Padres que convierten a sus hijos en pequeños narcisistas
Muchos padres creen que su hijo es el más guapo, el que mejor notas saca, el más inteligente, el que lo hace todo bien… Es natural, todos somos en esencia especiales y únicos. No obstante, señalar de manera constante a los más pequeños solo lo que hacen bien, mientras se ignora aquello en lo que se equivocan puede convertirlos en pequeños narcisistas.
“Ni tanto ni tan poco” sería una frase aplicable en este caso. Hay padres que escogen brindar a sus hijos con un refuerzo negativo que mina su autoestima, haciéndoles sentir insuficientes y poco válidos. Otros optan por un refuerzo positivo, donde lo negativo se ignora. Ambos extremos tienen consecuencias bastante perjudiciales. Veamos cómo crecen los pequeños narcisistas.
Un niño narcisista se convertirá en una persona cuya admiración por sí misma será muy exagerada. Impondrá sus necesidades y esperará que otros le alaben e idolatren.
El alimento de los pequeños narcisistas
No vamos a decir que está mal elogiar a los niños. Claro que es positivo señalarles lo que hacen bien “mira qué bien te ha salido ese ejercicio“, “has limpiado genial la mesa“, “te has portado muy bien“. Sin embargo, sabemos que los niños no son perfectos, que cometen errores y que hacen cosas mal.
El alimento de los pequeños narcisistas suelen ser los constantes elogios junto a la satisfacción de todos sus caprichos por parte de sus progenitores. Incluso, estos pueden llegar a defenderlos a pesar de no tener razón y culpar a otras personas con tal de que sus hijos no sean los responsables de lo sucedido.
Que un niño aprenda a evadir la responsabilidad no es nada bueno. Crecerá pensando que los errores son de los demás, que otros pueden cargar con las consecuencias de sus actos y a la larga, acabará frustrándose cuando descubra que este no es el funcionamiento de las relaciones, ni del mundo.
Aprender a ser responsable es fundamental si queremos que un niño se convierta en un adulto sano.
Si un niño crece pensando que no hace nada mal y que los equivocados son los demás creerá que es perfecto. Entonces, ¿para qué esforzarse? ¿para qué actuar de otra manera? Al contrario, continuará exigiendo y señalando con el dedo dónde se han confundido los demás hasta imponer su tiranía.
La abundancia de elogios, junto a la falta de límites e indicaciones de aquello que no se hace bien puede generar pequeños narcisistas con el paso del tiempo. Muchos padres pueden creer que al no señalar los errores a sus hijos les están haciendo un favor, aunque en realidad están impidiendo que maduren emocionalmente. El día de mañana tendrán muchos problemas para relacionarse de manera adecuada con los demás y para valorarse a sí mismos.
Cuando los padres sobrestiman a sus hijos, se ponen un velo ante los ojos que les impide ser críticos con ellos. Si un niño empuja a otro y su progenitor en vez de decirle que no ha hecho bien y que tiene que pedir perdón, se dedica a decirle que no pasa nada que seguro que el otro niño le ha hecho algo, su ego se inflará. Pero esto no es lo peor. El niño en el futuro no será capaz de reconocer sus errores ni de aceptar que se equivoca.
Construir una buena autoestima sin caer en el narcisismo
No elogiar constantemente no significa que no señalemos aquello que nuestros hijos hacen bien y les valoremos. Construir una autoestima sana siempre es posible. La clave reside en el equilibrio.
Los niños tienen que sentirse aceptados tal y como son, a pesar de que muestren algunos comportamientos más aceptables que otros. Los padres no pueden pensar que si señalan lo que hacen mal a sus hijos, se van a poner tristes y se van a sentir poco queridos. Desde edades tempranas hay que transmitirles qué es el amor incondicional.
Comunicar a los niños que son queridos y que un enfado o molestia no implica que se les deje de querer es fundamental. También es importante educarlos en igualdad, sin hacer comentarios que puedan considerar que están en una posición superior en relación a los demás. Transmitirles que todos somos iguales pero con diferentes características y cualidades es una buena idea.
Además, es importante enseñarles que todo tiene su momento y que conlleva un esfuerzo. Sobre todo cuando opten por un comportamiento exigente y demandante.
Como vemos, los pequeños narcisistas suelen aprender a comportarse de forma egoísta por una serie de condicionantes y actitudes que tienen mucho que ver con las pautas y educación recibida por parte de sus progenitores. Aunque bien es cierto que las características personales de cada niño como sus rasgos y otro tipo de variables también influyen.
No obstante, es importante recordar que los niños no son perfectos, por mucho que sus padres quieran considerarlo. Ellos también cometen errores y tienen que aprender a asumirlos para hacerse responsables de ellos. Ya que de lo contrario, no les estarán haciendo ningún favor, sino un profundo daño.