El mito del héroe según Carl Gustav Jung

Todos los héroes se representan luchando contra el dragón, el gran antagonista. Sin embargo, la principal lucha del héroe es una lucha interior. Veámoslo.
El mito del héroe según Carl Gustav Jung
Bernardo Peña Herrera

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña Herrera.

Última actualización: 28 mayo, 2020

El mito del héroe representa para Jung el punto central por el que orbitan el resto de los motivos, convirtiéndose así en el drama arquetípico por excelencia. A través de este, se narra simbólicamente la búsqueda por nuestro yo del sentido, el cual permite dirigir la libido (energía vital) hacia las más altas empresas.

En el mito del héroe, el o la protagonista debe atravesar por una serie de etapas o pruebas en las que deberá confrontar e integrar su sombra. Ser consciente e integrar su opuesto ánima/ánimus y volver regenerado (o iniciado) en un proceso que puede entenderse como retroprogresivo.

El mito del héroe: etapas o momentos

Podemos dividir el mito del héroe en una serie de etapas o momentos que se establecen en base a los logros que se consiguen en cada una de estas. Lo precisamos a continuación.

Escaleras en espiral

Primer momento: statu-quo matriarcal

Situación cuasi incestuosa en el vientre materno que se simboliza por las aguas, una cueva o el dragón. Se trata de una situación pre-heroica en la que el protagonista es aún un niño o adolescente y que no está llamado a la aventura. Por otra parte, su complejo materno le impide tomar la iniciativa, ser activo y propositivo.

Segundo momento: ruptura con el matriarcado

En este momento emerge el héroe juvenil. Este lucha con su espada o lanza (que representan el poder masculino) contra el dragón (que representa lo matriarcal). Esta lucha conlleva que se desligue completamente del complejo materno, de la madre atrapadora y sus orígenes incestuosos.

Tercer momento: victoria del patriarcado

En este tercer y decisivo momento, se impone la victoria del héroe sobre el dragón (victoria solar sobre el matriarcado), afirmación del yo consciente-masculino y conquista del ánimus viril. El héroe obtiene reconocimiento, identidad y nombre.

El héroe occidental, desde los tiempos remotos de los pueblos indoeuropeos, privilegia este momento de patriarcalización y ascensión, del poder viril y masculino. Sin embargo, el oriental afirma más lo regresivo y la descensión matriarcal.

Cuarto momento: religación del patriarcado con el matriarcado

El auténtico héroe junguiano supera la fase eminentemente patriarcal religándose ahora la libido matriarcal-femenina (ánima) reprimida en la lucha viril, asumiendo su sombra. Reconciliación de consciente e inconsciente, complicando el ánimus y el ánima. Matrimonio simbólico con la diosa-mujer. Este último momento no se da en todos los casos.

El héroe ideal junguiano

Para Carl Gustav Jung, el mito del héroe concluiría con la emergencia de una especie de héroe andrógino (que reúne las características de los dos sexos). Por tanto, lograría un equilibrio entre natura y cultura, masculino y femenino, inconsciente y consciente.

Por ejemplo, Jung, Goethe, Sócrates y Jesús podrían considerarse cuasi andróginos, en contraposición a Wotan, El Cid, Sigfrido y otros, en los que prima el clásico poder patriarcal y viril del héroe (ideales de ley, orden, justicia, jerarquía, subordinación y disciplina).

En definitiva, para Jung el mito del héroe representa la lucha vital por el sentido, por el desplazamiento de una visión egocéntrica hacia algo más grande que el yo, el sí-mismo. La conclusión del mito del héroe permite el acceso a un estado superior de consciencia en el que el patrón de vida y los ideales cambian notablemente.

Carl Jung
Carl Gustav Jung

El mito del héroe actual

En la actualidad, las sociedades occidentales han sido testigos de un rápido derrumbe del patriarcado y de la imposición de un matriarcado sin una verdadera etapa de transición. Una cosa ha sido reemplazada por la otra en apenas una generación. Esto ha hecho que, sobre todo los hombres, sientan que han perdido su lugar en esta sociedad.

La situación no es mejor para las mujeres, pues aún a día de hoy no se han propuesto alternativas razonables que reemplacen los viejos esquemas en los que se han desenvuelto las sociedades occidentales desde hace miles de años (desde que los pueblos indoeuropeos acabaran con las sociedades matriarcales, imponiendo el patriarcado).

En cuanto al mito del héroe, es curioso ver cómo en nuestra cultura posmoderna el viejo héroe patriarcal está siendo reemplazado por anti-héroes cuasi andróginos. Antiguos héroes viriles como Parsifal, Conan, Julio César o Washington pasan a un segundo plano. Así, son sustituidos por héroes menos bruscos y agresivos, pero más sensibles y abiertos al amor, sensibles hacia los demás y temerosos de la muerte.

En conclusión, las sociedades evolucionan. Esta evolución nunca es lineal sino cíclica. Los seres humanos tendemos a repetir la historia y los mismos padrones de comportamiento. Sin embargo, una cosa está clara: toda sociedad necesita sus propios héroes. Por lo tanto, el mito del héroe permanecerá sean cuales sean los acontecimientos venideros.


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  • Mayr, F. K., & Ortiz-Osés, A. (1989). La mitología occidental (Vol. 5). Anthropos Editorial.
  • Ortiz-Osés, A. (1988). CG Jung: arquetipos y sentido. Universidad de Deusto.
  • Jung, C. G. (1986). Aion: contribución a los simbolismos del sí-mismo. Paidós.

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