Matrix: cuestionando la realidad
¿Qué es Matrix? Esa es la pregunta que ronda la cabeza del protagonista, Neo, y del espectador la primera vez que ve la película. Hoy en día, la trilogía de las Hermanas Wachowski es muy conocida por el gran público; se han realizado infinidad de análisis de las películas y, en ocasiones, se utilizan para complementar algunas clases de filosofía.
No voy a hablar de la trilogía completa, sino de la primera película, pues quizás es la más significativa y la que más preguntas despierta. Resulta difícil resumir en un artículo todos los puntos dignos de análisis que aparecen en la película, así que me centraré en hacer un análisis global de algunas de las sensaciones que tenemos tras ver la película, sin detenerme demasiado en ninguna cuestión.
¿Cómo podemos saber que estamos despiertos? ¿Qué es real? Seguro que muchos de los que hemos visto la película nos hemos planteado este tipo de cuestiones y, muy probablemente, también lo hayamos hecho con anterioridad. Muchos hemos tenido la sensación de no actuar con total libertad, muchos hemos pensado que nuestros actos están predeterminados (o muy influenciados) o que vivimos un eterno retorno constante de lo más nietzscheano; incluso, que estamos siendo manipulados y controlados y que estamos dentro de un sueño. Matrix da respuesta a todas estas cuestiones, es una especie de mito contemporáneo, una solución a algunos dilemas de la humanidad.
Los avances tecnológicos que nacieron para facilitarnos la vida han terminado por esclavizarnos, esas máquinas cada vez más y más inteligentes han adquirido voluntad propia, alcanzado y superado la propia inteligencia humana. Sin embargo, las energías se agotan, los recursos son escasos y estas máquinas necesitan alimentarse; de este modo, tras una guerra, las máquinas han esclavizado a los humanos, convirtiéndolos en fuentes de alimentación. Los humanos han sido forzados a vivir un sueño, a dormir toda una vida conectados a las máquinas que, ahora, se alimentan de ellos.
Un futuro distópico y tenebroso que, sin embargo, cada vez resulta menos disparatado. Algunos humanos han logrado resistir y viven en la única ciudad libre, Sion, desde la que acceden a Matrix con la intención de liberar a más humanos y emprender una lucha por salir de la esclavitud. Un discurso de ciencia ficción, pero cargado de crítica, cargado de poder y capaz de hacer que nos replanteemos nuestra propia realidad. ¿Cómo sé si no estoy viviendo un sueño? ¿Soy dueño de mis decisiones?
¿Qué es Matrix?
Lo primero que trataré de hacer es responder a la pregunta con la que abríamos el artículo, ¿qué es Matrix? El propio Morfeo es quien responde a esto diciendo: “es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad”, es decir, Matrix es una mentira, un engaño a los sentidos; no es real, pero lo percibimos como real. Esto, sin duda, nos remite al mito de la caverna platónico.
Platón nos decía que los sentidos son engañosos, que no son fiables. Para quien no lo recuerde, el mito de la caverna nos presenta a unos humanos que viven atados de pies y manos observando el fondo de una caverna, tras ellos, un fuego encendido proyecta unas sombras en el fondo que ellos contemplan. Para estos humanos, ese fondo es la realidad, pues es lo único que conocen, lo único a lo que tienen acceso y lo que perciben desde los sentidos.
Si uno de estos humanos logra escapar, accederá al mundo real, al conocimiento; al principio, la luz cegará sus ojos, sentirá dolor y tendrá que adaptarse. Al volver a la caverna, probablemente, sus compañeros crean que miente y deseen matarlo, esos compañeros solo conocen una realidad y, como consecuencia, la protegerán; es su realidad y no quieren que peligre.
Algo que nos recuerda mucho a tiempos pasados, pensemos, por ejemplo, en Galileo o Copérnico. En Matrix, Neo tiene una sospecha, una idea que ronda su cabeza; igual que Alicia en el País de las Maravillas, Neo seguirá a un conejo que le llevará a caer por la madriguera pero, en este caso, no accederá a un lugar fantástico e irreal, sino que llegará al mundo real, al mundo de las ideas que proponía Platón.
