Marco Aurelio, biografía del emperador filósofo
Marco Aurelio es conocido como el último de los “cinco buenos emperadores”. A menudo, los historiadores lo definen como un gobernante leal al Imperio Romano, pero sobre todo, como un gran pensador que sufrió también el peso del trono. Su deseo fue siempre cultivarse como filósofo, por ello, su nombramiento como emperador, limitó en parte sus propósitos intelectuales.
Le podemos criticar a Marco Aurelio Antonino Augusto, apodado el Sabio o el Filósofo, diversas cosas de su trayectoria. No entendemos, por ejemplo, por qué eligió como sucesor a alguien con el dudoso equilibrio psicológico como su hijo Cómodo. Tampoco compartimos el exterminio que llevó a cabo con los marcomanos y los sármatas.
Ahora bien, hasta el día de hoy, la estela de su figura sigue siendo admirada y respetada por muy diversas razones. La primera, por ser ese emperador que siempre intentó ser justo. Fue también alguien que practicó la introspección y que, a diferencia de muchos de sus predecesores, no se dejó llevar por los excesos, el hedonismo o la gloria.
Marco Aurelio fue el césar filósofo. Se alzó como el precursor de las teorías y libros de autoayuda gracias a obras inestimables como sus Meditaciones. De hecho, personalidades de la historia de la psicología como Albert Ellis, nutren muchas de sus ideas de ese enfoque estoico, de esas raíces desde las que aprender a controlar el pensamiento para llevar el equilibrio a la vida.
“Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar”.
-Marco Aurelio-
Biografía del emperador sabio, Marco Aurelio
Marco Aurelio nació en Roma el 26 de abril del año 121 A.D. Era hijo del político Marco Annio Vero y Domicia Lucila. Ya desde niño se interesó por la retórica griega y latina, y también por la filosofía. Fue una inclinación natural, un interés además alentado por su madre, la cual, le inculcó la importancia de llevar una vida austera, de ser humilde en todos los sentidos.
Aunque había algo innegable, algo que nunca podría armonizar con la idea de llevar una existencia sencilla. Su tía abuela paterna era Vibia Sabina, mujer del emperador Adriano. De este modo, se le propició siempre la mejor educación, llegando a tener como profesores a Herodes Ático y Marco Cornelio Frontón, siendo este último su amigo y consejero espiritual. De hecho, en el año 133, Marco Aurelio había caído seducido por el estoicismo, y vestía manto de filósofo.
El nombramiento del nuevo emperador
En 136, Adriano nombró a Lucio Vero como su sucesor. Sin embargo, el emperador siempre quedaba admirado por la honestidad y profunda sabiduría de Marco Aurelio. Tanto fue así, que era común que siempre le ofreciera consejo y que se convirtiera poco a poco en su mano derecha. En esa figura prudente, acertada, reflexiva.
Fue cónsul tres veces y se casó con la hija del emperador Antonino, Faustina. Más tarde recibiría la tribunicia potestas así como el imperium, los más grandes poderes formales del Imperio Romano. De este modo, al cumplir los 40 años, Marco Aurelio ascendió finalmente al trono junto con Lucio Vero. No obstante, con la muerte de este último, se convirtió finalmente en emperador.
El último emperador bueno
Con el nombramiento de Marco Aurelio como emperador, se abrió un período conflictivo en el Imperio. Los ataques de los bárbaros azotaban los lindes de Roma. También las revueltas, las epidemias y los alzamientos constantes desafiaron el temple natural del regente, conocido por todos por su habitual serenidad y fuerza moral.
Se sabe, por ejemplo, que no tenía experiencia militar y que detestaba la sangre. Tanto fue así, que llegó a ordenar que los gladiadores dejaran los circos para servir en el ejército. Se preocupó, además, por mejorar la condición de los esclavos y por deshacerse de todo tipo de lujos para reducir la crisis económica que sufría el Imperio.
Así, en su relación con los cristianos, adoptó la misma posición que Trajano: no los persiguió. No compartía sus prácticas religiosas, pero nunca los puso en su punto de atención. También disfrutó de algún que otro éxito, logró hacer frente a la presión de los bárbaros, controló a los germanos y arrebató parte de Mesopotamia a los partos en 161.
Llegado el tiempo de paz, en 175 aceptó la entrada al imperio de grupos de bárbaros. No obstante, encontraría su final en 177, durante una campaña donde la peste, se llevó su vida. Su hijo Cómodo asumiría entonces el cargo de emperador, finalizando el que sería el reinado del último emperador bueno (como lo fueron antes Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y el propio Marco Aurelio).
Meditaciones, el arte del bien vivir y su influencia en la psicología
Marco Aurelio es considerado como el último gran estoico de la antigüedad. A través de sus cartas y de esos escritos que se recogieron en un libro conocido como Meditaciones, descubrimos la profundidad intelectual del césar filósofo.
- En esta obra, escrita en una serie de máximas o reflexiones, se asientan sin duda las bases de los libros de autoayuda. Es más, intuímos, a su vez, muchos conceptos que más tarde se desarrollarían en la psicología moderna.
- Marco Aurelio nos habla de cómo el uso de la razón nos ofrece coraje ante la adversidad. Aunque muchas de esas ideas hunden sus raíces en los principios del estoicismo de Epicteto y el neoplatonismo, podemos encontrar en él ideas igualmente interesantes.
- De este modo, perspectivas como la terapia racional emotiva conductual de Albert Ellis (1955), se inspira también en muchos de esos principios que Marco Aurelio nos transmitió en sus Meditaciones.
- Sostiene, por ejemplo, que los eventos inesperados, incómodos o problemáticos no lo son verdaderamente hasta que nosotros lo interpretamos de ese modo. Es nuestra mente y el pensamiento quien pone el filtro de la angustia, nosotros quienes añadimos el componente emocional a un acontecimiento.
Como vemos, la base de los pensamientos irracionales la encontramos en la obra del último emperador bueno, Marco Aurelio.
La filosofía y la psicología de la tranquilidad
En Meditaciones, Marco Aurelio nos recuerda que las personas somos sabias y virtuosas por naturaleza. Ahora bien, para mantener ese equilibrio interno, esa tranquilidad, debemos alejar la mente tanto de los recuerdos del pasado como de las expectativas del futuro.
Este principio lo argumenta sirviéndose a su vez de un principio de lógica: no tiene utilidad preocuparnos por un futuro que aún no existe. Por tanto, es mejor abandonarnos en armonía al presente y al propio devenir. Cuando llegue ese instante, deberemos afrontarlo con adecuada entereza, juicio y saber hacer.
La vida bien vivida, para Marco Aurelio, debía erigirse bajo un principio de simplicidad absoluto. No hay que preocuparse de lo que aún no existe. Es mejor desprenderse de lo que no es útil, de lo que es superfluo. Hay que huir de los placeres que no alimentan la mente, no hay que dar valor a las críticas ni las palabras necias y lo que es más importante… No hay mejor refugio que el propio interior.
Aunque el mundo esté en guerra, lo que jamás debemos perder es la paz de corazón, la armonía del ser. Puesto que con esa cualidad, no habrá dificultad o revés que no podamos afrontar. Como vemos, los pensamientos de Marco Aurelio siguen siendo preciados regalos de sabiduría y reflexión.
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- Birley, R. Anthony (2009) Marco Aurelio, la biografía definitiva. Gredos.
- Aurelio, Marco (2007) Meditaciones. RBA
- William Irvine: A Guide to the Good Life: The Ancient Art of Stoic Joy. Oxford University Press, 2008.