Mi pareja no me mira durante las conversaciones íntimas

¿Tienes una pareja que suela eludir la mirada cuando habláis sobre vuestros sentimientos? ¿Se gira y evita el contacto visual? Te explicamos las razones que puede haber detrás de esta conducta tan frustrante.
Mi pareja no me mira durante las conversaciones íntimas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 febrero, 2024

Elena lleva casi doce años con su pareja, Andrés. Lo adora y él todavía más a ella. Sin embargo, hay un aspecto que le tortura, y es que este sea incapaz de sostenerle la mirada cuando hablan de temas íntimos, de emociones y de sentimientos. En este sentido, le reprocha que mientras tienen relaciones sexuales, él evita mirarla a los ojos.

Elena no duda del amor de Andrés, se lo demuestra a diario de infinitas maneras. Sin embargo, ese detalle le hace daño y él no le da demasiada importancia. Hay personas que asumen que, a la hora de conferir afecto, el contacto visual no es importante, basta con estar presente físicamente. Sin embargo, esa falta de conexión puede generar dudas y confusión.

Lo cierto es que esta particularidad es más frecuente en el sexo masculino, y son ellas las que lamentan no disponer de ese contacto visual en ciertos momentos de la relación. Al final, en muchos casos se termina asumiendo esa carencia, pero a regañadientes. Porque en el seno de un vínculo de pareja, el lenguaje visual constituye un pilar básico que asienta y enriquece dicho lazo.

Si es tan importante, ¿por qué hay quien no lo lleva a cabo?

La mirada es un canal de conexión emocional, un mecanismo que no todos dominan.

Hombre apoyando a su pareja simbolizando mi pareja no mira durante las conversaciones íntimas
El lenguaje visual como mecanismo de conexión emocional se asienta en la infancia.

¿Por qué mi pareja no me mira durante las conversaciones íntimas?

Lo primero que podemos pensar cuando percibimos que una persona nos rehúye la mirada cuando hablamos con ella es que es tímida. Sin embargo, cuando ya tenemos una relación de pareja consolidada durante meses o varios años, la timidez no cabe en dicha variable. Podemos ser amantes cómplices y fabulosos compañeros de fatigas, y estar presente esa particularidad.

Ahora bien, la ausencia de contacto visual durante los momentos más íntimos siempre hará que esa relación cojee, que tenga una tara. Lo podemos aceptar, pero es una asunción dolorosa. En relación con este tema, la Universidad MacEwan, en Canadá, destaca una serie de aspectos en una investigación. Las personas necesitamos establecer contacto visual para transmitir información y consolidar la interacción social.

No solo validamos emociones, sino que aportamos información sobre nuestros pensamientos. Un «te quiero» nunca será lo bastante auténtico si uno esquiva la mirada, si la lleva a la pared y no a su pareja. Comprendamos qué pude explicar este tipo de reacción.

Si educamos a los niños en una buena comunicación emocional que cuida y valora el contacto visual, este patrón se conserva en la época adulta.

1. Cuestión de género y, sobre todo, educación emocional recibida

Este dato nos puede interesar. Ha podido observarse que, a los pocos meses de nacer, las niñas buscan y mantienen más tiempo el contacto visual que los niños. Estos últimos también lo buscan, pero permanecen menos tiempo atendiendo a sus progenitores. Esta es una información que nos aporta una investigación de la Universidad de Missouri, en Columbia.

Ahora bien, ¿quiere decir esto que la genética y el sexo de cada individuo es el que determina su capacidad para mantener o no el contacto visual? La respuesta es no; no del todo. Aunque los niños mantengan menos tiempo la mirada, es la educación recibida en materia emocional e interacción social la que determina este factor.

Si nuestros padres nos han permitido crecer en un contexto comunicativo que se nos refuerce cuando expresamos lo que sentimos y necesitamos mirándonos a los ojos, es natural que lo sigamos haciendo cuando salgamos de este entorno burbuja. Así, haber disfrutado de una educación emocional sólida en la infancia motiva que nos convirtamos en interlocutores que cuidan del contacto visual.

