Mi pareja dice que ya no siente lo mismo por mí, ¿qué debo hacer?
Las emociones en los inicios de una relación de pareja suelen ser diferentes cuando transcurre el tiempo, ¿has escuchado alguna vez por parte de tu pareja que “ya no siente lo mismo”? te lo contamos aquí.
Una relación de pareja se instaura a través de la decisión de dos personas en iniciar un vínculo que va mucho más allá del compromiso y la reciprocidad. Este vínculo suele perdurar en el tiempo, por lo que es normal que aparezcan diferencias entre las dos personas que puedan tambalear los cimientos de la relación.
Las diferencias en una relación de pareja no tienen por qué ser motivo de una ruptura, siempre y cuando se acepten y se reconozcan los motivos por los que aparecen. No obstante, uno de los miembros puede desgastarse por ellas y sentir que ha perdido el interés en seguir en la relación. ¿Qué se puede hacer cuando esto ocurre?
El amor en una relación de pareja
Una relación de pareja se puede comparar con el tiempo atmosférico: unos días se está bailando bajo la lluvia y en otros en un día soleado. Es común que la relación de pareja se asiente en el amor y en las sensaciones que se experimentan en los principios de la relación. Sin embargo, el amor, como cualquier otra emoción, no suele perdurar en el tiempo, al igual que ninguna persona está toda su vida contenta o triste, sino con variaciones a lo largo de su vida.
Por tanto, esperar que las sensaciones de los primeros momentos de la relación perduren a lo largo de toda la vida en pareja, puede dar lugar a malentendidos. La presión por encajar en el mundo de la otra persona y ser aceptados por ella suele estabilizarse una vez que el grado de compromiso aumenta. No con ello se quiere decir que el amor pase a un segundo plano sino que, estabilizados en el tiempo, la tarea fundamental consiste en cuidar la relación.
Las diferencias y el proceso de polarización
En los primeros momentos de una relación de pareja, las diferencias suelen pasar de manera inadvertida. Esto se debe en gran parte por la necesidad de agradar a la otra persona y por el escaso nivel de confianza que se tiene en los primeros encuentros.
No obstante, una vez la relación de pareja está establecida, esas diferencias pueden convertirse en un problema cuando la pareja instiga al cambio de pensamientos o conductas provocadoras de malestar, lo que hace que ambos caigan en una trampa en la que cada uno demanda el cambio en el otro, siendo la coerción la protagonista en los casos más graves.
Estas diferencias también pueden verse facilitadas por los mitos de la sociedad actual sobre cómo debería de ser la relación de pareja, cómo debería de comportarse un hombre en la relación, cómo debería hacerlo una mujer, etc.
De manera general, lo anterior hace que cada uno de los miembros de la relación de pareja piense que para que la relación funcione, la otra persona debe de cambiar, asociando las características de la pareja como la fuente principal del malestar.
¿Qué debo hacer si mi pareja dice que ya no siente lo mismo por mí?
Es posible que las diferencias en los primeros momentos de la relación se hayan podido ver incluso atractivas. Con el transcurso del tiempo, si esas diferencias no se comunican a la otra persona pueden ser los principales motivos por los que una relación de pareja desemboque en el desastre. Como consecuencia, la otra persona desconoce qué está ocurriendo en la relación, siendo uno de los motivos de ruptura.
En algunos casos, la terapia de pareja se hace un requisito indispensable para abordar las diferencias que se interponen entre las dos personas. En otras palabras, se necesita animar a las parejas a la observación de las diferencias no como un problema que se interpone entre los miembros, sino como un agente que está en medio de la relación y que se necesita abordar en conjunto.
Amor vs. enamoramiento
No se debe confundir el no sentir lo mismo con el amor. Mientras que el enamoramiento suele prevalecer en las primeras etapas, el amor es un proceso continuo en el que el respeto hacia la otra persona es un elemento primordial. Además, a este se suma el grado de compromiso y otros elementos aparte de la pasión que se suele experimentar en los primeros encuentros.
Una vez más, los mitos suelen entrar en juego e incrementar las dudas acerca del grado de disposición en continuar o no una relación de pareja estable. Hay veces que incluso las emociones de los primeros momentos se experimentan con otras personas ajenas a la relación, dando lugar a mayor confusión y, por tanto, mayor riesgo de una ruptura.
Muchas veces, antes este tipo de dudas, se acude al consejo o la recomendación de personas queridas (familia, amigos, etc.) Estos consejos, dependiendo de la experiencia de otras personas, puede traer consecuencias para la toma de decisiones tan frágiles como la de mantener o no una relación de pareja.