Lo interesante de Matrix es, además, cómo da respuesta a la “realidad”, tomando cosas tan cotidianas y conocidas como un deja vù, dándole sentido, amoldándolo al sistema propuesto. Matrix es una especie de realidad virtual en la que todos estamos dormidos y vivimos como si fuese real. ¿No es cierto que cuando nos ponemos unas gafas de realidad virtual, a pesar de saber que no es real, nuestros sentidos lo interpretan como si lo fuera? Eso es precisamente lo que ocurre en Matrix, las sensaciones son percibidas como reales y, como consecuencia, dejamos de cuestionarnos si estamos despiertos o no.
Por otro lado, esas preguntas que se plantea Neo acerca de su realidad nos recuerdan profundamente a Descartes, quien solucionó el problema hablando de un genio maligno que nos manipulaba y engañaba, tal y como hacen las máquinas en Matrix. Descartes duda de todo y Matrix hace que nosotros también dudemos de nuestros sentidos.
Todo esto nos remite, a su vez, al filósofo Hilary Putnam, que planteó algo similar al genio maligno, pero renovado. ¿Cómo podemos saber que no somos cerebros en cubetas? ¿Cómo podemos saber que no estamos viviendo un sueño compartido? Eso es lo que planteaba Putnam y que también vemos en Matrix, una simulación compartida por todos, sin ser conscientes de la naturaleza de lo que estamos viviendo.
¿Somos libres?
Si vivimos atrapados en un sueño compartido del que tampoco somos dueños, cabe preguntarse si existe el destino y si nuestros actos son realmente nuestros. Uno de los personajes más interesantes al respecto es el Oráculo, pues es quien le dice a Neo que tiene capacidad de decidir, que solo él es dueño de sus decisiones y lo curioso es que, precisamente, el Oráculo es el personaje ligado al destino. La película se basa constantemente en decisiones: píldora roja o azul, saber la verdad o no. Esta libertad de elección ha sido relacionada con el existencialismo de Sartre.
Si no existe el destino, si no hay nada escrito, entonces, nosotros somos quienes, con nuestras decisiones, lo vamos dibujando. Pero la película nos plantea también la posibilidad de un destino, de algo ya predeterminado y, al mismo tiempo, aparecen argumentos que lo contradicen. El Oráculo será uno de los personajes más importantes en este punto, pero también Morfeo, cuya postura no niega ninguna de las anteriores hipótesis: cree en el destino, pero también en el poder de decidir.
Matrix también nos plantea el problema del conocimiento y la felicidad, vemos que el mundo real al que acceden al salir de la simulación no tiene nada de bueno, descubren una aterradora verdad y se ven sumergidos en un mundo de sombras. En este punto, cabe plantearse si realmente ese conocimiento es bueno, si nos lleva a la felicidad. La felicidad ha sido vista como el bien supremo, el objeto a alcanzar a lo largo de la vida humana.
Cifra es el personaje arrepentido de la película, quiso acceder a la verdad, pero al conocerla, decide que prefiere volver al mundo irreal, al mundo de fantasía e ignorar la realidad. Cifra decide que prefiere vivir una vida en la ignorancia a conocer la verdad.
La cantidad de cuestiones filosóficas que propone Matrix es realmente interesante, logra que, por unos instantes, nos convirtamos en jueces, en observadores, y que nos preguntemos cosas acerca de nuestras decisiones, de la felicidad y del mundo que nos rodea. Sin duda, Matrix es una imperdible en aulas de filosofía, Una película que recupera algunos hilos de la filosofía y, como si de un mito se tratase, pretende dar respuesta, borrando prejuicios y abriendo nuestra mente, dudando de todo.
“¿Cómo defines lo real?”
-Matrix-