Pensamiento mágico: concepto y características

Pensamiento mágico: concepto y características
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 13 julio, 2018

Decía Roald Dahl que “el que no cree en la magia nunca la encontrará”. Curiosamente, el ser humano siempre ha tenido tendencia a creer en ella, desde el inicio de los tiempos. Derivado de esta fe en lo inexplicable, nos encontramos con lo que se ha bautizado como pensamiento mágico.

Nos movemos en el mundo aplicando la “lógica de causa y efecto”. Así, ante un suceso o un fenómeno que no cuenta con una explicación científica, es fácil surjan a su alrededor otras muchas “explicaciones mágicas”. De hecho, quizás este es uno de los principales motivos por lo que las religiones han sobrevivido al paso de los siglos y al avance incansable de la ciencia.

¿Qué es el pensamiento mágico?

Tanto la psicología como la antropología consideran el pensamiento mágico como la descripción de atribuciones ilógicas a ciertas causas sin que medie prueba empírica alguna.

Este fenómeno cobra especial relevancia cuando la persona considera que su pensamiento podría tener consecuencias en el mundo externo. Dichas consecuencias pueden provenir de su acción propia o de la creencia de la intermediación de fuerzas sobrenaturales.

Mujer pensativa

Echando un vistazo alrededor de las sociedades del mundo, encontramos que prácticamente en todas las culturas existe el pensamiento mágico. Es un proceso natural que tiene una más que probable base biológica. Los humanos establecemos relaciones causales en base a asociaciones circunstanciales y difícilmente demostrables bajo la lupa de la sistematicidad.

Encontramos ejemplos de pensamiento mágico con facilidad. Un niño que cree que si se porta mal será secuestrado por el hombre del saco. También las danzas rituales que buscan atraer la lluvia o asignar un fenómeno atmosférico a la acción de una deidad superior.

“Esta es la primera ley de la magia: desorientar. No lo olvides nunca”.

-Donna Tartt-

Causas del pensamiento mágico

Dos causas principales nos ayudan a explicar este fenómeno. Una se refiere a la contigüidad entre eventos. La segunda se explica por medio del pensamiento asociativo:

  • Contigüidad entre eventos: se refiere a la generación de determinadas asociaciones, como creer que un amigo suspendió un examen porque tú deseaste con todas tus fuerzas que no aprobase.
  • Pensamiento asociativo: consiste en el establecimiento de relaciones en función de ciertas similitudes. Por ejemplo, creer que el espíritu de un animal pasará a ti si te comes su corazón.

Pero, pese a las causas asociadas al pensamiento mágico, también hay funciones importantes en el fenómeno. Es decir, nos puede resultar muy útil en ciertas situaciones muy concretas:

  • Reduce la ansiedad: a veces, en ciertas situaciones estresantes con difícil solución, asociar el evento a elementos arbitrarios aumenta la sensación de control y reduce la ansiedad. Por ejemplo, usando amuletos para luchar contra ciertos miedos.
  • Efecto placebo: como acabamos de ver, también puede ser muy útil como efecto placebo. Es decir, pensar que cierto rito puede curar una enfermedad podría provocar una mejoría de la sintomatología.

Características del pensamiento mágico

En la actualidad podemos encontrar decenas de ejemplos que son clara muestra de pensamiento mágico. De hecho, se da en situaciones cotidianas, sin necesidad de que llegue al punto de considerarse patológico. Esto es así porque, en muchos casos, el pensamiento mágico, lejos de causar malestar, produce alivio. El problema aparecería cuando esto no es así o cuando ese alivio a corto plazo se traduce en un perjuicio a largo plazo.

Egocentrismo en niños

Entre los 2 y los 7 años (fase preoperacional), los niños pueden llegar a pensar que cuentan con el poder cambiar el mundo solo con su mente, tanto de forma voluntaria como involuntaria. Les cuesta comprender conceptos abstractos y en el centro de su mirada difícilmente se sitúa otra instancia que no sea el yo. Así, por ejemplo, pueden llegar a pensar que a sus padres les ha pasado algo por desear un castigo para alguien.

Así pues, en ciertas circunstancias, los niños pueden tender a culparse de determinados hechos sin haber participado de ninguna forma en lo sucedido. No obstante, este egocentrismo suele atenuarse con la edad.

Niño con pensamiento egocéntrico

Superstición

La superstición y el pensamiento sobrenatural, tan presentes en nuestra sociedad, no dejan de girar alrededor del pensamiento mágico. El 13 en nuestra cultura o el 4 en la nipona son números que en el consciente colectivo están asociados a la mala suerte. Así, es un dorsal que muchos deportistas no quieren llevar o un piso en el que muchos no quieren vivir.

Delirios

También puede aparecer en circunstancias de delirio, en contextos de psicosis y esquizofrenia. Las creencias excesivamente irracionales están muy marcadas por el pensamiento mágico.

En realidad, casi podríamos observar este pensamiento mágico como una forma de defensa. Ante aquello que no somos capaces de explicar, nuestro cerebro busca una asociación que, cierta o no, sirva como calmante frente a la ansiedad que podría generarnos la incertidumbre.

“La magia es la capacidad de pensar; no es cuestión de fuerza ni de lenguaje“.

-Christopher Paolini-


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