Es por ello que, una vez más, la terapia de pareja se hace indispensable como método de abordar determinadas cuestiones sin contar con el juicio que otras personas pueden hacer en función de su experiencia. No obstante, en este artículo se harán una serie de recomendaciones que no excluyen en absoluto la figura de un especialista para el abordaje de cada caso.
Comunicación en una relación de pareja
Las necesidades y los deseos de la pareja pueden darse por supuestas. De manera opuesta, suele actuarse como si la otra persona debiera saber lo que ocurre sin apenas haber comunicado qué ha sucedido.
El problema de esto es que se actúa conforme si se supieran las necesidades de la otra persona o como si se tuviera que adivinar lo que ocurre. Por tanto, pueden haberse obviado sucesos o acontecimientos que hayan hecho mella en la relación de pareja.
Validación vs. invalidación
Las invalidaciones suelen ser frecuentes en una relación de pareja si las diferencias han producido un distanciamiento excesivo. Las invalidaciones consisten en anular las opiniones, las emociones o los sentimientos de la otra persona. Un ejemplo de ello puede ser “estás exagerando, no es para tanto, siempre estás con lo mismo”, etc.
Contrariamente, la validación emocional consiste en escuchar el punto de vista de la otra persona, sus emociones, sus pensamientos, etc. No quiere decir que la otra persona deba de estar completamente de acuerdo con la otra persona, sino que anima a la conversación de cuestiones más profundas motivo de preocupación en una relación de pareja.
Evitar la acusación
La acusación no hace otra cosa aparte de acrecentar el conflicto. En las discusiones de pareja suele ser frecuente acusar a la pareja como motivo principal de conflicto, en lugar de abordar el tema en cuestión como un problema en la que ambos tienen parte de responsabilidad.
Frases como: “estás todo el día fuera de casa, prefieres estar con tu familia en lugar de pasar más tiempo juntos, etc.”, son las típicas frases que puede lanzarse a la otra persona como forma de intentar solucionar el problema, siendo estas contraproducentes. De hecho, este tipo de acusaciones suele distanciar más a las parejas, viéndose las diferencias aún más grandes.
Estar abierto
Estar abierto en una relación de pareja significa estar abierto a pequeñas dosis de malestar. Significa aceptar en muchas ocasiones las diferencias que ocurren tras la decisión de establecer una relación, siendo más importante esa unión que los acontecimientos que surgen por el camino y que pueden desequilibrar una relación de pareja.
Las diferencias y los problemas que surgen en el transcurso de la relación pueden dejar ciegos a ambos miembros, dejando apartado el motivo principal por el que decidieron iniciar la relación. A ello se le suma la pérdida de valores que se tiene en una relación de pareja y las responsabilidades que han estado dispuestos a asumir desde un principio.
Si no funciona, no funciona
Como se ha comentado con anterioridad, la ayuda de un especialista puede ser conveniente para resaltar los valores en una relación de pareja, además del trabajo en otras áreas como las estrategias de aceptación y tolerancia. No obstante, la decisión final es de las parejas, que tienen la opción de no continuar con la relación si los intentos de reestablecer la relación no son los esperados.
Realizar una separación sana, en la que se guarde el respeto por ambos miembros de una relación de pareja, es primordial. Separaciones donde se haya facilitado el diálogo entre las dos personas, respetándose las necesidades y los tiempos de cada uno, favorece el proceso de duelo por separación.
Aceptar la pérdida
Si la terapia de pareja y otras acciones no fueron soluciones efectivas, el siguiente paso será aceptar la ruptura. Es normal que duela romper el vínculo con alguien que nos importa o que ha tenido un peso importante en nuestras vidas, especialmente si somos nosotros a los que dejan.
Pero, cuando la pareja deja de sentir algo por nosotros poco podemos hacer. Rogar por unas migajas de amor no nos llevará a ningún camino feliz. Intentar forzar a que otra persona esté a nuestro lado nunca es una opción. Y lo cierto es que, si el sentimiento no surge, no surge. No podemos hacer más que aceptar.
Esto implica aceptar que ya no sienten algo por nosotros y aceptar todo el proceso emocional que viene luego. Esto no significa “tirar la toalla”, renunciar, o no luchar. En este sentido, hay que saber reconocer cuándo los intentos no servirán de nada.
Por último, ten en cuenta que después de toda ruptura, hay un nuevo comienzo. Los cambios siempre nos brindan la posibilidad de abrir nuevos caminos, de explorar otro momento, otra parte de nosotras, otro estilo de vida. De ir más allá de donde estábamos. Es por ello que las pérdidas también pueden sumar.
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