Melancolía: cuando la depresión se hace poesía
Si alguien quiere comprender la angustia mental y física de una persona con depresión, la película Melancolía no le dejará indiferente. El cine hace del trastorno anímico más frecuente un espectáculo onírico y poético sin igual. El dolor expresado a través de un film angustioso, pero indudablemente hermoso.
Melancolía es una película germano-danesa del director Lars Von Trier y su protagonista, Kristen Dunst, fue galardonada con el premio a la mejor actuación en el Festival de Cannes.
Kristen Dunst había padecido una depresión en la vida real por la que tuvo que ser ingresada unos 6 meses en un centro. Esa experiencia le sirvió de catalizador para realizar una interpretación que ya ha pasado a los anales de la historia del cine.
Melancolía: cuando el cine hace poesía la depresión
El nombre Melancolía no es más que otra forma de designar un tipo de depresión, la depresión endógena, que normalmente se ha llamado también melancólica.Este tipo de depresión no aparece tal cual recogida en la Guía Manual de Clasificación de Trastornos Mentales DSM-V, pero ha sido descrita por muchos psicólogos porque tiene rasgos que la hacen distintiva de otro tipo de depresión.
El paciente con melancolía parece tener un desarrollo previo -premórbido- normal, aunque haya experimentado algunos episodios cortos de estado de ánimo bajo persistente.
La persona melancólica experimenta una tristeza profunda y persistente, un despertar precoz y variaciones estacionales (se incrementa en otoño y primavera). Parece, además, estar asociada más que a otro tipo de depresiones a causas biológicas, ya que no aparecen estresores ambientales claros que sean premonitorios de su aparición.
Puede manifestar una tendencia excesiva a identificarse como culpable de los errores y manifestar ideas hipocondríacas. El impacto visual y psicológico al ver retratada a una persona con este tipo de depresión es inmediato en el espectador.
Argumento de la película
Justine (Kristine Dunst) es una conocida publicista que va a casarse en una boda de ensueño, acompañada por familiares y amigos en una celebración que cuenta con toda la organización y detalles para ser inolvidable. La principal encargada de organizar la boda es su hermana Claire, interpretada magistralmente por Charlotte Gainsbourg.
Claire siente que debe organizar la mejor boda para su hermana, a la que ve como una persona frágil y emocionalmente imprevisible. Todo parece marchar bien, pues Justine al inicio aparece radiante y sonriente, lista para disfrutar de un día único con su futuro esposo Michael.
Llegan tarde a la ceremonia por un problema con la limusina y Justine enfrenta con pasividad el enfado de su hermana Claire. Inmediatamente, mira al cielo y observa que se encuentra presente el planeta que le atormenta: Melancolía.
El planeta Melancolía como alegoría de la depresión
Justine está obsesionada con la existencia del extraño planeta Melancolía. Malos pronósticos en su localización y recorrido señalan que pronto el planeta se estrellará contra la Tierra, sin que nadie tenga posibilidades de sobrevivir al impacto. La mayoría no lo cree, pero Justine está convencida de que pasará.Se establece un vínculo obsesivo entre Justine y este hecho, pues su estado de ánimo parece estar muy influenciado por la presencia del planeta: no parece albergar esperanza de solución, sentimiento que comparten la mayoría de las personas con depresión hacia el futuro.
La boda comienza pero Justine empieza a experimentar un sentimiento de agobio intenso. Los rituales de la boda, le parecen una sucesión absurda de cumplidos y costumbres que le ahogan y le entristecen.
Poco a poco, va siendo presa de un estado de histeria y de simpatía por ese planeta: por un lado le da miedo perder a sus seres queridos, pero por otro la idea de que el planeta vaya a estallar y acabar con todo, incluida su angustia….le parece mágico, tranquilizador y explica externamente toda la sensación de vacío y de final que ella experimenta interiormente.
El desarrollo del cuadro depresivo
A lo largo de la boda, Justine actúa cada vez de una forma más extraña. Salen a la luz las viejas rencillas familiares e intenta huir continuamente para ver el Planeta Melancolía.
La celebración acaba con discusiones, escenas surrealistas muy al “estilo Lars Von Trier” y con una Justine complemente tomada por la tristeza y la desesperación, que deja marchar a su reciente marido para estar sola.
En los días siguientes, se observa como la depresión se ceba con ella y produce la irritación de su hermana y la del marido de esta, que la tacha continuamente de loca e histérica.
Justine no es capaz de coger un taxi sola sin llorar, debe ser asistida como una enferma completamente dependiente en tareas como darse una ducha y preparar la comida, que como llega decir en el filme: “le sabe a cenizas”.
Justine y Claire: ¿quién es en realidad la hermana fuerte?
Claire intenta ayudar a su hermana de la mejor forma posible. Tiene un hijo que parece dar calma y alegría a Justine, pero esta continúa en un estado casi vegetativo. Incluso muestra una actitud agresiva con su caballo y de cinismo extremo cuando habla.A medida que la amenaza de colisión con el planeta se hace más real, se revelan los verdaderos caracteres de los protagonistas. Por ejemplo, John, su cuñado, se suicida al comprobar que sí estallará el planeta, dejando a su mujer e hijo solos.
Claire, siempre fuerte y racional se ve envuelta en un estado de terror y negación de todo lo que está ocurriendo. Por el contrario vemos a Justine más fuerte que nunca, asumiendo la realidad y haciendo consciente a su hermana de su superioridad espiritual.
Para ella, creer que los seres humanos no somos nada y caer en la cuenta de ello, supone a un estado de esperanza: por primera vez no se siente ajena al mundo.
Se vuelve fuerte y calmada al saber que sus pesquisas acerca de nuestro paso por la tierra eran ciertas: no somos nada, no somos nadie…y es mucho mejor asumirlo. Vivirás con melancolía, pero no engañado.
En esta última parte, Justine se convierte en la guía de su sobrino de su hermana hacia el final. Los dos últimos muertos de miedo. Justine en calma, porque el planeta Melancolía le dio sentido y razón a todo lo que ella había estado temiendo.
El mensaje
Una película densa y hermosísima. Melancolía es en cierta manera un homenaje a los sentimientos de desesperanza y tristeza que asolan a millones de personas.
No transmite un mensaje catastrofista, sino real, a la vez que poético, para ser entendido y digerido. Un mensaje de apoyo a todas aquellas personas a las que la sensibilidad y contradicciones del mundo les desbordan, pero que están presentes y forman parte de él, haciéndolo más humano y confrontándolo con algunos dilemas universales.