¿Sabes qué es el apego evitativo?

El apego evitativo es aquel que desarrollan las personas que han tenido que reprimir su emocionalidad para ser atendidos por sus cuidadores. Aquí puedes aprender sobre las implicaciones de esto.
¿Sabes qué es el apego evitativo?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 01 agosto, 2023

El apego es un lazo emocional que se forma en las primeras etapas de nuestra vida con las personas que nos cuidan. Este vínculo puede influir de manera significativa en nuestra forma de relacionarnos con los demás en la edad adulta.

La teoría del apego desarrollada por John Bowlby y Mary Dinsmore Ainsworth identifica tres tipos de apego: seguro, ambivalente o resistente y evitativo. En este artículo nos enfocaremos en el apego evitativo, sus tipos y efectos en la vida adulta, así como en las formas de superarlo.

¿Qué es el apego?

Es un vínculo emocional estrecho que se forja con las personas que nos cuidan y nos dan seguridad. En su libro Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida, Bowlby señala que los comportamientos de apego nos permiten conseguir o conservar la proximidad con otro individuo.

En las primeras etapas de nuestra vida dependemos por completo de la protección de las personas que nos rodean para sobrevivir. En este sentido, el apego se forma de manera adquirida, como una garantía o seguro de supervivencia, pero al mismo tiempo marca, y mucho, el carácter de las primeras relaciones.

Cuando los adultos que nos cuidan desempeñan bien su papel, lo más probable es que desarrollemos un tipo de apego seguro, con independencia de nuestro temperamento. Dependemos del otro, pero esto no da origen a ningún sentimiento de ansiedad o frustración. Por el contrario, cuando somos desatendidos, o rechazados, lo más probable es que formemos vínculos de apego inseguro. Esta es una forma de dependencia cargada de angustia y ambivalencias.

La forma en la que se forjan esas uniones en los primeros años de vida, influirá mucho en nuestra afectividad y cómo la manejamos con los demás, salvo que hagamos una intervención consciente en este sentido. Así, podemos decir que tales vínculos dejan una huella muy profunda, casi indeleble.

Por ello, las conductas que se observan en la edad adulta, responden al estilo de apego que afianzó cada persona en su infancia. De alguna manera, las primeras relaciones de convivencia familiar ya marcan un camino en las relaciones interpersonales del adulto.



La teoría del apego

John Bowlby, psicoanalista inglés, se interesó por el tema del apego y desarrolló una teoría al respecto. A partir de sus observaciones, pudo establecer que todos tenemos una predisposición filogenética a desarrollar vínculos. Estos se dirigen a las personas que nos proporcionan protección y seguridad o, en su defecto, que deberían aportárnosla.

Más adelante, la psicóloga Mary Dinsmore Ainsworth identificó tres tipos de apego. Estos son: el apego seguro, el apego ambivalente o resistente y el apego evitativo. Según sus investigaciones, la mayoría de las personas desarrollan el primer tipo, pero también hay un buen número de individuos que se inscriben en los otros dos.

El cuidador es la base que cubre las necesidades básicas emocionales del bebé, de manera que este pueda explorar el mundo y aprender a regular sus emociones.

El apego seguro permite construir vínculos afectivos estrechos y espontáneos. Los inseguros (el ambivalente y el evitativo) dan lugar a fuertes represiones y dificultades para construir lazos de intimidad con otros.

El apego evitativo: definición, tipos y origen

Es un comportamiento caracterizado por el distanciamiento emocional y la falta de contacto cercano o íntimo. Los niños evitativos eluden la proximidad con sus padres y cuando están cerca de ellos limitan el acercamiento emocional, como una forma de protegerse del rechazo.

Este apego se desarrolla como consecuencia del repudio, la indiferencia y la falta de disponibilidad afectiva de los cuidadores. Si estos ignoran al niño y desprecian sus intentos de obtener contacto emocional, protección y apoyo, el pequeño aprenderá a evitar ese tipo de aproximaciones y solo confiará en sí mismo para suplir sus necesidades.

Tipos de apego evitativo

En el libro El modelo cognitivo postracionalista, Vittorio Guidano desarrolla tres subcategorías y describe cómo se configura cada una. A continuación, las detallaremos, teniendo en cuenta el abordaje de este autor.

Evitantes inhibidos

Los niños con este subtipo de apego evitativo tienden a asilarse, evitan el contacto con los padres y no expresan sus estados internos. Disimulan muy bien su angustia y transmiten la impresión de que todo está bien, que no tienen ninguna urgencia o necesidad afectiva.

Este apego se desarrolla como consecuencia del rechazo directo de los padres cuando el niño pide ayuda o manifiesta sus problemas y necesidades. No obstante, sus cuidadores lo aceptan cuando no da ningún problema. El rechazo es la respuesta típica de estos cuidadores, sobre todo, cuando el pequeño tiene una dificultad.

Cuidadores compulsivos

Como su nombre lo indica, son niños que asumen el rol de cuidar a sus padres, de hacerse cargo de ellos con atenciones y cuidados físicos. Como señala Guidano: «lo que caracteriza a los cuidadores compulsivos es que se toman la responsabilidad de interesar a los padres, de estimularlos para que se sientan motivados a interactuar con él».

