Si no quieres relaciones superficiales, no caigas en estos errores
Para muchas personas el amor no es más que un juego. Un divertimento en el que para nada cuentan los sentimientos que pueda tener la otra persona. En todo esto está presente la manipulación que llevará a la relación a la deriva. Es imposible que esta situación se mantenga en el tiempo. Aunque también es cierto que la persona que juega con el amor, tarde o temprano se quema. Esta es la realidad de las relaciones superficiales.
“Las relaciones líquidas siempre están ‘haciendo aguas'”
-Jennifer Delgado-
Tal vez sea el miedo a las relaciones formales lo que nos insta a hacer que estén cargadas de inestabilidad. Aunque lo “intentamos”, no logramos formar un vínculo sólido. Este comportamiento provoca que muchas relaciones acaben mucho antes de que empiecen. Por eso es muy importante no caer en ciertos errores.
Te niegas a darle un nombre a tus relaciones
Es cierto que las etiquetas encasillan y limitan, pero cuando dos personas desean verse, y compartir ciertos momentos de su vida es necesario hablar y darle un nombre a lo que está ocurriendo entre ellos. Si te niegas a darle un nombre a tu relación, esta carecerá de sentido y ambos os sentiréis perdidos. ¿Somos novios? ¿Amigos con derecho?
No es justo dejar que los actos hablen por sí solos. La otra persona tiene que saber si sois libres para veros con otras personas o, por el contrario, estáis iniciándoos en una relación seria y formal. Puede que uno de los dos no esté de acuerdo, por lo que sumergirla en una mentira o dejar la situación en el aire no es lo correcto.
Esta circunstancia sucede en más de una ocasión, lo que indica un claro temor al compromiso y a las etiquetas que pueden provocar que uno de los dos miembros de la pareja salga huyendo. Pero, si no se habla sobre la relación que se mantiene pueden surgir ilusiones y falsas ideas que pueden llegar a provocar problemas mucho más serios como la ansiedad.
Solo lo buscas cuando tú quieres
Las personas tienen sentimientos y no podemos tratarlas como si fuesen objetos. No están para satisfacer nuestras necesidades cuando queramos, a menos que esto se haya hablado previamente. Esta situación tiene un nombre muy claro y con el que quizás te sientas identificado: utilizar.
“Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro”
-Albert Camus-
A ninguno de nosotros le gusta ser utilizado por otras personas. ¿Lo has hecho alguna vez? ¿Has ignorado a alguien hasta que lo has necesitado? Este tipo de relaciones acaban haciendo daño, minando autoestimas y provocando sentimientos de inferioridad. Considerar a una persona como un simple instrumento es despojarla de su naturaleza, darle otra que no es real: ni en la vida ni en el amor.
Son muchas las personas que por sufrir de una baja autoestima o dependencia emocional ceden y ceden hasta que terminan instaladas en una relación de este estilo. Pero tienes que quererte un poco más. No mereces ser utilizado, mereces ser amado. Recuerda que no eres un objeto, sino una persona. No te dejes utilizar.
Cuando decimos lo contrario a lo que pensamos
Cuando las relaciones de amigos se hicieron populares, muchos fueron los que quisieron participar de la nueva moda. Pero, ¿realmente es este tipo de relación el que querían mantener? Quizás, muchas personas se vieron envueltas en este tipo de relaciones no porque las desearan, sino como una manera de enfrentarse al pensamiento clásico que caracterizaba al amor como un sentimiento eterno, o al menos hasta que la realidad dictara lo contrario.
En una relación sin referencias es probable que se perpetúe un juego que al principio aviva las llamas, pero que si se mantiene en intensidad y tiempo termina con ella. Un juego aparentemente inocente en el que enviamos un mensaje, pero después tardamos en responder. Esto se hace a propósito, con el fin de mantener el misterio y que la otra persona se preocupe o se interese más por nosotros.
“La misma idea de relación sigue cargada de vagas amenazas y premoniciones sombrías: transmite simultáneamente los placeres de la unión y los horrores del encierro. Quizás por eso la gente habla más de conexiones en vez de hablar de parejas”
-Zygmunt Bauman-
Lo cierto es que actualmente las relaciones se han vuelto frágiles, ya sea porque nuestra de entender el amor ha cambiado o porque de alguna manera hemos destruido la anterior pero no hemos sabido crear una nueva en su lugar.
Hemos criticado la falta de comunicación que tienen las parejas, pero ahora por defender la ausencia de ” etiquetas” nos sentimos confusos y sin puntos de referencia. Quizás tenemos claro lo que no queremos, pero no tanto lo que sí queremos o lo que estamos dispuestos a negociar para llegar a un acuerdo.
Al final, hemos cambiado las definiciones clásicas por el vacío, un vació que no es inocuo en cuanto a que es fuente de confusión y daño emocional y esto es algo que como sociedad y como individuos deberíamos pensar.