Miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido ¿qué puedo hacer?
“Miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido. Temor a que esta depresión vuelva una y otra vez, a que nunca pueda deshacerme del todo de esta angustia psicológica que limita mi vida“. Son muchas las personas que experimentan este tipo de miedo cuando lidian con los trastornos del estado de ánimo y sitúan su mirada en el medio-largo plazo.
Decía Marie Curie que no hay nada que temer en la vida. Solo hay que entenderla. Ese sería sin duda un buen punto de partida para manejar un poco mejor buena parte de esas condiciones psicológicas a las que ninguno somos inmunes. Comprender las bases, las raíces y las dinámicas que conforman muchos de esos problemas de salud mental, nos permitiría tener un mayor control sobre ellas.
Por otro lado, pensar que la propia existencia estará siempre cimentada por las idas y venidas de la depresión o la ansiedad es signo evidente de que aún tenemos que trabajar ciertas áreas. Así, algo que se tiene claro desde el ámbito clínico es que tan importante es tratar todo trastorno psicológico como trabajar en prevenir recaídas.
Profundizamos en ello.
Cómo manejar mi miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido
Una buena parte de las personas que acuden a terapia llegan con un historial previo en el que los episodios de ansiedad y depresión han sido una constante. La causa de ello parte, a menudo, de un modo deficiente de abordar esas realidades. Es común, por ejemplo, que la mayoría de abordajes sean farmacológicos.
Un número elevado de estos pacientes no llegan a recibir terapia psicológica. Así, y como bien sabemos, los psicofármacos alivian el dolor de la vida, pero no resuelven el problema. De ahí, las idas y venidas, las recaídas y el sufrimiento que no cesa y se cronifica. Asimismo, se le añade otro hecho ya citado: el desconocimiento de la anatomía de los trastornos psicológicos.
Aunque no lo creamos, siguen abundando las falsas ideas como “la depresión es cosa de mi familia, así que nunca me voy a librar de ella” o “la depresión o la ansiedad no se curan”. Debemos empezar a reformular muchos de estos conceptos por el bien de todos. Porque buena parte de las personas no solo logran superar estas condiciones, además integran y aprenden habilidades nuevas para prevenir recaídas.
Buena parte de lo que creo sobre la ansiedad o la depresión puede no ser verdad
No toda depresión y ansiedad tienen su origen en los pensamientos negativos. Si los problemas de salud mental se resolvieran alimentando un enfoque mental positivo tendríamos la panacea. Asimismo, estas realidades psicológicas tampoco son el resultado de algo que hagamos mal, de ser débiles o de esa herencia genética que nos aboca de manera “ineludible” a tener que sufrir.
De este modo, si tengo miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido debo entender primero a qué me enfrento. Es recomendable que comprenda que son el resultado de complejas variables biopsicosociales. Hay factores ambientales, como las experiencias traumáticas, el estrés laboral o duelos no resueltos que las determinan.
Debo considerar además posibles variables de personalidad y de temperamento. Los factores biológicos son otros condicionamientos asociados. Si soy capaz de conocer la auténtica anatomía de esas condiciones psicológicas, tendré una parte del terreno ganado.
El miedo es mi peor enemigo
El miedo es el pegamento que nos adhiere al sufrimiento. Es el ancla que nos impide avanzar y el motor que intensifica el círculo de la ansiedad y las depresiones. Si pesa más en mí el miedo que la motivación para trabajar lo que me preocupa hoy, hay algo que no estoy haciendo bien.
Si sitúo la mirada en la incertidumbre, en lo que no puedo controlar y descuido aquello que sí está bajo mi responsabilidad (como mi actitud o mis estrategias de afrontamiento) tampoco lograré avanzar. La sombra del temor que me inmoviliza puede desactivarse aprendiendo nuevas habilidades. Esa es mi baza, ese el propósito que debo plantearme.
Integrar nuevos recursos para saber cómo manejar pensamientos, comportamientos y emociones son los mejores puntos de partida para gestionar la ansiedad y la depresión.
Si tengo miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido debo aprender a darme lo que necesito
Si tengo miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido, a que este sufrimiento sea una constante en mi vida, debo entender algo. Es necesario asumir que necesito ayuda y más aún que soy digno de recibirla.
De este modo, si incidimos en esto se debe a un hecho muy concreto. Estudios, como los realizados en el departamento de psicología de la Universidad de Waterloo, por ejemplo, nos revelan algo interesante. Buena parte de las personas que lidian con la ansiedad y la depresión evidencian una baja compasión consigo mismos.
¿Qué significa esto?
- Significa que, en muchos casos, estas personas no se sienten merecedoras de atención, reconocimiento y apoyo.
- Son personalidades muy críticas consigo mismas. Esa autoseveridad deriva en un diálogo interno destructivo y fatalista, uno en el que asumir que no son dignos de pedir ayuda.
- Todo esto revela algo más que una evidente baja autoestima. La falta de compasión con uno mismo conforma las bases de ese desamor propio tan lesivo para avanzar hacia la mejoría.
La vida no es fácil, pero cuando aprendo nuevas habilidades veo el futuro de otro modo
Nadie puede asegurarnos que dentro de uno, cinco o veinte años vuelva esa depresión. Tampoco podemos certificarle a nadie que tras realizar terapia, nunca volvamos a sentir ansiedad. Porque la ansiedad, evidentemente, forma parte de la propia vida y la clave está en saber manejarla, para que nos permita desenvolvernos en el día a día con normalidad.
¿Qué queremos decir con esto? Básicamente que el miedo a sentirme siempre ansioso y deprimido es algo que puedo y debo manejar. Y de esto se encarga la terapia psicológica. Hacer terapia no evitará, ni mucho menos, que me sucedan ciertas cosas o que el destino me traiga alguna decepción.
Lo que lograré es habilitarme en nuevas estrategias y conocimientos solventes para lidiar mejor con lo que me venga. Y lo haré con algo menos de miedo y algo más de aplomo. Así, algo que nos dicen la ciencia y algunos estudios, como el realizado en la Universidad de Oxford, es que enfoques como la terapia cognitiva basada en el mindfulness son muy efectivos para prevenir recaídas.
Permitirnos recibir ayuda, comprometernos en ella y sentirnos merecedores del bienestar y la felicidad son siempre excelentes puntos de partida.
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- Merritt, O.A. and Purdon, C.L. (2020), Scared of compassion: Fear of compassion in anxiety, mood, and non‐clinical groups. Br J Clin Psychol, 59: 354-368. https://doi.org/10.1111/bjc.1225
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