Medicamentos contra la depresión (antidepresivos): ¿cómo funcionan?
Los medicamentos contra la depresión (antidepresivos) pueden ayudar a aliviar los síntomas de depresión, el trastorno de ansiedad social, los trastornos de ansiedad, el trastorno afectivo estacional, la distimia (trastorno depresivo persistente) y la depresión crónica leve, así como otras afecciones, como el trastorno obsesivo compulsivo o el trastorno de estrés postraumático. Pero, ¿cómo funcionan estos medicamentos? ¿Qué efectos producen?
El objetivo de loa medicamentos contra la depresión es corregir los desequilibrios químicos en el cerebro que se cree que son responsables de los cambios en el estado de ánimo y el comportamiento. Desarrollados por primera vez en la década de 1950, su uso se ha vuelto cada vez más común en los últimos 20 años.
¿Son efectivos los antidepresivos?
Cabe destacar que los antidepresivos no surten efecto en cuanto se empiezan a tomar, sino que en muchos casos se necesitan varias semanas para que la persona comience a notar sus efectos.
Las investigaciones sugieren que los medicamentos contra la depresión pueden ser útiles para las personas con depresión moderada o grave. Los estudios han demostrado que tienen un efecto positivo superior al placebo en las personas con depresión. Por lo general, no se recomiendan para la depresión leve, a menos que otras alternativas, como la terapia, hayan fracasado.
El Royal College of Psychiatrists estima que entre el 50 y el 65% de las personas tratadas con un medicamento contra la depresión verá una mejoría, en comparación con el 25 al 30% de las personas que toman un placebo.
¿Qué hacen antidepresivos?
Si nos ponemos rigurosos, los expertos no están completamente seguros de cómo funcionan algunos antidepresivos. La mayoría de los medicamentos contra la depresión funcionan aumentando los niveles de neurotransmisores específicos en el cerebro. Por lo general, lo que hacen es evitar que estos neurotransmisores sean recaptados del espacio intersináptico.
Esto significa que permanecen en las sinapsis por más tiempo, causando más actividad, por lo que ‘compensan’ los niveles reducidos. De este modo, los antidepresivos hacen que los neurotransmisores restantes funcionen con más eficacia, por lo que la actividad general es, por decirlo de alguna manera, más ‘normal’.
Sin embargo, esto no explica realmente cómo los antidepresivos terminan aliviando la sintomatología depresiva. Los neurotransmisores son como los elementos básicos para construir algo mucho más complejo. Es el equivalente a los números en las cifras o las letras en el lenguaje. Por eso aumentar los niveles de neurotransmisores en todo el cerebro realmente no dice nada específico.
Por un lado, los medicamentos contra la depresión aumentan la actividad de los neurotransmisores de manera bastante inmediata, pero los efectos terapéuticos suelen tardar semanas en notarse a nivel subjetivo.
Cómo funcionan los diferentes medicamentos contra la depresión
Muchos investigadores creen que los beneficios de los antidepresivos se derivan de cómo afectan a ciertos circuitos cerebrales a través de la modificación de los niveles de neurotransmisores. Hablamos de la serotonina, la dopamina y la norepinefrina.
Los diferentes tipos de medicamentos contra la depresión parecen afectar al nivel de estos neurotransmisores de diversas maneras. Vemos cómo lo hacen los a continuación.
Inhibidores de la recaptación
Algunos de los antidepresivos prescritos de manera más común se llaman inhibidores de la recaptación. La recaptación es el proceso en el que los neurotransmisores se reabsorben de forma natural en las células nerviosas del cerebro después de su liberación para enviar mensajes entre las células nerviosas.
Un inhibidor de la recaptación evita que esto suceda. En lugar de reabsorberse, el neurotransmisor permanece, al menos temporalmente, en la brecha entre los nervios, llamada espacio intersináptico.
