Mildred Pierce: el amor no correspondido de una madre a su hija
Mildred Pierce es una de las miniseries de HBO que merecen la pena y no están en la portada de su catálogo. La miniserie está protagonizada por Kate Winslet. Se trata de un drama de cinco capítulos que es inquebrantablemente fiel a la novela de James M. Cain de 1941. Una miniserie muy distinta a la película de 1945 que se tomó libertades descaradas con la trama, los personajes y los escenarios. Aun así, “Mildred Pierce” le dio a su protagonista, Joan Crawford, un Oscar.
Esta miniserie cuenta con el lujo del tiempo a diferencia de la película. Te cuenta mucho más sobre la naturaleza del día a día de la vida de Mildred Pierce. Obtenemos una visión más clara del contexto de los eventos melodramáticos, por lo que se aleja de la pesadilla y del noir hacia algo más diurno, al menos en los primeros capítulos.
La trama, que comienza con una Mildred haciendo pasteles a sus hijas, nos transmite serenidad para pasar al dolor y el espanto. La miniserie logra crear empatía hacia una madre, planteando en el camino una pregunta trascendente: ¿existe la maldad en algunas personas?
Mildred Pierce: una miniserie que es casi una pieza de coleccionista
Esta versión de Mildred Pierce entrega el papel principal a Kate Winslet, quien hace maravillas con él. Está dirigida por Todd Haynes, quien escribió la adaptación del guion con Jon Raymond. Ambos pusieron casi todo el peso del drama sobre los hombros de su protagonista. El escenario de época es asombrosamente real, desde las revistas, el papel tapiz, la comida en los platos y la fotografía ligeramente apagada.
La historia da una nueva expresión a un antiguo miedo primigenio: el miedo de una madre a ser suplantada, destruida o repudiada por una hija. La torturada relación de Mildred con su hija mimada, Veda, es una variación de otros clásicos.
La perturbación de una madre al ver que su retoño no es como lo imaginaba se explica en películas como La mala semilla, Tenemos que hablar de Kevin o, la más reciente, Crímenes de familia.
Una madre que lucha por salir adelante
Mildred Pierce es un ama de casa en Glendale, California, cuya vida da un vuelco en la Gran Depresión. Su esposo, un agente inmobiliario fallido, se va con otra mujer y deja a Mildred sin ingresos, tan solo cuenta con el dinero que hace horneando pasteles para los vecinos.
Brian O’Byrne interpreta a su primer marido, Bert, quien la engaña. Guy Pearce interpreta a Monty, el rico canalla holgazán que seduce a Mildred y aviva su independencia. Melissa Leo es su vecina y confidente, Lucy y James LeGros es su asesor comercial (y, en ocasiones, también amante).
Casi todas las escenas y diálogos están tomados del libro, incluidos los aires pretenciosos de Veda, quien de niña es interpretada por Morgan Turner. En comparación con la hermana menor Ray (Quinn McColgan), Veda es una niña que envenena el ambiente de la casa de los Pierce. A pesar de vivir en un barrio de clase media, Veda, que toca el piano, se proyecta a sí misma en un nivel muy superior en la escala social.
Lo que presenciamos a lo largo de los capítulos es una historia admirable de Mildred, trabajando con el respaldo de Wally, abriendo su propio restaurante, triunfando en un mundo de hombres. Mientras tanto, Veda sigue siendo una especie de niña prodigio en el piano y Mildred paga religiosamente sus clases con los mejores profesores.
Buscando los fallos de Mildred en su hija
La cuarta parte en el relato se adelanta cuatro años. Vemos que las circunstancias han mejorado mucho para Mildred. Aquí es donde nos presentan la versión adulta de Veda, interpretada por Evan Rachel Wood. Ella es menos hostil hacia su madre, hasta que un profesor de música muy respetado le da a Veda las malas noticias: ella no es la pianista talentosa que todo el mundo (especialmente Mildred) imaginaba.
Veda se sumerge en la ira y alguna de sus manipulaciones empieza a descubrirse. Entonces, empezamos a preguntarnos en qué ha podido fallar Mildred. Inconscientemente, la mayoría de espectadores asumen que su maldad debe de estar asociada a algún fallo maternal.
Recordemos cómo Mildred se inspiraba en los sueños imposibles de su hija para seguir avanzando en el mundo laboral. Vemos a Mildred buscando explicaciones, justificando la desfachatez, el narcisismo y la frialdad emocional de su hija.
Hay personas que no merecen perdón y esto incluye a las propias hijas
Hay muy pocas producciones audiovisuales que traten temas tan complejos como el perdón de madres a hijas tras un suceso perturbador. Tras un maltrato continuado. Después de una vida soportando y callando: ¿hasta dónde debe llegar el sacrificio de una madre?
Mildred Pierce es la representación del amor infinito. Somos conscientes de que una madre casi siempre perdona más, aguanta más y sostiene hasta el final algo que parece dictar el instinto y el vínculo.
Esta serie nos demuestra que tenemos de dejar de demonizar a las madres por las conductas ya adultas de sus hijos. A veces, simplemente, las personas que hacen el mal, existen. Pueden tener talento e incluso ser apreciadas, lo que no evita que puedan ser muy injustas con su madre.
Mildred Pierce, como otras madres, tiene el derecho a rehacer su vida. Nosotros como sociedad, también tenemos que empezar a asumirlo en pantalla y en nuestro entorno.