Olvidar es difícil para el que tiene corazón
Si pones en una balanza el corazón y la razón, siempre habrá un desequilibrio cuando se trata de olvidar. A pesar del paso del tiempo sigue habiendo personas que tienen su hueco en nuestro corazón, que lo hacen latir fuerte con una simple imagen del pasado, con un recuerdo de una palabra susurrada al oído.
Tu mente querrá que seas racional, que olvides a esa persona que te hizo daño y se marchó.Pero tu corazón no olvida, sigue recordándote cada vez que bombea sangre a tu cuerpo, cómo te hacía sentir esa persona, cómo era el mundo en ese momento.
“A veces en el silencio de la noche, todos sus recuerdos le eran devueltos con la plenitud de una canción de infancia… En la soledad, nadie escapa a los recuerdos”
-Antoine de Saint-Exupéry-
La eterna batalla: la mente y el corazón
Cuando vivimos una ruptura amorosa la realidad nos dice que esa persona que queremos, ya no nos quiere, no nos busca, no nos llama, no nos besa. Pero el corazón en su eterna batalla de romántico empedernido, nos recuerda aquel día en que nos besamos por primera vez o hicimos el amor arropados por la oscuridad. Esa batalla entre realidad y recuerdo es lo que nos impide olvidar.
Cuanto más intensos son los recuerdos más tiempo estarán apareciendo en tu mente. Eso tiene una explicación científica, porque el hipocampo (encargado de recordar datos como las fechas, lo lugares, las caras…) y la amígdala (la responsable de la memoria emocional) se han enlazado, se han enredado y tus recuerdos ya no son sólo imágenes, son olores, caricias, palabras, sabores.
“Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para el que tiene corazón”.
-Gabriel García Márquez-
El efecto sanador del tiempo
Como se suele decir: el tiempo todo lo cura. Esto se debe a que con el paso de los días, los meses y los años la conexión entre el hipocampo y la amígdala deja de usarse para que puedan almacenarse otros datos, otros recuerdos. Es decir, dejamos marchar a las personas y a sus recuerdos, para que otras personas entren en nuestra vida.
Generalmente, una ruptura amorosa va seguida de un periodo de duelo que puede durar entre seis meses y un año, dependiendo del esfuerzo que hagamos por nuestra parte en seguir con nuestra vida y superar la decepción.
3 consejos para olvidar
Es importante no anclarnos en el pasado, porque la vida sigue ahí esperando a que la disfrutemos, por lo que tendremos que poner todo de nuestra parte para olvidar. Olvidar es posible, simplemente requiere fuerza de voluntad e ilusión por el futuro. Tienes corazón y olvidar es complicado. pero no es imposible. A continuación te sugerimos algunos consejos para olvidar:
Acepta lo ocurrido
A veces nos empeñamos en pedir mil explicaciones o en darlas, pero quizás nos son necesarias. No todo tiene una explicación y no es necesario ahondar más en lo ocurrido y hacernos daño a nosotros mismos. Esto es muy complicado de aceptar pero es necesaria una gran dosis de realidad. Sé valiente y acepta la marcha de la persona a la que quieres.
Vive tu vida y disfruta de tus emociones
Es posible que al principio del periodo de duelo tengas ganas de llorar y deberás llorar para desahogarte, para que salga toda la pena. Pero también debes empujarte a salir, a pasear, a ir al cine, a relacionarte con otras personas.
Vive tu vida de nuevo, pregúntate: ¿Qué me gusta? ¿Con qué disfruto? Irás construyendo nuevos recuerdos que te harán olvidar los antiguos. Haz un hueco en tu corazón para nuevas emociones y experiencias. Cierra puertas para poder abrir otras.
El tiempo no lo es todo
El tiempo ayuda a olvidar, es cierto que con el paso de los días el dolor se adormece hasta desaparecer, pero no se trata simplemente de esperar sino también de actuar. De nada sirve quedarte en tu casa esperando días y días a que el dolor se marche.
Abre tu mente y haz ese curso de fotografía que tanto te apetece, atrévete a pedirle su número de teléfono a ese chico que siempre te sonríe, haz deporte, tómate un gintonic, vuelve a leer tu libro favorito o compra uno nuevo. Haz lo que te apetezca, pero vive.
“El corazón tiene las dimensiones de un puño cerrado y la forma de una pera con la punta hacia abajo. El corazón es el órgano símbolo del amor y sigue el ritmo de las emociones. Normalmente en una persona adulta el corazón se contrae sesenta y setenta veces por minuto, en una persona enamorada muchas más. A veces se llega a cien, sin que te des cuenta. El corazón es el último en irse, él continua latiendo cuando le sacan del organismo, también cuando la persona que amas te abandona o cuando no quieres sufrir más, no eres tú el que manda.
Cuando estás enamorado, cuando el corazón late fuerte por otra persona, tú ya no mandas, manda él.”-Manule d´amore-