2. Dificultad para manejar los momentos íntimos

Si nuestra pareja no nos mira durante las conversaciones íntimas, es probable que también le cueste mantener este tipo de diálogos. Uno puede ser un gran conversador, una persona brillante y ocurrente y, sin embargo, no ser demasiado brillante expresando sus emociones. Son figuras con cierta torpeza para hablar de sus sentimientos y compartir sus necesidades.

Los momentos de intimidad incomodan porque no nos permiten mostrarnos vulnerables. Dar ese paso les turba porque les hace sentirse débiles y falibles. También, porque no han adquirido competencias adecuadas en esta materia. Asimismo, es importante señalar que esa dificultad también les genera sufrimiento y son conscientes de que esos instantes pueden tensar la relación de pareja.

3. El estilo de apego evitativo

Hay personas con dificultades para establecer un vínculo seguro, confiado, basado en el cuidado mutuo y la correcta expresión de sentimientos y las necesidades. El apego evitativo se manifiesta también en la incapacidad para mantener la mirada durante los diálogos más emocionales.

Esto se explica porque no saben manejar esas situaciones y su tendencia es eludir, escapar y preferir la distancia.

4. Posibles trastornos asociados

El origen de una mirada esquiva en contextos de vulnerabilidad emocional casi siempre tiene como origen los factores culturales y educacionales. En buena parte de los casos, es un problema que afecta más a ellos que a ellas y el desencadenante está en el tipo de educación emocional recibida.

Ahora bien, no podemos descartar algún trastorno psicológico o neurológico asociado. Aunque en estos casos, deben aparecer siempre más variables asociadas, y no solo la falta de contacto visual. La alexitimia, entendida como la dificultad para reconocer las emociones propias y ajenas, y expresarlas, es una condición que, junto al trastorno de espectro autista, puede correlacionar con esta característica.

Es posible que la falta de contacto visual de una persona pueda deberse a alguna condición como el autismo o la alexitimia. Sin embargo, deben aparecer muchas más características asociadas, como la incapacidad para comprender las emociones ajenas e incluso evidenciar problemas en la empatía.

Hombre mirando a su pareja
El contacto visual es el vínculo que nutre la comunicación no verbal entre una pareja.

¿Qué podemos hacer como pareja si aparece esa falta de contacto visual?

¿Qué puedo hacer si mi pareja no me mira durante las conversaciones íntimas o incluso mientras mantenemos relaciones sexuales? En este tipo de situaciones es imprescindible la comunicación, la comprensión y la correcta expresión de nuestras necesidades. Veamos a continuación qué estrategias podemos seguir:

Aspectos que debo entender

El hecho de que mi pareja no me mire mientras hablamos de aspectos emocionales no significa que no me quiera. Debo entender que no es hábil en estas competencias y que experimenta una gran incomodidad durante este tipo de interacciones.

  • No es bueno imponer a la otra persona que nos mire, esto puede ocasionar mayor tensión. Procuremos respetar, dar espacio y procurar establecer contacto visual nosotros con ellos sin imponer. Si nos evitan, busquémoslos nosotros.
  • Creemos un escenario de confianza en el que sea cómodo hablar sobre lo que sentimos y necesitamos sin juzgar.

Aspectos que mi pareja debe comprender

Nuestra pareja debe entender cuánto valoramos el contacto visual y el papel que juega en cómo nos sentimos. Asimismo, también es positivo y saludable que entienda el valor de la vulnerabilidad, de abrirse emocionalmente y hacer del contacto visual un lenguaje imprescindible en el día a día.

Dar ese paso puede ser complejo y hasta turbador, pero crecerá como ser humano y todo vínculo será más gratificante. Ayudémosle en ese aprendizaje.


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