No nos vale con ser excepcionales
No nos vale con ser excepcionales, de nada nos sirve tener las cualidades si no las explotamos, si no hacemos con ellas cosas extraordinarias. De nada sirve tener talento si no lo desarrollamos, de nada nos vale ser excepcionales si no hacemos nuestro trabajo con toda nuestra pasión y mostrando nuestra mejor versión.
Ser excepcional significa construir acciones y productos excepcionales. Que tu trabajo ayude a mejorar, que con él logres hacer más dichosa tu vida o la de los demás. Ser excepcional es saber cuándo y cómo actuar; pero… hacerlo, no solo verlo pasar. La gente es excepcional por sus acciones y su forma de llevarlas a cabo. Ser excepcional es mucho más que tener cualidades, ser excepcional es contar con la resiliencia suficiente como para aprender de los fallos.
Las personas constantes, trabajadoras, aplicadas, resilientes son excepcionales. ¿Y sabes por qué? Porque son capaces de poner su impronta en aquello que hacen. Saben convivir con la incertidumbre y el riesgo, al mismo tiempo que atesoran paciencia esperando el momento adecuado. Son actuando, pero también leyendo, interpretando… y esto les da una gran ventaja.
Relucen y abrillantan a quien está a su lado, no apagan a quienes les rodean, sino que les dan un punto más de intensidad a la luz que ya tienen. Son capaces de ver allí donde otros muchos no ven nada.
El éxito consiste en hacer triunfar el talante
¿Y cómo podemos conseguir esto? El talante es lo que nos hace especiales y no solo es lograr aquello que nos proponemos, sino aprender también de aquello en lo que hemos fallado. Hacernos conscientes de lo que conseguimos es tan solo una parte, necesitamos saber qué recursos o herramientas hemos empleado para conseguir uno u otro efecto.
Ser excepcionales es fallar y persistir, es saber renunciar cuando no quedan opciones. Ser excepcionales es mantenernos durante la mayoría del tiempo en aquellos lugares en los que queremos estar . Ser excepcionales es conocer nuestros límites, nuestros puntos débiles y dónde afloran más oportunidades para nuestro perfil.
La voluntad es nuestra mejor arma para hacer, no solo para ser excepcionales. De aquí es de donde nacen las personas exitosas, aquellas que hacen y hacen, aquellas que saben desarrollar su talento y hacer con él cosas maravillosas.
“Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ello afirmamos la personalidad, templamos el carácter, desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro y nos superamos diariamente”.
-Santiago Ramón y Cajal-
Ser excepcionales también es cuestión de actitud
Mucha gente tendrá las cualidades, mucha gente tendrá una inteligencia arrolladora, mucha gente contará con herramientas increíbles para desenvolverse en situaciones, pero de nada servirá formamos parte de este grupo y no las ponemos a prueba y las sacamos a la luz. La actitud es nuestra carta de presentación, aquello que puede lustrar o contaminar nuestros productos (emociones, pensamientos y conductas).
Una actitud positiva nos permite crecer y poner en práctica muchas de las herramientas con las que contamos, la actitud es la que nos mantiene en el camino y no nos deja desistir. Cuando la actitud y la voluntad se unen, somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos. La actitud nos marca y la voluntad nos guía. La actitud es nuestra forma de hacer en el mundo.
El mundo está lleno de gente excepcional, solo hace falta sacar a la luz de todo lo que somos capaces de hacer y de lograr, hacer las cosas de forma excepcional es lo que nos hace ser geniales, es lo que nos hace marcar la diferencia, es lo que nos hace hacer triunfar nuestro talento. Así, ¿a qué esperas para dar a conocer aquello que te hace ser excepcional?