No esperes a que sea demasiado tarde para estar con los tuyos

Nunca sabemos cuándo será la última vez. Dejar el orgullo atrás y saber apartar las diferencias son aspectos importantes para vivir plenamente y aprovechar a nuestros seres queridos. Reflexionamos al respecto a continuación.
No esperes a que sea demasiado tarde para estar con los tuyos
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 18 septiembre, 2021

Puede que mañana sea demasiado tarde para pedir disculpas, demasiado tarde para intentarlo, demasiado tarde para creer, demasiado tarde para un abrazo, demasiado tarde para un “te quiero”, demasiado tarde para un “te echo de menos” que ya durará para siempre…

Y esto es terrible, más que nada porque no le damos importancia a la vida cuando tenemos el corazón fresco. Pero mañana puede que alguien de tu alrededor envíe un último mensaje o diga unas últimas palabras sin saberlo. Y también puedes ser tú.

Entonces te plantearás cuál ha sido su último mensaje, sus últimas palabras o su último abrazo y querrás que sea algo que emocione, que demuestre y que exprese con sinceridad todo el amor que nos une a este mundo.

Pero la verdad es que es imposible saber cuándo tomaremos el último aliento, cuándo será la última vez que soltemos una carcajada o que nuestras lágrimas broten por nuestros ojos.

Ilustración de Natilles de una chica con mariposas

Sea como sea, que no nos pille desprevenidos

Sea como sea, deseo que ya hayáis arreglado el tejado antes de que llueva para que no os pille desprevenidos el momento de la despedida.

Porque aquello de “nunca es demasiado tarde”, llega siempre muy pronto. Y cuando eso ocurre duele. Pero, aunque duele siempre, haber disfrutado al lado de las personas que queremos nos ayuda a no sumar el arrepentimiento al dolor.

No poder despedirnos da miedo, mucho miedo. Pero es que desde que nuestra vida tuvo un comienzo, sabemos que tendrá un final y, sin embargo, dejamos de emocionarnos, de hacer lo que nos apasiona y de abrazar a quienes queremos con demasiada facilidad.

Una facilidad que asusta y un miedo que no ayuda en absoluto, más que nada porque nos hace sentir la necesidad de cerrar los ojos y de “convencernos” de que aún tenemos tiempo, que nuestro corazón es fresco y que no tiene que suceder nada malo.

Pero la realidad es que sucede, que a todos nos toca despedirnos de una u otra manera y, cuando este ocurre, decir adiós es más doloroso si antes de él hemos desperdiciado el tiempo, hemos ahogado palabras y hemos olvidado los besos, los buenos días y los abrazos.

Pareja abrazada mirando al horizonte

No te quedes con un adiós sin largos abrazos ni palabras bonitas de despedida

Si hay algo para lo que no te prepara la vida, es para la muerte. Solo sabemos aspirar oxígeno y expulsar dióxido de carbono, nuestro cuerpo no sabe ahogarse.Porque hacerlo significaría dejar nuestro corazón vacío y eso es incompatible con la vida y, sobre todo, con nuestro derecho a la despedida.

Así que no te olvides de decirles que les quieres como si fuese la primera vez, porque puede ser la última. No te quejes tanto y disfruta un poco más de los defectos y de la vida con sus simplezas y orgullos.

Aspira todo el oxígeno que puedas, suspira muy a menudo, sonríele a los niños, olvídate de los orgullos y vive como si a cada momento no hubiese nada mejor que hacer.

Porque si piensas que tu último instante lo pasarás trabajando, planchando tu peor camisa o aguantando la música del vecino, seguro que te gustaría hacerlo sintiéndote maravilloso y haciendo sentir a los tuyos únicos y especiales.

Evolución de la sexualidad femenina

Seguro que nadie elegiría que su última mueca fuese de amargura, que sus últimas palabras fuesen cuatro gritos o que su última acción fuese un portazo.

Pero, si así fuera, al menos que el mundo sepa que vivíamos amándolo gracias a todos esos seres a los que día tras día abrazábamos, cuidábamos y tratábamos con cariño.

Que nos aterra morir, sí, pero más nos aterra hacerlo sin haber disfrutado, sin haber amado o haber peleado por ser mejores. Y todo esto debemos recordárnoslo día tras día, pero sobre todo en aquellos que nos hacen arder y que oscurecen nuestros sueños.

Porque entonces será necesario recordarnos que sencillamente vivir es genial, que está lleno de pros y que la vida no tiene contras. Que estar con los nuestros se merece sonrisas, no angustias ni quejidos.

Por eso, no esperes a que sea demasiado tarde para estar con los tuyos, vive como si fueras a morir hoy y aprende como si fueras a vivir siempre. Recuerda que el día que cuenta es hoy, porque el mañana puede que no exista.

Imágenes cortesía de Brian Scott, Natilles, Taylor.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.