Personas con alta autoestima: 9 características psicológicas

Las personas con alta autoestima confían en sí mismas, son más felices y más exitosas. ¿Quieres descubrir qué les caracteriza? Te lo contamos.
Personas con alta autoestima: 9 características psicológicas
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 04 junio, 2023

La autoestima es quizás el pilar más importante de nuestra arquitectura psicológica. Desde que somos niños y hasta que alcanzamos la vejez, percibirnos y valorarnos de manera positiva nos ayuda a generar y aprovechar oportunidades.

Podríamos definir la autoestima, como la valoración que hacemos de nosotros mismos. Surge de una autoevaluación e incluye lo que una persona piensa y siente acerca de sí misma. Por tanto, está asociada a si el individuo se siente digno y merecedor de amor y respeto.

Las personas con alta autoestima pueden ser muy diferentes entre sí. Sin embargo, reúnen una serie de características comunes; como la confianza, la autenticidad y la capacidad de establecer límites con los demás. Profundizamos en ello a continuación.

1. Establecen relaciones de apego seguro

La autoestima está muy relacionada con el estilo de apego, y es que esta comienza a gestarse en la infancia, a partir del lazo que el bebé establece con sus figuras de cuidado. Si estas responden a sus necesidades de forma adecuada y consistente, al ofrecer amor y respeto, el niño crece sintiéndose valioso y digno de afecto.

El estilo de vinculación seguro aprendido en la niñez se traslada al resto de relaciones adultas, de amistad, de pareja y de cualquier otra índole. Por lo que estos sujetos son capaces de sentir cercanía emocional, sin caer en la dependencia. Así, disfrutan de relaciones saludables y duraderas.

2. Se conocen a sí mismas

Conocerse a sí mismo es condición necesaria para quererse y respetarse. Las personas satisfechas con su valía personal tienen un buen registro de sus fortalezas y debilidades. Pueden reconocer sus destrezas y sacar provecho de ellas. A su vez, conocen sus puntos débiles y no titubean a la hora de enfrentarlos.



Por otro lado, no suelen percibir a la soledad como un aspecto negativo del cual tienen que escapar, ya que se sienten a gusto estando con su propia compañía.

3. Disfrutan de un mayor bienestar subjetivo

El bienestar subjetivo se define por las sensaciones de felicidad, placer y satisfacción vital y la baja presencia de estados emocionales no placenteros.

Este bienestar, que todos deseamos alcanzar, es más accesible para las personas con alta autoestima. Y es que, dado que somos los seres más importantes de nuestra vida, mantener una buena relación con nosotros mismos nos asegura un mayor grado de tranquilidad y alegría.

4. No temen mostrarse tal como son

Para relacionarnos de manera adecuada con los otros, necesitamos sentir confianza. Es esta seguridad la que nos permite ser auténticos, mostrarnos de forma genuina, sin miedo al rechazo y sin necesidad de colocarnos una máscara para aparentar.

Así, los individuos con alta autoestima no necesitan esconderse ni asumir una actitud defensiva por default. No suelen sentir ansiedad ante la interacción social y logran relacionarse desde posiciones equilibradas y satisfactorias. El amor y el respeto que sienten por su existencia, lo trasladan a los demás, y esperan recibir los mismos sentimientos a cambio. Por ende, es poco probable que se involucren o permanezcan en vínculos tóxicos y dañinos.

5. Son más optimistas

La persona que se sabe valiosa, digna y merecedora, ve su futuro más abierto y brillante. La confianza en sí misma le permite esperar buenos resultados, ya que sabe que cuenta con las capacidades para lograr lo que se proponga. Además, es más probable que se centre en aquellos aspectos que funcionan en su vida, y en el modo de mejorar lo que no funciona, en lugar de estancarse en el victimismo.

6. Salen fortalecidas de las adversidades

Frente a situaciones adversas de la vida, las personas con alta autoestima son más capaces de atravesarlas, aprender de ellas, recuperarse y salir fortalecidas. Y es que, al tenerse a sí mismas, al estar dispuestas a cuidarse y acompañarse de manera amorosa, logran realizar los procesos de forma más eficaz y menos dolorosa.



7. Son asertivas

La asertividad implica adoptar una posición equilibrada frente a los demás, en la que no tratemos de imponernos ni tampoco nos dejemos subyugar. Y, para esto, es imprescindible contar con una autoestima fortalecida.

Quienes la poseen, logran expresar sus deseos, emociones, opiniones y necesidades con firmeza, pero con respeto. Saben establecer límites y no recurren ni a la sumisión ni a la agresividad para mantener sus vínculos.

8. Aprenden de sus errores y son capaces de asumir retos

Solemos pensar que las personas déspotas y egocéntricas que nunca admiten sus errores tienen una alta autoestima; pero esto no es así. Quienes se aprecian y se valoran a sí mismos de forma genuina, lo hacen con sus luces y sus sombras, no necesitan aparentar ser perfectos y son capaces de reconocer sus fallos y afrontar las críticas.

Las personas que entienden que los errores son parte del proceso no les tienen miedo; al contrario, aprenden de sus caídas y se levantan con una determinación renovada. El buen autoconcepto que poseen les permite asumir retos, sabiendo que serán capaces de alcanzar su meta y que, si esto no sucede, habrán extraído valiosas lecciones en el camino.

9. Son autónomas, responsables y desenvueltas

Por último, podemos inferir el nivel de autoestima de una persona observando cómo se hace cargo de su propia vida. Y es que, en general, estos individuos son autónomos, resueltos e independientes. Se valen por sí mismos y se hacen responsables de su situación y de sus acciones.

En cambio, cuando falta autoestima, la persona se percibe a sí misma como débil e incapaz y por ello tiende a buscar en otros la aprobación o el soporte que no obtiene desde dentro.

Un concepto en movimiento

La percepción que tenemos sobre nosotros mismos no es estática ni mucho menos irreversible. De hecho, puede presentar ciertas fluctuaciones de un día a otro e incluso al interactuar en diversos espacios. Hay muchos factores que entran en juego. Por ejemplo, una persona puede sentirse a gusto con su apariencia, pero no con su desempeño laboral, o viceversa.

De este modo, es importante saber que las personas no tienen buena o mala autoestima de una forma determinante y extremista, sino que tienden hacia uno de esos puntos. Si entendemos que la autoestima es un concepto en movimiento, podemos comprender entonces que puede trabajarse.

Todos podemos mejorar nuestra autoestima

No todos hemos tenido las condiciones adecuadas para formarnos una imagen positiva de nosotros mismos. Por desgracia, son muchas las personas que no han recibido ayuda para identificar todo lo bueno que hay en ellas. Es más, no son pocas las que han tenido personas a su alrededor que se han esforzado en hacerles ver todo lo contrario.

Si este es tu caso, necesitas saber que puedes trabajar tu autoestima. Para ello, será necesario que analices qué concepto tienes de ti mismo, cómo ha llegado a formarse y qué necesitas cambiar.

Existen diversas pautas y herramientas que pueden ayudarte a mejorar la visión que tienes de ti mismo. No obstante, contar con ayuda profesional es el mejor modo de alcanzar tu objetivo. Por ello, si sientes que lo necesitas, no dudes en comenzar este trabajo personal.


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