En teoría, el beneficio de estos medicamentos es mantener altos los niveles de un determinado neurotransmisor, lo cual podría mejorar la comunicación entre las células nerviosas, fortaleciendo los circuitos cerebrales que regulan el estado de ánimo.
Hay diferentes tipos de inhibidores de recaptación en función de los diferentes neurotransmisores a los que apunten, entre los que destacan:
- Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
- Los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina.
- Los inhibidores de la recaptación de noradrenalina y dopamina.
Tetracíclicos
Los tetracíclicos son otra clase de antidepresivos que, aunque afectan a los neurotransmisores, no evitan la recaptación de la misma manera. En cambio, parecen impedir que los neurotransmisores se unan a receptores específicos en los nervios. Debido a que la norepinefrina y la serotonina no se unen a los receptores, parecen acumularse entre las células nerviosas. Como resultado, los niveles de neurotransmisores aumentan.
Estos medicamentos para la depresión parecen actuar de dos maneras. Por una parte, previenen la recaptación de serotonina. Por otra, impiden que las partículas de serotonina que se liberan en una sinapsis se unan a ciertos receptores no deseados y, en cambio, las redirigen a otros receptores que pueden ayudar a que las células nerviosas funcionen mejor en los circuitos neuronales asociados al estado de ánimo.
Tricíclicos e IMAO
Estas medicamentos fueron de las primeros en ser usados para la depresión. Aunque son efectivos, pueden tener efectos secundarios importantes, siendo especialmente graves en caso de sobredosis. Hoy en día, muchos médicos solo recurren a estos medicamentos cuando los medicamentos nuevos y mejor tolerados no han tenido efecto.
No obstante, los tricíclicos y los IMAO (inhibidores de la monoaminooxidasa) a veces pueden ser muy útiles para las personas con depresión resistente al tratamiento o ciertas formas de depresión (como la depresión que convive con niveles altos de ansiedad).
Los antidepresivos tricíclicos también previenen la recaptación de neurotransmisores, pero lo hacen de forma no selectiva, por lo que actúan -entre otros- sobre la serotonina, la noradrenalina y la dopamina a la vez. Aunque estos medicamentos son claramente efectivos para tratar la depresión, actualmente se están reemplazando por medicamentos más específicos.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) bloquean los efectos de la monoaminooxidasa, una enzima natural que descompone la serotonina, la epinefrina y la dopamina. Como resultado, los niveles de esos neurotransmisores podrían aumentar.
El inconveniente es que los IMAO también previenen la capacidad del cuerpo para descomponer otros medicamentos metabolizados por esta enzima lo que aumenta el riesgo de presión arterial alta, así como los niveles de un aminoácido llamado tirosina que se encuentra en ciertos alimentos, como las carnes y quesos curados.
Los IMAO tampoco deben combinarse con otros medicamentos que pueden aumentar la serotonina (como ciertos medicamentos para la migraña u otros antidepresivos), ya que pueden causar una acumulación excesiva de serotonina, llamado ‘síndrome de la serotonina’, que podría ser potencialmente mortal.
Comentarios finales
Mucho de lo que se piensa sobre los antidepresivos a día de hoy es todavía especulativo. Realmente no se sabe si los niveles bajos de serotonina u otros neurotransmisores causan depresión o si el aumento de esos niveles lo resolverá. Quizás todavía no sabemos lo suficiente sobre la química cerebral para decir qué es equilibrado o desequilibrado.
Es posible que los antidepresivos tengan otros efectos desconocidos y que sus beneficios no tengan tanto que ver con los niveles de neurotransmisores como con otros efectos, como la regulación de genes que controlan el crecimiento y la función de las células nerviosas.
Puede que esto no parezca muy tranquilizador. Sin embargo, aunque los expertos no tienen todas las respuestas sobre cómo funcionan los antidepresivos, sí sabemos que pueden funcionar. Muchos estudios han establecido que los antidepresivos pueden ayudar a muchas personas a sentirse mejor, y eso es lo realmente importante.