Obesidad informativa: el reflejo de una sociedad hiperconectada
El mundo actual nos ofrece la posibilidad de estar conectados en todo momento. Así, diariamente recibimos una enorme cantidad de información que resulta totalmente desproporcionada en relación a nuestras necesidades reales. Es a partir de ese exceso del que hablamos de obesidad informativa.
Evidentemente es difícil digerir toda la información que nos llega, por lo que podemos llegar a convertirnos en víctimas de la hiperconectividad de la sociedad actual.
Observaremos a lo largo de este artículo de qué trata la obesidad informativa, cómo hacer frente a este problema y cuatro pasos para que haya un equilibrio a la hora de explorar el mundo digital. Comencemos con esta reflexión:
“Hemos construido grandes autopistas de la información, pero hemos olvidado enseñar cómo conducir”.
-Francisco Pérez Latre-
¿De qué se trata la obesidad informativa?
Actualmente debido a la rapidez y efectividad de las nuevas tecnologías contamos con diversas fuentes de información que están a nuestro alcance constantemente. Por eso, la sociedad actual merece el nombre de “sociedad de la información”.
Ahora bien, esta información es de tal calado que inunda todos nuestros rincones inclusive el psicológico. Este hecho hace que la obesidad informativa esté íntimamente relacionada con nuestro bienestar mental.
Haciendo frente a la obesidad informativa: dieta digital
Para contar con un mayor bienestar es importante hacerle frente a la sociedad informativa. ¿Cómo? A través de una dieta digital. Es decir, a partir de un uso crítico y provechoso de las nuevas tecnologías.
Para ello, es indispensable optar por hábitos saludables. Así, se podría gestionar la avalancha de información a la que estamos expuestos:
- Repensar la relación que tenemos con las nuevas tecnologías. Consiste en ser más conscientes de cuál es nuestro vínculo con el mundo digital: ¿dependemos de él?, ¿pasamos la mayor parte de nuestro tiempo navegando?
- Saber encauzar el potencial del mundo digital. Se trata de ser más conscientes de la forma en la que elaboramos la información que recibimos.
- Recurrir cuando sea necesario a la desconexión digital. Hay momentos en los que podemos llegar a sentirnos realmente saturados por estar en el mundo digital. Para ello, podemos tomarnos un descanso, sobre todo si vemos que la relación con él se vuelve dependiente.
- Utilizar la propia tecnología para resolver la sobrecarga de información. Por ejemplo, poner filtros a la información que nos llega. Para ello, debemos estar al tanto de qué es lo que queremos recibir realmente.
Para contar con un mayor bienestar nos viene bien hacer una dieta digital. Podemos comenzar con un buen sistema de filtrado de información, para que no sea bombardeado nuestro foco de atención y tengamos desgaste cognitivo.
De hecho, cada vez que encendemos el ordenador y el móvil llegamos a estar envueltos en un ecosistema de tecnologías de la interrupción. Por ello, Javier Serrano-Puche en su artículo para la Revista internacional de comunicación, propone que la atención debe orientarse hacia la toma de conciencia de cómo es nuestro consumo informativo.
¿Cómo nos relacionamos con las nuevas tecnologías? ¿Cuál información es importante y consistente con lo que de verdad necesitamos? ¿Qué información queremos en nuestras vidas? ¿Qué contenido tiene más peso para nosotros y porqué? ¿Cómo estamos filtrando los contenidos? ¿Qué fuentes utilizamos para informarnos?
Todas estas preguntas son útiles para transformar nuestra relación con la información y con los medios a partir de los cuáles la obtenemos. Así, podemos encauzarnos hacia lo que necesitamos realmente, sin dejarnos a un lado y siendo más auto-responsables.
4 pasos para lograr equilibrio en relación al mundo digital
La dieta digital lleva a que tengamos de nuevo el control de nuestra vida. Así, contamos con tiempo para nuestros seres queridos y para nosotros, ya que dejamos atrás la dependencia al mundo digital. Para llegar a lograr desapegarnos de este mundo o darle un uso adecuado, Daniel Sieberg, un ejecutivo de Google, propone:
- Pensar. Consiste en analizar cómo la tecnología afecta nuestra salud física, mental y emocional.
- Apoyo. Hacer un balance de nuestro consumo en el mundo digital, apoyándonos en los datos que arrojan nuestros dispositivos.
- Conectar. Se trata de restaurar las relaciones que han sido afectadas o dañadas por la tecnología.
- Reforzar. Aprender cómo vivir con la tecnología de un modo saludable.
Estos cuatro pasos se realizan en un plan de 28 días. No obstante, esto va a depender de cada usuario, ya que según su profesión, estilo de vida, y hobbies, se va a enfocar en determinados servicios que ofrece la tecnología.
Entonces, para dejar a un lado la obesidad informativa hay que hacer un buen uso del mundo digital. Para ello, es importante desintoxicarnos de este valorando cuánto dependemos de él y aplicando estrategias que nos permitan hacer un uso asertivo según el momento de la vida en el que nos encontremos y nuestras características personales.
El problema no radica en la cantidad de información que llega sino en cómo la asumimos. Por ello, debemos identificar qué es lo que necesitamos y cómo hacer que nos llegue de la mejor manera, por ejemplo, a través de filtros.
Es esencial que seamos muy conscientes de nuestros hábitos en relación al mundo digital y de cómo influyen estos en nuestra salud mental, emocional, física y social.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Serrano-Puche, J. (2014). Por una dieta digital: hábitos mediáticos saludables contra la “obesidad informativa”. Ámbitos. Revista internacional de comunicación.
- Sieberg, D. (2011). The digital diet. New York Harmony.