En este caso, los padres son indiferentes. Es por eso que los niños se toman la tarea de usar sus recursos o habilidades cognitivas para impresionarlos y motivarlos a interactuar con ellos, así controlan la proximidad y la indiferencia. El niño tiene que ganarse la atención.

Compulsivos complacientes

La característica central de las personas con este subtipo de apego evitativo es que nunca expresan lo que sienten. Son niños que en la mayoría de los casos están de acuerdo con sus padres y están atentos a lo que estos hacen para anticiparse a ellos. Están buscando de manera constante corresponder a las expectativas de sus cuidadores.

Este apego emerge como consecuencia del rechazo de los padres. Sin embargo, este desprecio es distinto al de los cuidadores de niños evitantes inhibidos. En el caso de los compulsivos, las figuras parentales solo rechazan al menor cuando no se comporta según las expectativas. El niño solo recibe reconocimiento cuando se ajusta a lo esperado.

Efectos del apego evitativo y formas de superarlo

Los efectos del apego evitativo llegan hasta la vida adulta. Los niños que han crecido bajo estos patrones se convierten en adultos a los que se les dificulta expresar sus emociones, pero también a sentirlas e identificarlas. Procuran alejarse afectivamente de todo y de todos. Pueden ser indolentes frente a los demás y muy indiferentes con sus propios sentimientos.

Esta situación se ve reflejada en el mundo de la pareja. Un artículo de Current opinion in psychology señala que en las relaciones románticas, las personas evitativas se esfuerzan en conservar su independencia, control y autonomía, ya que piensan que la cercanía emocional no es deseable o posible.

De igual modo, tienden a sentirse muy incómodas con la proximidad, el contacto y la intimidad afectiva. Como consecuencia de estas sensaciones y creencias, emplean estrategias de afrontamientos de desactivación o distanciamiento en las que suprimen sus emociones, con el objetivo de promover su autonomía.

Una persona con apego evitativo afrontará los problemas con pragmatismo, pero en realidad está reprimiendo emociones que después le afectarán a nivel personal e incuso psicosomático.

Aunque los patrones de apego tienden a mantenerse, siempre es posible moderarlos y pulirlos. A veces, una experiencia de pérdida de una de esas figuras amadas propicia reflexiones y cambios al respecto. En ocasiones se logra a través de una psicoterapia. También es posible hacerse consciente de ello y trabajar de forma individual para aprender a relacionarse con el mundo de una manera más constructiva.



Mirando al interior

Superar el apego evitativo pasa por restaurar la relación que existe entre la persona y su interior. En muchos casos se centra en recuperar una autoestima muy dañada y que causa un dolor emocional no identificado. Solo cuando sana esta relación es posible que la persona considere el interior de las personas de su entorno. Así, como cuando se practican las emociones propias nace la empatía por los demás.

En ese sentido, es muy importante cambiar los patrones de comunicación. Abrirlos, tanto para las buenas y malas experiencias, de manera que pueda existir una expresión controlada de las emociones, y que los demás tengan la oportunidad de aceptarlas, validarlas y, en algunos casos, acompañarlas.

Dicho así suena muy fácil, pero si aprender es difícil, desaprender lo aprendido lo es más. Piensa que el conocimiento que adquirimos en la infancia es la base sobre la que hemos ido construyendo el resto de hábitos que hoy nos caracterizan. De ahí que en muchos casos sea muy recomendable la ayuda de un profesional.

¿Qué dicen los últimos estudios científicos?

En una investigación publicada en la revista Clínica y Salud  en 2014, en donde se evaluó el estilo de apego y la sintomatología psicopatológica en una muestra de adolescentes que habían sufrido maltrato familiar, se halló que dos de cada tres presentaban apego inseguro (un 67,5 %) y de estos, un 37,5 % se trataba de apego inseguro de tipo evitativo. Sin embargo, en población sin violencia intrafamiliar, dos de cada tres presentaba apego seguro.

Los resultados pusieron en evidencia que el maltrato en la familia está relacionado con desarrollar un apego inseguro evitativo. Como señalan los autores: «el maltrato intrafamiliar implicaría un mayor riesgo de dificultades para establecer un autoconcepto y una visión de los demás que permitan regular de manera adecuada las emociones y establecer relaciones de confianza, minimizando así la vulnerabilidad a sufrir dificultades psicopatológicas».

Conclusión

El apego evitativo es un tipo de vínculo emocional que se forma en la infancia y puede tener efectos duraderos en la vida y las relaciones. Aunque puede proteger a las personas de posibles rechazos o heridas emocionales, también puede limitar su capacidad de formar relaciones saludables y satisfactorias.

Existen estrategias efectivas para superar el apego evitativo, como la terapia y la práctica de habilidades sociales y emocionales. Además, es importante tener en cuenta que el maltrato familiar puede ser un factor determinante en el desarrollo de un apego inseguro evitativo, por lo que es fundamental prevenir y abordar este tipo de situaciones para fomentar relaciones sanas y seguras desde la infancia.


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