No tengo sueño, ¿por qué? Causas y síntomas

En ocasiones, llegado el momento de ir a dormir, somos incapaces de cerrar los ojos y sentirnos cansados. "No tengo sueño". ¿Por qué ocurre? Aquí te contamos las principales razones por las que esto suele pasar.
No tengo sueño, ¿por qué? Causas y síntomas
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 13 noviembre, 2020

El sueño y, por tanto, dormir bien es fundamental para recuperar energía y permitir la consolidación de la información en la memoria y el mantenimiento de muchos procesos mentales. Por ello, no dormir lo suficiente o que este sueño no sea de calidad nos afecta en numerosos sentidos. Entre otros, disminuye el bienestar, el rendimiento cognitivo e influye en procesos fisiológicos. De ahí que nos preocupe no tener sueño.

No tener sueño implica que no estamos experimentado las sensaciones corporales que nos avisan de que el organismo necesita descansar. En muchas ocasiones, esta situación está asociada a un trastorno del sueño, concretamente en la dificultad para iniciarlo. No obstante, en otras ocasiones se debe a factores situacionales, como pueden ser, por ejemplo, el exceso de cafeína o haber dormido una siesta demasiado larga.

¿Por qué no puedo descansar bien?

Los motivos que pueden llevarnos a no tener sueño son múltiples. De hecho, lo más probable es que estén interactuando varios de ellos a la vez. Entre las principales causas se encuentran:

Mujer despierta en la cama

Ansiedad, estrés o preocupaciones

Una de las principales causas de la falta de sueño son las preocupaciones, la ansiedad o el estrés. El estado de activación física y mental en el que nos ponen hace que sea realmente complicado dormir. Algunas veces, se trata de algo puntual que no nos deja dormir un par de noches. En cambio, si el problema de ansiedad persiste, se puede terminar por desarrollar un trastorno de insomnio asociado.

Además, si nos encontramos en un estado ansioso, el hecho de no tener síntomas de sueño puede generar a su vez más preocupación y frustración. Ante esta situación, lo mejor es tratar de realizar alguna actividad relajante antes de ir a la cama, que nos permita desconectar.

Leer un libro, escuchar música relajante o hacer un ejercicio de relajación o meditación pueden ayudar significativamente.

Exceso o falta de actividad física

La actividad física tiene un papel fundamental en el sueño. Con esto, no solo se hace referencia al deporte, sino a cualquier actividad que nos haga movernos y gastar energía. Así, si durante el día debemos movernos de un lugar a otro, ir a comprar y hacer deporte, al finalizar el día estamos más cansados y es más fácil dormirse.

En lo que respecta a la actividad deportiva, hay que tener algunos aspectos en consideración, ya que puede tanto facilitar, como dificultar el sueño. Si el ejercicio se realiza por la mañana u horas antes de ir a dormir, se podrán sentir los beneficios que aporta. En cambio, cuando se hace deporte poco antes de ir a dormir, será difícil conciliar el sueño. Esto se debe a que el cuerpo se ha activado para realizar un ejercicio y necesita un tiempo para recuperar el ritmo normal.

Fármacos y sustancias

Por lo general, entre los efectos secundarios de algunos medicamentos se encuentra la somnolencia. Sin embargo, hay algunos fármacos que pueden dificultar la conciliación del sueño. Entre éstos, el consumo de psicofármacos, antihistamínicos o corticoides, ya que afectan al sistema nervioso autónomo.

Por otro lado, el uso de sustancias estimulantes es otra variable con un peso importante. El consumo de determinadas drogas tiene un efecto directo sobre el descanso, como son las anfetaminas o la cocaína. También el consumo de alcohol puede hacer que dormir resulte más difícil, al contrario de lo que muchos piensas. El alcohol desencadena una serie de procesos que provoca la deshidratación del cuerpo y es, efectivamente, esto lo que provoca dificultades para dormir.

Igualmente, el consumo de sustancias estimulantes como refrescos, té o cafeína hará que te mantengas despierto por más tiempo. No obstante, según la tolerancia de cada persona el efecto será más o menos grave. Algunas personas no se ven afectadas por tomar un café un par de horas antes de dormir. Sin embargo, a otras personas les cuesta mucho trabajo dormir si lo tomaron incluso 8 horas antes de dormir.

Desajuste de los ritmos circadianos

Los ritmos circadianos son los encargados de regular los ciclos de vigilia y sueño. Este sistema se regula por señales externas. Así, si por algún motivo se alteran esos indicadores externos, también se altera el ritmo de sueño y será difícil conciliarlo llegado el momento.

La señal más importante para los ritmos circadianos es la exposición a la luz y la oscuridad. Al recibir luz, se sintetiza melatonina, que es una hormona esencialmente implicada en el descanso. Así, si por alguna razón no nos exponemos a la luz del día lo suficiente, nos resulta más complicado sentir sueño llegada la noche. De la misma manera que resultaría difícil dormir a plena luz del día.

De forma más general, los ritmos circadianos se alteran por irregularidades en los patrones de sueño. Es decir, cualquier cosa que provoque un cambio en la rutina y afecte a los horarios en los que se va a dormir. Por ejemplo, el cambio de husos horarios, tener horarios de trabajo nocturnos, o simplemente cambiar de hábitos de descanso de forma esporádica.

Otras causas

Las causas descritas anteriormente son las más comunes en un estado de salud general óptimo. Sin embargo, existen otras condiciones que pueden llevar a las personas a no tener sueño en los momentos que deberían. En este caso nos referimos a condiciones médicas o psicológicas. Por ejemplo la existencia de daño cerebral, otras alteraciones genéticas o un trastorno obsesivo-compulsivo.

Chica estresada con los ojos cerrados

Síntomas del insomnio

El principal síntoma de no tener sueño consiste en no sentir la necesidad de dormir cuando se debe o se quiere hacer. Esto, a su vez, genera en la persona sentimientos de frustración y más ansiedad y preocupación. Lo que en principio es un problema puntual, puede acabar conformando un problema mayor de insomnio.

Para que se considere insomnio, deben cumplirse los siguientes criterios:

  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Las dificultades se presentan a pesar de sentirse cansado y ante las condiciones adecuadas.
  • Malestar significativo y/o deterioro en lo social, laboral, académico u otras áreas.
  • Ocurre, al menos, tres noches a la semana durante, mínimo, tres meses.
  • No se han consumido sustancias que alteren el ritmo sueño-vigilia y no existen otras causas médicas o psicológicas.

Ante la sospecha de un trastorno de insomnio, es necesario acudir a un especialista; la falta de sueño afecta seriamente al funcionamiento de la vida de las personas, aumentando incluso el riesgo de accidentes y de otras enfermedades.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.