Nuestra perspectiva, llave de nuestro éxito o de nuestro fracaso

Tu perspectiva cambia tus emociones, y estas tu realidad. Cuida que el modo en que interpretas lo que ocurre te conduzca a la confianza en lugar de a la indefensión.
Nuestra perspectiva, llave de nuestro éxito o de nuestro fracaso
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 04 enero, 2020

Hay personas que esperan que las situaciones a su alrededor sean favorables para sentirse felices. Y hay quienes deciden sentirse bien a pesar de las condiciones externas. Nuestra perspectiva es la llave de nuestro bienestar, pero también de nuestro éxito o fracaso. La actitud que adoptamos influye en las acciones que ponemos en marcha, y son estas las que definen nuestra vida.

La persona que vive con resentimiento, rabia e incomprensión ve el mundo como un lugar de injusticia. Se siente una víctima indefensa y termina protagonizando una existencia frustrante. Por el contrario, quien mira con las gafas del optimismo y la resiliencia siempre halla la oportunidad y no se conforma. Quien se hace responsable de su vida, descubre que tiene el poder de transformarla.

¿Cuál es tu perspectiva?

Es sencillo comprobar cómo el prisma desde el que observemos las situaciones puede cambiar radicalmente el desenlace. Basta con tomar cualquier evento de nuestra vida cotidiana que nos resulte molesto o desagradable. Tal vez nuestro primer impulso sea quejarnos, lamentarnos, preguntarnos por qué nos pasa a nosotros o enfadarnos con los implicados.

Así comenzaremos a sentir ira, angustia o desesperanza. Y, en consecuencia, nuestro comportamiento irá dirigido a enfrentarnos con las otras personas o a regodearnos en el sufrimiento sin tomar acción. Pero, ante el mismo acontecimiento podemos decidir aceptarlo y extraer un aprendizaje. De esta forma nos sentiremos tranquilos, capaces y motivados a hallar una solución y actuar.

La forma en que eliges interpretar lo que ocurre te genera unos sentimientos más o menos positivos. Y son estas emociones las que te llevan a tomar unas acciones u otras. Por ello, se consciente siempre de cómo estás interpretando. Recuerda que es tu elección y que esta puede llevarte al éxito o al estancamiento.

Pasado

Pero no es solo la perspectiva que adoptemos ante un acontecimiento presente lo que puede influir en nosotros. Se trata más bien de una filosofía de vida que ha de estar arraigada y guiar nuestras interpretaciones hacia lo positivo y  funcional. Por ejemplo, el enfoque con el que observamos el pasado afecta de una manera importante nuestra conducta presente.

Si en el pasado me dañaron y no he logrado integrar esa experiencia y perdonar, en la actualidad actuaré con temor y recelo, me costará confiar y estaré a la defensiva. Si anteriormente tuve dificultades para socializar y me he autoimpuesto la etiqueta de torpe, tenderé a alejarme de los demás (aún hoy en día) para evitar hacer el ridículo.

En definitiva, tienes la decisión de elegir si el pasado te condiciona o te impulsa a mejorar. Puedes optar por verte como una víctima de tus vivencias o como un individuo activo y resiliente, que aprende de cada fallo a acercarse a su meta.

Futuro

Incluso nuestra perspectiva sobre lo que aún no ha ocurrido resulta de gran importancia. Imagina que tú visualizas tu futuro como próspero, abundante y feliz. Confías en que tendrás tu empelo soñado y unas relaciones sociales sanas y enriquecedoras. Desde esta perspectiva, la emoción que se despierta en tu cuerpo es el optimismo y la vitalidad.

Dicho enfoque te anime a la acción. A trabajar para lograr ese espléndido futuro que ya consideras tuyo. Así, te será fácil formarte, realizar prácticas, emprender… contarás con la motivación y la confianza en ti mismo que necesitas. Igualmente serás capaz de ser selectivo con tus amistades, parejas y personas que te rodean. Cuando confías en que puedes lograr lo que deseas, no sientes la necesidad de conformarte con menos.

Por el contrario, si imaginas tu futuro como algo negativo y fuera de tu control, te quedarás paralizado e indefenso. Si crees que tendrás que asumir cualquier empleo, si sientes que habrás de conformarte con personas hirientes, aceptarás esa realidad en tu vida.

Tu perspectiva crea tu mundo

De tu actitud, de tus creencias, de tus convicciones surgen las circunstancias tangibles que te rodean. Por ello presta atención a cómo interpretas, a los límites que te impones y a lo que piensas sobre la vida. Elige, en cada momento, la disposición que te lleve a confiar en tus capacidades, a no conformarte y a estar en paz. De entre todas las opciones posibles, escoge aquella perspectiva que haga de tu pasado un aprendizaje, de tu presente un remanso de paz y de tu futuro un lugar repleto de posibilidades.


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  • Forés, A. (2008). La resiliencia. Plataforma.
  • Librán, E. C. (2002). Optimismo disposicional como predictor de estrategias de afrontamiento. Psicothema14(3), 544-550.

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