Margaret Mead, biografía de una pionera

Los estudios de Margaret Mead permitieron establecer que las diferencias entre los roles sociales de hombres y mujeres no están dadas tanto por la configuración biológica, sino por las creencias culturales y las formas de educación predominantes.
Margaret Mead, biografía de una pionera
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 25 junio, 2019

Margaret Mead fue una pionera en el amplio sentido del término. Su obra supuso un hito, no solo para la antropología, que era su especialidad, sino para la sociedad entera. A ella le debemos el concepto de género y también la destrucción de los mitos en torno a los papeles de cada sexo en la sociedad.

El primer gran logro de Margaret Mead fue hacerse un lugar en el mundo intelectual norteamericano, en una época en la que no era frecuente que las mujeres alcanzaran tanta relevancia. Este logro se magnificó gracias a los enormes aportes que realizó para los estudios culturales. De hecho, hasta la fecha, es considerada la madre de la antropología cultural.

“Recuerda siempre que eres único, exactamente igual que los demás”.

-Margaret Mead-

Su gran obra fue Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas. La obra, aunque está considerada un clásico, no ha estado exenta de controversias y críticas; pero no hay duda de que se trata de uno de los pilares fundamentales de los estudios de género. El texto fue fruto de un trabajo dedicado y concienzudo con tres sociedades de Nueva Guinea.

Es allí donde introduce y prueba la idea de que es la cultura y no la biología la encargada de imponer los roles de género; desmitificando, de esta manera, buena parte de las creencias imperantes. A continuación, os ofrecemos un breve recorrido en la vida de Margaret Mead con el fin de descubrir cómo esta mujer logró acercar al mundo hacia una sociedad que sigue caminando hacia la igualdad.

Margaret Mead

Margaret Mead, heredera de mujeres fuertes

Margaret Mead nació en Filadelfia (Estados Unidos) el 16 de diciembre de 1901. Tuvo la fortuna de venir al mundo en el marco de una familia que apreciaba profundamente la actividad intelectual y que estaba convencida de las bondades de la educación. Su padre era catedrático en la Universidad de Harvard y su madre una socióloga que llevaba a cabo estudios etnográficos.

La madre de Margaret era también una activista que luchaba por los derechos de los inmigrantes. Por ello, cabría pensar que la figura materna ejerció una fuerte influencia en Mead. Sin embargo, ella misma aseguró en diversas ocasiones que su mayor fuente de inspiración provenía de su abuela materna, una mujer fuerte y decidida que influyó notablemente en su educación.

Por aquel entonces, no era común que las familias pusieran mucho interés en la educación de las niñas. Pero la familia de Margaret Mead escapaba de esta norma; por eso, entró a estudiar en el Colegio Barnard, una institución femenina que dependía de la Universidad de Columbia, en la que se graduó en 1923.

La formación de una antropóloga

Durante sus etapa como estudiante, Margaret Mead había mostrado especial predilección por las materias relacionadas con la psicología y la pedagogía. Quienes la conocieron en aquel entonces la definían como una niña curiosa y muy observadora; siempre tenía a mano una libreta en la que iba anotando sus apreciaciones.

Inició sus estudios de antropología en la Universidad de Columbia y, durante esta etapa, se desplazó hasta la Polinesia con el fin de llevar a cabo un trabajo etnográfico. De esos primeros largos viajes nació su obra Adolescencia, sexo y cultura en Samoa, publicada en 1928 con un prólogo del famoso antropólogo Franz Boaz.

En 1929, obtuvo su doctorado. Fue asesorada en su tesis doctoral por el propio Boaz y por una mujer que desempeñó un papel muy importante en su vida: Ruth Benedict. Esta última era una experta en temas de crianza, personalidad y cultura y no solo ejerció una gran influencia intelectual sobre Mead, sino que también se convirtió en amiga y, posteriormente, en pareja sexual de Margaret.

Perfiles de cabezas de colores

Una trayectoria destacada

Desde 1926, había comenzado a trabajar en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York. Allí, se desempeño primero como asistente y luego como curadora. También fue contratada como maestra, primero en la Universidad de Columbia y, más tarde, en la la Universidad de Nueva York, la Universidad Emory, la Universidad de Yale y la Universidad de Cincinnati. Además, Margaret Mead fundó la facultad de antropología de la Universidad Fordham.

En 1935, tras sus viajes por Nueva Guinea, introdujo el concepto de género en el ámbito cultural. Había visitado culturas muy distintas a las occidentales y pudo comprobar que no todas las sociedades adjudicaban un papel pasivo y sensitivo a las mujeres, y un papel activo y mental a los hombres.

Se encontró con sociedades en las que los hombres tenían un rol similar al que se consideraba femenino en la cultura occidental. También otras en las que no había una división tan tajante entre ambos géneros y otras similares a las occidentales. Advirtiendo estas observaciones, postuló la idea de que el rol de género era fruto de la educación y la cultura, no de la biología como se creía en su tiempo.

Los estudios de Margaret Mead derrumbaron ‘verdades absolutas’ de su época y, como consecuencia, tuvo que enfrentarse a críticas y polémicas. Aunque tras su muerte se produjo una virulenta discusión en torno a la validez de su obra, finalmente esta ha resistido todos los embates. Fue una gran inspiración para las feministas de todo el mundo y aún hoy sus estudios sirven para seguir poniendo en marcha acciones hacia la igualdad.


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  • Cassidy, R. (1985). Margaret Mead: el pensamiento de una época. Laia.

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