; no obstante, gracias a la manipulación positiva, ambos pueden quedar conformes y no sentirse irrespetados.
En el ámbito de las ventas
Tanto si eres comercial de profesión, como si tienes un emprendimiento o si simplemente deseas ser contratado en una entrevista, necesitas saber vender. Y para esto, la manipulación positiva es de gran utilidad.
Hay varias estrategias de venta relacionadas: crear una necesidad en el cliente, resaltar los puntos fuertes del producto, enfocarse en los beneficios del servicio… Y estas son mucho más agradables que aquellas en las que nos sentimos presionados y coaccionados o que nos generan sensación de miedo o carencia.
Domina el arte de la manipulación positiva
En suma, la manipulación positiva nos permite persuadir, influir, llegar a acuerdos y obtener beneficios sin dañar al otro o pasar por encima de él. Es una estrategia muy útil en diversos ámbitos, pero requiere de práctica aprender a aplicarla.
Muchas veces tendemos a recurrir al miedo, la culpa y otras emociones positivas porque son movilizadores potentes y pueden darnos resultado a corto plazo; sin embargo, terminan deteriorando las relaciones y generando consecuencias negativas. Trabajar desde esta otra perspectiva puede traernos mejores resultados.
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