Neurobiología de la compasión, la esencia del comportamiento prosocial
La neurobiología de la compasión viene a demostrarnos un hecho casi inspirador: uno de los instintos más significativos del ser humano es la atención y el interés hacia el otro. Puede que cueste creerlo, es posible que muchos pongan en duda ese sentido de empatía casi innata. Sin embargo, hay algo innegable: la fuerza de ese altruismo nos ha ayudado también a sobrevivir como especie.
Decía Arthur Schopenhauer que si en el amor no hay compasión, ese sentimiento lejos de ser genuino se alza como una forma de egoísmo. Es cierto, no obstante, este sentimiento vertebra algo más que nuestras relaciones de pareja. Esa realidad emocional impulsa muchos de nuestros comportamientos cotidianos: cuando hacemos un favor a alguien, cuando adoptamos a un perro callejero, cuando ayudamos a un desconocido…
Por otro lado, la mayoría de nosotros entendemos la compasión como un ejercicio de la empatía que se ve acompañado, además, por una acción altruista. Sin embargo, este término alude a una respuesta emocional. De hecho, en gran parte de las ocasiones nos limitamos solo a sentirla, y el hecho de experimentar este sentimiento genera notables cambios y beneficios a nivel cerebral.
Por tanto, es interesante descubrir esos mecanismos internos que se orquestan en nuestro cerebro. Porque la compasión es mucho más que empatía…
“La envidia es la única cosa de la que nunca he sido víctima. Nunca he envidiado a nadie ni nada. Al contrario, lo único que he sentido ha sido compasión hacia todo el mundo y por todo”.
-Henry Miller-
Neurobiología de la compasión, un cerebro preparado para la conducta prosocial
La neurobiología de la compasión y los estudios realizados al respecto señalan algo importante. La compasión es un instinto, una respuesta que ha estado siempre integrada en el ser humano. Dacher Keltner, de la Universidad de California, Berkeley, por ejemplo, señala que es una respuesta natural y automática orientada desde siempre a garantizar nuestra supervivencia.
Disponemos incluso de estudios con chimpancés y bebés humanos que nos revelan cómo ese interés compasivo por los demás es manifiesto desde edades muy tempranas. Ahora bien, cabe señalar que en el mundo de los adultos se da un hecho más complejo. Nuestro primer impulso cuando vemos a alguien sufriendo es prestar apoyo y ayuda.
Sin embargo, estudios, como los llevados a cabo por la doctora Francesca Righetti (Universidad VU de Amsterdam), nos dicen que, en gran parte de los casos, ese instinto se ve limitado por la presión del grupo. Las personas que nos rodean, la educación e incluso el propio contexto puede recortar en muchos casos ese impulso prosocial. Todo ello es una auténtica lástima porque a nivel cerebral la realidad es otra: estamos preparados para comportarnos de manera compasiva.
Dos redes neuronales que orquestan la neurobiología de la compasión
En nuestro cerebro, según un estudio del departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Colorado, hay dos redes neuronales que impulsan el sentimiento compasivo. Por una parte está la corteza prefrontal medial dorsal y, por otra, la corteza cingulada posterior.
- Gracias a estas estructuras, logramos conectar de manera empática, inferir perspectivas, creencias y sentimientos ajenos, etc.
- Ahora bien, lo más importante es ser capaces de percibir al otro como alguien necesitado. Alguien que, además, podría beneficiarse de nuestra ayuda.
Estas estructuras cerebrales nos permiten tres procesos muy concretos. Son los siguientes:
- La primera, hacer una conexión emocional (hay alguien que sufre y yo también sufro por ello).
- La segunda, una inferencia social (esa persona tiene una necesidad concreta).
- Por último, y no menos importante, está el sentido de responsabilidad. Saber que podemos hacer algo para mejorar la realidad de ese ser es algo igual de relevante.
Practicar la compasión cambia nuestro cerebro
La neurobiología de la compasión profundiza también en otro aspecto relevante. De algún modo, nuestra sociedad se ha desarrollado mucho más rápido que nuestra capacidad como especie para reaccionar ante ella. El estrés es un elemento constante que supone un obstáculo para actuar de manera compasiva, tanto para nosotros mismos como para los demás.
Esto nos lo indica todo un entendido en el tema. Se trata del doctor James R. Doty, profesor clínico de neurocirugía en la Universidad de Stanford y fundador del Centro de Investigación y Educación sobre la Compasión y el Altruismo. Según él, nuestros sistemas nerviosos sobreestimulados, a causa del estrés y la ansiedad, hacen que actuemos más de manera reactiva (a la defensiva) que de manera compasiva.
Meditación y altruismo para ganar en bienestar
Por otro lado, ha podido comprobarse que prácticas como la meditación y llevar a cabo actividades prosociales, ahí donde esté presente la actitud compasiva, generan cambios notables en nuestro cerebro. Los actos caritativos, por ejemplo, provocan una mayor activación en las áreas neuronales antes citadas; es decir, en la corteza prefrontal medial dorsal y por otra, en la corteza cingulada posterior (Harbaugh, Mayr y Burghart, 2007).
Más aún, si fuéramos capaces de bajar el ritmo, de manejar mejor el estrés y de practicar el altruismo, la atención al otro y la compasión en todas sus formas, todo ello revertiría en nuestro bienestar general. Alcanzaríamos, por así decirlo, una vida más significativa.
Para profundizar un poco más en este tema y descubrir más aspectos sobre la neurobiología de la compasión, recomendamos sin duda uno de los libros más conocidos del doctor James R. Doty: La tienda de magia: El viaje de un neurocirujano por los misterios del cerebro y los secretos del corazón.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Doty R. James (2019) La tienda de magia: El viaje de un neurocirujano por los misterios del cerebro y los secretos del corazón. Madrid: Books4pocket
- G. Chierchia, T. Singer. The Neuroscience of Compassion and Empathy and Their Link to Prosocial Motivation and Behavior. Decision Neuroscience. An Integrative Approach 2017, Pages 247-257. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-805308-9.00020-8
- N Köbis, S van der Lingen, TDD Cruz, D Iragorri-Carter, JW van Prooijen & ... (2019) The Look Over Your Shoulder: Unethical Behaviour Decreases in the Physical Presence of Observers. PsyArXiv