¿Cómo surgió el mito de la media naranja?

Seguro has oído hablar de que cada quién tiene su media naranja. Pero, ¿de dónde surge este mito? Acompáñanos a descubrirlo.
¿Cómo surgió el mito de la media naranja?
Matias Rizzuto

Escrito y verificado por el filósofo Matias Rizzuto.

Última actualización: 23 agosto, 2023

El mito de la media naranja es una creencia muy arraigada en nuestra sociedad que sugiere que cada uno de nosotros posee una pareja ideal destinada a completar su ser. De este modo, parecería indicarse que la verdadera felicidad solo es posible a través de la búsqueda de aquella mitad o alma gemela.

Para comprender el origen de dicho mito debemos remontarnos a la antigua Grecia, en específico al diálogo de Platón: El Banquete. Allí se indaga en la naturaleza del amor y se proponen distintas historias que explican el comportamiento de los enamorados y, entre ellas, la de la media naranja. Te invitamos a explorarla.

Aristófanes y el mito de la media naranja

En El Banquete, Platón relata las enseñanzas de su maestro Sócrates sobre la naturaleza del amor a través de una serie de discursos. Cada uno de los oradores de este diálogo comienza con un elogio a Eros, el dios del deseo, de donde proviene la palabra «erótico».

Entre estos discursos se encuentra el de Aristófanes, que expone una leyenda mitológica para intentar explicar la dinámica del amor de pareja y la búsqueda constante de un otro que nos complete.

Según Aristófanes, en un pasado remoto, los seres humanos eran completos y poderosos, redondos, tenían cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras y una sola cabeza. Tales criaturas podían estar compuestas por dos hombres, dos mujeres o un hombre y una mujer (estos últimos denominados andróginos).

Si bien eran seres que dominaban la tierra, su caída comenzó cuando desafiaron a los dioses e intentaron trepar al cielo para luchar contra ellos. Ante esta rebelión, el rey de los dioses, Zeus, decidió debilitar la fuerza de los humanos dividiéndolos en dos.

De este modo, cada mitad quedó incompleta y anhelaba reunirse con su parte restante para recuperar su unidad primordial y plenitud. Dice Aristófanes que, cuando encontraban a su mitad, se daban fuertes abrazos para intentar volver a unirse, aunque sin éxito. Por lo tanto, el amor constituye el deseo y la persecución de aquella integridad perdida.



La función del mito en la antigua Grecia

Los mitos tenían un papel fundamental en la antigua Grecia para transmitir los valores culturales y dar sentido al mundo. Al igual que en otras culturas, se utilizaban en la explicación de los fenómenos naturales y el origen del universo y los seres humanos.

El mito de la media naranja de Aristófanes sigue una estructura básica de muchas leyendas griegas de la creación, en las que los humanos son castigados por Zeus después de cometer alguna falta relacionada, por lo general, con la soberbia y las ansias de poder.

Es importante destacar que los griegos no veían los mitos como historias fijas e inamovibles, sino que podían ser modificados para transmitir ideas específicas. Estos se presentaban como una fuente de inspiración y reflexión filosófica.

Aún hay debates sobre si los griegos creían en los mitos o los utilizaban como medios para expresar sus ideas. Platón es un claro ejemplo de este último caso, dado que, en sus diálogos, emplea mitos como complementos de sus argumentos reflexivos.

La respuesta de Sócrates al mito de la media naranja

El último en exponer su discurso en «El Banquete» es Sócrates, quien desarrolla las ideas de la sacerdotisa Diotima, que según cuenta fue su maestra. En ese contexto, se argumenta que el amor no se reduce a buscar simplemente a otra persona, sino que implica encontrar lo bello.

De acuerdo con los griegos, la belleza estaba vinculada tanto a la armonía y proporción como a la virtud y la perfección moral. La búsqueda del amor es un camino de ascenso hacia la belleza. Y como señala un artículo de la revista Lógoi, para los griegos lo bueno y lo bello constituían dos aspectos de un mismo fenómeno.

De este modo, el amor nos completa, pero no a través de otro cuerpo, sino del sentimiento de lo bello, que colma de felicidad a quien lo busca. En este discurso, el más elevado de los bienes es la sabiduría. En tal sentido, los filósofos son aquellos enamorados empedernidos de la sabiduría que, si bien nunca llegan a alcanzarla, son guiados por este impulso inagotable.

El mito de Diotima

Aunque el discurso de Diotima también expone un mito, este se presenta como el único poseedor de una tesis filosófica. A diferencia del resto, no se representa a Eros, el dios del deseo, como el más bello, incluso se dice que no es un dios, sino un mediador entre los seres humanos y los dioses.

Según el mito de Diotima, Eros fue concebido durante una celebración por el nacimiento de Afrodita, la diosa de la belleza. Durante la fiesta, estaban Poros, que representaba los recursos y era hijo de Metis, la prudencia.

Después de que todos terminaron de comer, Penia, la personificación de la pobreza, se presentó para mendigar. Y viendo que Poros se echó a dormir embriagado por el néctar, aprovechó para recostarse a su lado y así concebir a Eros.

«Por su naturaleza [el deseo] no es inmortal ni mortal, sino que en un mismo día a ratos florece y vive, si tiene abundancia y recursos, y a ratos muere y de nuevo vuelve a revivir».

~ Platón ~

La naturaleza del deseo

Por ello, Eros, el deseo, está relacionado con la belleza ya que lo concibieron en el nacimiento de Afrodita. Sin embargo, este posee una naturaleza contradictoria. Debido a su madre, Penia, siempre sufre carencias y anhela la belleza; debido a su padre, Poros, persigue a los buenos y posee recursos.

De este modo, se abre la puerta para pensar en la doble naturaleza del deseo, que nunca es pobre ni rico, aunque todo lo que se procura se le escapa de las manos.

Siempre que un deseo se cumple, aparecerá uno nuevo que revivirá las ansias. De la misma manera, el deseo se encuentra entre la sabiduría y la ignorancia y refleja la actitud filosófica de la constante búsqueda de la verdad. Basta con recordar la célebre frase atribuida a Sócrates: «Solo sé que no se nada».


Te invitamos a leer El mito de Eros y Psique


Revisando el mito de la media naranja

Si bien el mito de la media naranja parece tener gran impacto en la cultura popular, la visión de que somos seres incompletos que deben buscar a su parte perdida tiene varios inconvenientes.  Depositar en una única persona la fuente de nuestra plenitud resulta peligroso para la integridad emocional.

Puede suceder que dicha persona se vaya o muera o quizás estemos solos sin ninguna pareja. Si pensamos que algún otro es necesario para alcanzar el equilibrio y felicidad, podemos vernos seriamente afectados por esta situación.

Es cierto que la pareja puede ser una fuente de plenitud y crecimiento, pero esta debe darse entre dos personas completas, en un vínculo con base en la mutua complementariedad y no en la dependencia. Una pareja es un conjunto de dos elementos que tienen entre sí alguna correlación o semejanza, no dos mitades de un mismo elemento. Una pareja está formada por dos naranjas enteras.


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